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Silvina Ocampo: el viaje olvidado

La figura de Silvina Ocampo resulta clave en la escena literaria argentina. Envuelta en uno de los ambientes culturales más prestigiosos, desarrolla sus principales intereses en dos ramas del arte: las artes plásticas y la literatura. En este artículo, profundizamos en su acercamiento a la pintura y el rescate de sus poemas y cuentos, reconocidos por sus innovaciones en el género fantástico.


Silvina Ocampo

Silvina Ocampo nació en Buenos Aires el 28 de julio de 1903 y falleció en 1993. Fue la menor de las seis hijas de Manuel Silvino Ocampo y Ramona Aguirre, quienes pertenecían a familias de la alta burguesía de Buenos Aires. 

Silvina siempre estuvo rodeada de escritores y escritoras ilustres, como su hermana Victoria –fundadora de la revista Sur–, su esposo, Adolfo Bioy Casares, y su amigo Jorge Luis Borges. Por esa razón, entre otras, pasó casi inadvertida en el panorama literario-cultural del país. Tímida, se negaba a dar entrevistas y astutamente elegía el bajo perfil, mientras tejía su vida como un texto que permite reflexionar sobre la escritura.   

Desde hace pocos años, escritores y escritoras, críticos y críticas, investigadores e investigadoras, y periodistas están recogiendo ese legado, y coinciden en que la propuesta estética de Silvina –su obra abarca poesía, cuentos, novelas, traducciones, pinturas y dibujos– redimensiona su lugar en la escena literaria nacional.
 


El caballo alado, según Pablo Medina

En 1940, después de años de convivencia, Silvina contrae matrimonio con Bioy Casares. Esta famosa pareja literaria tenía un fuerte lazo afectivo y profesional. Bioy supo declarar que nunca publicó nada sin mostrárselo antes a Silvina, y la escritora a su vez –en 1987– afirmó: “En general, sigo sus observaciones: pero a veces, cuando él me dice que debería eliminar un pasaje o contar algo de otro modo, lo dejo tal cual, y a menudo tengo razón”. Silvina poseía una inteligencia aguda… y lo sabía. Por otra parte, y a pesar de todos los años de vida en matrimonio, Bioy no se privó de tener amigas y otros amores, y todo parece indicar que Silvina tampoco.

 

La pintura

La “más inteligente de las Ocampo”, como se solía afirmar, tuvo dos pasiones: la pintura y la escritura. Desde pequeña dibujaba y pintaba, y en París tomó clases con el maestro surrealista Giorgio De Chirico y con Ferdinand Léger.  

Con el maestro De Chirico, Silvina supo tener un intercambio de pareceres: “Discutí con De Chirico y le dije que él sacrificaba todo en nombre del color. Él me respondió: ‘¿Qué más hay además del color?’. ‘Tienes razón pero el color me molesta. No puedes ver la forma en la confusión de tantos colores (…) Así es como empecé a desilusionarme cada vez más. Me alejé de una pasión que era para mí también una tortura. ¿Qué me quedaba? ¿Escribir? ¿Escribir?”, contaría años más tarde.  

Silvina Ocampo

Bioy, a su vez, afirmó que el maestro De Chirico recordaba a Silvina como una de las personas más extraordinarias que había conocido. Todavía hay pocas alusiones y estudios de la obra de Silvina Ocampo como pintora. Se sabe que hizo exposiciones y que los dibujos de desnudos le interesaron a Emilio Pettoruti, quien le había propuesto realizar una muestra en París. Pero la madre de Silvina se opuso a esa idea y no se concretó. Finalmente, Silvina se decidió por su otra pasión: la escritura.  

 

La escritura

Si bien sus escritos eran reconocidos por un pequeño círculo, será recién a partir de los años ochenta, y principios de los noventa –donde se destaca la antología compilada por Matilde Sánchez, Las reglas del secreto–, cuando comienza a dimensionarse su obra. La construcción discursiva de su literatura hace que sea imprescindible el abordaje desde múltiples lecturas.  

De los famosos cuentos de Silvina, que oscilan entre lo fantástico y lo maravilloso –y donde se leen atmósferas inquietantes–, se destaca «Autobiografía de Irene», por su complejidad compositiva y temática. En el cuento asistimos a varios de los recursos que están presentes en la escritura de Borges y de Bioy. Estos escritores entienden la literatura como algo construido conscientemente, que no tiene como finalidad imitar la realidad, ni es esta el sistema de referencia. En «Autobiografía de Irene» hay una postulación rigurosa del verosímil fantástico, una circularidad perfecta, y anuncia los límites de las convenciones autobiográficas y de la ficcionalidad de toda autobiografía.

 

La furia, según el escritor Pedro Mairal y el historietista Juan Saénz Valiente.

La revista Sur publicó los primeros cuentos, poemas y traducciones de Silvina. También allí aparecen las primeras reseñas de sus libros, y es singular la severidad con que su hermana Victoria escribe sobre Viaje olvidado (1937), el primer libro de Silvina. Respecto de ese texto, años más tarde Silvina dirá: “Cuando escribía Viaje olvidado, escribía de cualquier manera. De pronto, esa ‘cualquier manera’ tenía ciertos hallazgos en las frases, que aún hoy me gustan”. 

Actualmente se considera que Viaje olvidado es un texto clave en la obra de Ocampo, donde ya puede leerse cierto carácter pictórico de la prosa y una visión poco convencional del mundo. La narrativa de Silvina Ocampo exhibe espacios cerrados; tensiones entre los juegos de poder y la venganza; máscaras y engaños; juegos de doble y erotismo, y un particular anclaje en lo fantástico. En sus escritura se bucea en la niñez y se problematiza la cuestión del género sexual, como en los cuentos «Las vestiduras peligrosas» y «El vestido de terciopelo». Asimismo, los dos últimos libros de Silvina –Y así sucesivamente (1987) y Cornelia frente al espejo (1988)– convocan decididamente la participación activa del lector y/o la lectora. También recordemos que junto con Borges y Bioy realizó la famosa Antología de la literatura fantástica (1940) y la Antología de la poesía argentina (1946). 

Silvina Ocampo

Silvina recibió varios premios nacionales e internacionales: en dos ocasiones el Gran Premio Nacional de Literatura, el Premio Nacional de Poesía, y la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores. También fue reconocida como Ciudadana Ilustre de la ciudad de Buenos Aires, y fue condecorada con la orden de las Artes y las Letras en Francia (1985). La particular vida y obra de Silvina ha sido llevada al cine y al teatro, donde destacamos el film documental Las dependencias –realizado en 1998 por Lucrecia Martel–, y la puesta en escena de Cortamosondulamos (2002), una adaptación de cuentos dirigida por Inés Saavedra. Recientemente se acaba de realizar la película literaria Cornelia frente al espejo, dirigida por Daniel Rosenfeld, una adaptación del cuento homónimo realizada por el propio Rosenfeld y la actriz Eugenia Capizzano

 

Trailer de Cornelia frente al espejo

 

Para leer:

Silvina Ocampo escribió cuentos, novelas, poemas, piezas teatrales y realizó numerosas traducciones de poetas ingleses y norteamericanos. Entre su extensa obra se destaca: Viaje olvidado (1937), Autobiografía de Irene (1946), La furia (1959), Las invitadas (1961), Los días de la noche (1970), Y así sucesivamente (1987), Cornelia frente al espejo (1988). En poesía: Enumeración de la patria (1942), Espacios métricos (1942), Los sonetos del jardín (1946), Poemas de amor desesperado (1949), Los nombres (1953), Lo amargo por dulce (1962), Amarillo celeste (1972). Junto con Adolfo Bioy Casares escribió Los que aman, odian (1946) y junto con J. R. Wilcock creó la pieza teatral Los traidores (1956). 

 

Para seguir investigando: 

-AA. VV., La ronda y el antifaz. Lecturas críticas sobre Silvina Ocampo (introducción, prólogo y notas de Nora Domínguez y Adriana Mancini). Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA), 2009.

En general, soy fiel a la imaginación». Entrevista de Mempo Giardinelli aparecida en Así se escribe un cuento y publicada originalmente por La Maga, en 1993. 

-Entrevista de María Moreno a Silvina Ocampo (Suplemento Radar, Página/12).  

-Mancini, Adriana. «Alas de mariposa, una princesa y un pájaro azul», en Boca de Sapo. Tercera época, Nº 9, Año XII, abril 2011, página.79.

-Mancini, Adriana. Silvina Ocampo. Escalas de pasión. Buenos Aires, Grupo Editor Norma, 2003.

-Mancini, Adriana, «Silvina Ocampo: la literatura del Dudar del Arte», en Sylvia Saítta (directora), El oficio se afirma, tomo 9 de Historia crítica de la literatura argentina dirigida por Noé Jitrik, Buenos Aires, Emecé, 2004.

-Peralta, Jorge. «Lirismo, autobiografía y autoficción en Viaje Olvidado de Silvina Ocampo», en Piedra y Canto, Nº 11-12, 2005/2006, páginas 131-145.

-Tomasini, Graciela. «La paradoja de la escritura: los dos últimos libros de Silvina Ocampo». En Anales de literatura hispanoamericana, Nº 21. Editorial Complutense, Madrid, 1992.

-Ulla, Noemí. Encuentros con Silvina Ocampo. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982.

-Valenti, Nora. «El camino de la escritura en algunos cuentos de amor de Silvina Ocampo», en Centro Virtual Cervantes.

 

Ficha

Publicado: 26 de julio de 2012

Última modificación: 18 de julio de 2022

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Alejandra Torres

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