Bienestar digital y adicción a internet

En una cultura digital y algorítmica como en la que vivimos, tanto estudiantes como docentes estamos cada vez más expuestos a grandes volúmenes de datos, estímulos visuales, sonoros, contenidos diversos y variedad de herramientas y aplicaciones digitales.

En otras palabras: estamos inmersos en un ecosistema de pantallas, múltiples pantallas, ubicuas y omnipresentes, desde los monitores de las computadoras, notebooks y netbooks, pasando por los televisores smart, hasta llegar a las tabletas y smartphones. Esta “permanencia” en pantallas y esta conexión “continua” requieren una gestión equilibrada, un manejo saludable.

Gestionar el acceso a internet, navegar los entornos virtuales y hacer un buen uso de las tecnologías implica:

1. Promover el uso responsable y ético de tecnologías y dispositivos digitales
2. Desarrollar la mirada crítica de las tecnologías y los modos de utilizarlas.
3. Prevenir riesgos y desarrollar medidas para proteger la salud física y mental, el acceso a los dispositivos, los datos personales, la huella digital y el cuidado del medio ambiente al usar tecnologías digitales.
4. Formar ciudadanos digitales competentes y sensibles.

La educación desempeña un papel vital en el desarrollo del bienestar digital: la salud se cuida tanto en los entornos físicos como en los virtuales. Por ello, es necesario crear ambientes digitales seguros y positivos en los ámbitos educativos. Necesitamos preparar a las niñas, los niños y los adolescentes para enfrentar los desafíos digitales con equilibrio y responsabilidad.

Adicción a internet

La adicción a internet se refiere a la imposibilidad de controlar el impulso de conectarse a internet. Afecta el propio desarrollo, las emociones, las capacidades cognitivas, la salud en general y las relaciones con otros. Suele convertirse en un obstáculo para el cumplimiento de cualquier objetivo.

Este tipo de adicción está cada vez más extendida y es necesario poner en marcha medidas que ayuden a las personas a recuperar sus vidas. En general, las aplicaciones de redes sociales: Instagram, Facebook, WhatsApp, TikTok, etc.) de contactos y citas, de juegos de apuestas online y de compras online son las que están provocando mayores problemas.

Existen tres motivos principales por los que una persona puede hacerse adicta a internet:

1. Obsesión constante por estar en línea.
2. Dificultades para relacionarse socialmente fuera del entorno digital.
3. Falta de autocontrol para desconectarse.

Quienes padecen más esta adicción suelen ser adolescentes. También son especialmente vulnerables, las personas con:

1. Problemas de socialización.
2. Trastornos de ansiedad y/o depresión.
3. Problemas de adicción a drogas.

Los primeros en detectar el problema suelen ser docentes y familiares, por eso compartimos algunos síntomas de ciberdependencia:

• Síndrome de alienación: sentirse menos que los demás por no estar conectado en la red, provocando soledad, tristeza y depresión.
• Phubbing: darle más importancia al dispositivo de conexión que a las personas que lo rodean en el momento.
• Textofrenia: sentir que el teléfono recibe notificaciones pero en realidad no ha llegado nada.
• Nomofobia: miedo a no tener el celular al lado o salir de la casa sin él.
• Vamping: estar conectado hasta altas horas de la noche a las redes sociales.
• Taxiedad: sentimiento de angustia al ver que no se recibe respuesta inmediata de un mensaje.
• Síndrome del mensaje múltiple: necesidad de pertenecer a múltiples chats e interactuar en todos para sentirse socialmente incluido.

¿Cómo podemos abordar la adicción a internet desde el bienestar digital? ¿De qué manera es posible fomentar el uso saludable y reflexivo de las tecnologías, en especial, internet?

Algunos consejos:

1. Ser conscientes de la conexión digital y el tiempo que consume.
2. Establecer límites de tiempo para el uso de dispositivos y redes sociales.
3. Gestionar redes sociales, evitar la comparación con otros, favorecer el descanso, evitar la sobreexposición.
4. Configurar notificaciones para reducir las distracciones y favorecer la concentración.
5. Planificar desconexiones digitales, tomar pausas para descansar.
6. Dormir con el celular fuera de la habitación.
7. Utilizar los momentos de encuentros familiares: desayuno, almuerzo y/o cena para comer tranquilamente, conversar y no chatear.
8. Promover el ejercicio físico al aire libre y las relaciones sociales presenciales.
9. Escribir una lista con las actividades que se pueden hacer sin usar el celular.
10. Fomentar la participación y el involucramiento de la familia en el reconocimiento del problema y en el trabajo para la recuperación.
11. Consultar con un profesional en el tratamiento de las adicciones.

 El uso balanceado de los dispositivos y plataformas es la mejor manera de evitar las dependencias digitales.