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De qué hablamos cuando hablamos de dislexia

En esta entrevista con educ.ar, María Pujals explica de qué se trata uno uno de los trastornos del lenguaje escrito más habitual en los niños y cómo es posible detectarlo desde temprana edad para brindar el acompañamiento y tratamiento correspondiente, tanto en el contexto escolar como familiar. 


Sobre María Pujals

Es licenciada en psicopedagogía, especialista en dificultades de aprendizaje, docente de la carrera Psicopedagogía en la Universidad de San Martín (UNSAM), investigadora en el área de la lectura y la comprensión lectora e integrante del equipo de Psicopedagogía del Hospital José J. M. Penna.

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—¿Qué es la dislexia?
—Es una dificultad específica en la automatización de la lectura que se caracteriza por presentar dificultades en el reconocimiento preciso y fluido de las palabras, dificultades para deletrear y también en la ortografía. Estos obstáculos provienen de una deficiencia en el procesamiento fonológico del lenguaje y son «inesperadas» en relación a otras habilidades cognitivas y a la enseñanza recibida. 

Según múltiples investigaciones en el mundo entre un diez o un quince por ciento de la población tiene dislexia, es decir: 1 persona cada 10. 

—¿Afecta el rendimiento escolar de las personas?
—Si no es detectada a temprana edad, sí. En cambio, las personas que reciben un tratamiento a tiempo, tienen una intervención específica y adaptaciones escolares adecuadas rinden apropiadamente y se desarrollan sin mayores dificultades, porque en general cuentan con buenos recursos cognitivos. 

—Además de la lectura y la escritura, que son las dificultades más conocidas, ¿qué otros aspectos del niño se ven afectados?
—Los niños pueden presentar problemas para recordar y usar reglas ortográficas, dificultades con la memoria verbal o con las habilidades numéricas como el cálculo mental y/o la memorización de las tablas de multiplicar. También pueden hacerse presentes dificultades en el habla o en la evocación de palabras y, en algunos casos, en lo que es la coordinación visomotora. Otros casos recurrentes, son las dificultades de atención o de conducta, en ese caso es necesario detectar mediante un diagnóstico específico si se trata de una consecuencia de la dislexia o son parte de otras dificultades asociadas.

—¿Cuáles son los primeros indicadores que generalmente pueden detectar los docentes o la familia?
—Si bien la dislexia es una dificultad que aparece cuando el niño es expuesto a la enseñanza formal de la lectura, existen indicadores tempranos a los que se les debería prestar atención. Estos signos varían según la edad y nivel escolar:

  • En el Nivel inicial (entre los 4 y 5 años), los signos podrían ser: dificultades la adquisición del lenguaje oral; desinterés por las letras y las palabras; dificultades en la conciencia fonológica, es decir, en la capacidad de identificar que las palabras se encuentran formadas por sonidos, que a su vez se encuentran representados por las letras; dificultades en el reconocimiento de las letras trabajadas y en la escritura del nombre propio; historia familiar de dificultades en la lectura.
  • Durante el primer grado, los indicadores de alerta pueden ser: no haber logrado aprender el abecedario y el sonido de las letras; no poder escribir palabras sencillas de manera autónoma; cometer errores en la escritura y la lectura de palabras frecuentes (sustituciones, omisiones, adiciones, rotaciones e inversiones de letras); no lograr leer oraciones sencillas y comprenderlas; no ser capaz de escribir oraciones de manera autónoma, separando las palabras. 
  • Durante el primer ciclo de la escolarización primaria: errores de precisión en la lectura y/o escritura: omite, sustituye, agrega invierte letras o cambia palabras; no lograr una lectura fluida y precisa de textos adecuados a cada edad; persiste una lectura de tipo silabeante, vacilante y/o lenta; dificultades para comprender lo leído. 
  • En el segundo ciclo de escuela primaria y durante la escuela secundaria: presenta lectura lenta y a veces poco precisa o vacilante; persisten errores de ortografía; no logra comprender lo leído; tiene mejor rendimiento oral que escrito; estudian de memoria; evitan la lectura; presentan dificultades de lectura que comprometen el rendimiento de otras áreas académicas: historia, geografía, ciencias naturales, entre otras. 
Es importante que los maestros y docentes evalúen lectura en voz alta, para poder detectar estas dificultades, teniendo en cuenta la cantidad de palabras por minuto que es esperable para cada año escolar.
Nivel Grado Palabras leídas por minuto
Primaria 1.° 35 a 59
Primaria 2.° 60 a 84
Primaria 3.° 85 a 99
Primaria 4.° 100 a 114
Primaria 5.° 115 a 124
Primaria 6.° 125 a 134
Secundaria 1.° 135 a 144
Secundaria 2.° 145 a 154
Secundaria 3.° 155 a 160
 

Todos esos signos, podrían ser indicadores de un trastorno disléxico, siempre y cuando el niño haya recibido una enseñanza explícita, gradual y secuenciada de las habilidades de lectura. 

—¿A dónde deben recurrir las familias una vez que detectan el problema?
—Una vez que los docentes o los padres identifican el problema deben consultar a un profesional formado en el área, puede ser un psicopedagogo con orientación neurocognitiva, un fonoaudiólogo con orientación neurolingüística o un psicólogo con formación neurocognitiva, para que a través de un diagnóstico completo confirmen si se trata o no de una dislexia y se realicen las orientaciones y acciones pertinentes.

—¿Qué tipo de tratamientos deben recibir los niños?
—Cuando se concluye que se trata de una dificultad específica en la lectura o una dislexia, es necesario un tratamiento mediante una intervención ajustada y secuenciada, en donde se utilicen programas y materiales basados en evidencia empírica. Siempre se debe trabajar de manera articulada con la familia, la escuela y otros profesionales. 

—¿Cómo los docentes desde su rol pueden acompañarlos y ayudarlos en su recuperación?
—En primer lugar, los docentes deben tener en cuenta que, de acuerdo a las estadísticas mundiales, en todas las aulas 1 de cada 10 niños presentan dislexia. Esta puede ser leve, moderada o severa. Por ese motivo, es importante que el docente pueda identificar a estos niños para prestarles especial atención. No se trata de «etiquetar», sino de «identificar» para poder ayudarlos. Porque ocurre que muchas veces, aquellos alumnos que se «dispersan» y/o «molestan» en clase, son los mismos que se sienten frustrados porque no logran los resultados esperados y pierden la motivación. 

 La falta de motivación, a su vez, puede generar resistencia y rechazo por la lectura, lo que incrementa la dificultad. Hay que romper el círculo negativo y transformarlo en un círculo virtuoso. 

Si el docente logra identificarlos a tiempo, antes de tercer grado, y se hacen las intervenciones y adecuaciones apropiadas, en general, podrán compensar su dificultad. 

—Dentro de la escuela, ¿cuáles serían las recomendaciones para que los docentes trabajen con estos niños?
—Pueden trabajar en pequeños grupos, lo que permitirá brindar una enseñanza ajustada y secuenciada para evaluar con mayor intensidad y sistematicidad a los niños que presentan dificultades. Los disléxicos, que en general son resistentes a la intervención, necesitan que se les enseñen lenta y cuidadosamente las habilidades básicas del lenguaje escrito: los sonidos y las letras que forman las palabras y luego requieren mucha práctica para automatizar y lograr velocidad lectora. Si el niño ya ha sido diagnosticado por un profesional, que determina que se trata de una dislexia, el docente debe pedirle que le envíe las adecuaciones de acceso necesarias para que pueda avanzar y rendir dentro de lo esperable. 

—¿Cuál es el rol de las familias para acompañar este proceso?
—Los padres pueden generar desde el hogar situaciones placenteras de lectura en voz alta, compartida y asistida, revisando los cuadernos y ayudando en las tareas. Ellos deben poder comprender el esfuerzo que hace el niño y la sensación de frustración que muchas veces sienten, para acompañar y no exigir más allá de lo posible. También es importante que busquen actividades, tal vez extraescolares, donde se destaquen: arte, deportes, música, entre otras. En general son niños creativos, inquietos e inteligentes.  

—En el contexto del aula, ¿cómo el docente puede intervenir para que los niños que tienen dislexia u otra problemática del lenguaje no queden excluidos del grupo de pares?

—Los docentes pueden intervenir haciendo ciertas adecuaciones de acceso:

  • Enseñanza más activa y participativa.
  • Evaluaciones orales y presentación de trabajos grupales. 
  • Reevaluación oral cuando les va mal en una evaluación escrita.
  • Ayudarlos en la comprensión de consignas o simplificárselas. 
  • Anticipación de los textos antes de la evaluación y/o reducir la cantidad de libros que deben leer. 
  • Entrega anticipada de temas nuevos para que los pueda leer con antelación. 
  • Fotocopias con letra tamaño 14 e interlineado de 1,15. 
  • Evitar las copias excesivas del pizarrón si presentan dificultades de escritura. Darle fotocopias para que dediquen el tiempo a la realización de las tareas y no a la copia. 
  • No bajar puntos por faltas de ortografía. 
  • Darle más tiempo para que termine sus trabajos o evaluaciones.
  • Si se va a evaluar lectura, darle el texto antes para que lo practique y no hacerlo leer frente a sus compañeros si no lo desea. 
  • En matemática: verificar que comprende los enunciados de los problemas, permitirle usar las tablas y el castillo de números si lo necesita. 

Estas adaptaciones de acceso, funcionan como ayudas que permiten que el niño disléxico se encuentre en igualdad de condiciones que el resto de los niños que no presentan esta dificultad. No son un beneficio o una ventaja, sino que sin ellas no pueden mostrar todo lo que saben y pueden.

Recursos recomendados para trabajar la dislexia

Dados de madera con letras en sus caras.

La licenciada, además, compartió una serie de recursos que pueden utilizarse a la hora de tratar una dislexia. «Hay muchos recursos tecnológicos y programas específicos disponibles para trabajar sobre este trastorno y a veces es difícil identificar el más adecuado para cada caso. Lo importante es saber por qué y para qué se lo va a utilizar», explicó Pujals y compartió una lista de recomendados: 

  • Enseñanza explícita y lenta de los sonidos y las letras que representan las palabras. 
  • Lecturas repetidas de textos breves.
  • Uso de juegos didácticos.
  • Ayudas de memoria: tablas de multiplicar, castillo de números, tarjetas con datos que no logra retener, por ejemplo acentuación de las palabras, tipos de palabras, entre otros.
  • Uso de computadoras y lectores de texto, si fuera necesario. Estos lectores de texto están incluidos en las computadoras y tabletas en la opción de accesibilidad. 
  • Balabolka, que es un programa gratuito que permite guardar, editar y escuchar textos de audio. 
  • Páginas de internet a las que pueden recurrir los docentes, donde se encuentran actividades específicas y gratuitas para toda la clase o para trabajar en pequeños grupos: 
  • 9 letras
  • Oxeducation 
  • Zona CLIC

Ficha

Publicado: 03 de julio de 2017

Última modificación: 06 de diciembre de 2022

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Docentes

Familias

Área / disciplina

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Primario

Secundario

Categoría

Artículos

Modalidad

Todas

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familia

escritura

lectura

Universidad Nacional de San Martín (Unsam)

niñas y niños

trastorno del habla

dislexia

Autor/es

Nahir Di Tullio

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