Pablo Baques: Los Collares de Newport
El único requisito para esta divertida y sorprendente aventura intelectual que se desarrolla en el marco de una comunidad de aprendizaje es saber sumar. Con la suma se inicia este juego matemático de construir “collares” que se convierten en matrices, notas musicales, planillas de cálculo y se relacionan con historias, personajes y cualquier otro producto de la imaginación.
Nuestro entrevistado desarrolla ese programa en la Argentina y los Estados Unidos, con “aprendices” de distintas edades. Inició su carrera docente en la Argentina, carrera que luego prosiguió en los Estados Unidos. Participó con funciones ejecutivas en los X Juegos Panamericanos de 1987, en Indianápolis, y de los XII Juegos Panamericanos, que se llevaron a cabo en Mar del Plata en 1995.
En la entrevista realizada por educ.ar, Pablo Baques cuenta los detalles de este ingenioso programa de aprendizaje.
Pablo Baqués: —Un programa integrado de aprendizaje en cuatro disciplinas.
—¿Cuáles son esas disciplinas?
—Matemática, Música, Programación y Lengua y Comunicación. Esta última es la más importante de las cuatro.
—¿Y cuál es el elemento que las integra?
—Los Collares. Un concepto que se desarrolla al comenzar el programa y que enhebra las cuatro áreas.
—¿Pero qué son los Collares en sí?
—Son secuencias de dígitos generadas mediante una “gramática" a partir de un número escogido.
—No te sigo mucho... ¿podrías darme un ejemplo?
—Por supuesto. Elegí un número de dos cifras.
—El 21.
—Muy bien; voy a desarrollar el Collar del 21:
2 1=3
Escribo el 3 y tengo:
213...
3 1 = 4
Escribo el 4 y tengo:
2134...
Voy agregando una cuenta del collar por vez, sumando los dos últimos dígitos.
Como 3 4 = 7, tengo:
21347...
Sigo así hasta que se repita el 21.
—¿Y hasta cuándo deberé seguir?
—Es mejor que eso lo descubras vos, como lo descubren los aprendices de Los Collares... pero te voy a dar una pista: si llegás a los 30 dígitos y no se repitió el 21, algo falló.
—Bueno... ¿ y después?
—Como el ciclo propone lo inductivo, la investigación, cuando terminás el primer Collar cabe preguntarse: "¿Cuántos Collares existen?".
—Y... ¿cuántos Collares existen?
—No, no, dije que la pregunta cabe cuando terminás el primer Collar.
—Pero ¿podés darme una idea?
—Está bien. Son mucho menos de lo que intuitivamente pensamos. Hay quienes aventuran 50, 30 y otros hasta 90. La verdad es que son muy pocos. Basta con los dedos de... Bueno, pero ya tenés la pista que pedías. Cuando llegás a conocer todos los Collares llegás a una etapa muy importante del ciclo. Lográs completar el Inventario.
—Completo el Inventario. ¿Y después?
—Con el Inventario, podemos desarrollar la Matriz.
—¿Qué es la Matriz? ¿Para qué sirve?
—La Matriz es un cuadro de números. Está formada por filas y columnas. Mediante un código de colores a elección del aprendiz mostramos la pertenencia de cada número a su respectivo Collar. Esto pone en perspectiva el Inventario, pero por otro lado la Matriz cobra vida propia cuando los aprendices advierten el singular equilibrio y el ritmo de colores que la Matriz revela a quien la observa detenidamente.
—Hmm… el ritmo de la Matriz. ¿y después?
—A esta altura del programa los Collares han cobrado definitivamente una entidad, una personalidad casi, en la mente de los aprendices. Entonces viene la pregunta: ¿tendrán música los Collares?
—¿Cómo lo averiguamos?
—Cada cual asigna libremente una nota musical a cada dígito del 1 al 9. También a su arbitrio, asigna una duración a cada nota, intercala silencios, y determina un ritmo. Puede ejecutar la secuencia de derecha a izquierda o de izquierda a derecha. En fin, el aprendiz-compositor puede hacer todo aquello que su inspiración le dicte mientras mantenga el orden de la secuencia provista por el Collar y ateniéndose a su código de traducción de dígito a nota.
—¿Y para qué instrumento se compone la melodía?
—También eso queda librado a la elección del compositor. Es posible usar un software cuya versión gratuita permite componer sobre el pentagrama musical y luego ejecutar la melodía con distintos instrumentos o varios a la vez.
—Como una orquesta. ¿La Sinfonía de los Collares?
—Todavía nadie la ha escrito... Se buscan compositores.
—Hablaste de programación además de matemática y música.
—Llega el momento en que nos cansamos de armar Collares a mano. Programamos una planilla de cálculo para que los fabrique.
—¿¡Fabrique!?
La programamos para poder entregarle un número y que nos arme un Collar con los parámetros que definimos. A partir de esta automatización de la generación de Collares, el horizonte se expande notablemente a nuevas gramáticas, a otros sistemas numéricos y a más dígitos iniciales. Esta fase tiene por finalidad enseñar programación con un objetivo muy bien definido de antemano. En lugar de poner el software, en este caso la planilla de cálculo, en el centro del aprendizaje, aquí el mandato es armar los Collares. La planilla de cálculo queda entonces como una herramienta para un fin, no es el objeto de estudio principal. De la misma forma, en la fase musical, el objetivo no es aprender composición musical desde cero, sino componer usando una base acotada provista por el Collar. Eso permite además comparar mejor el trabajo de los distintos aprendices y favorece la comunicación entre ellos. Por eso decía al principio que los Collares enhebran las áreas.
—Hablás de los aprendices del ciclo. ¿De qué edades son?
—He trabajado con grupos de chicos de 10 años y grupos de adultos. La edad no tiene mucho que ver con la creatividad y la comunicación, que son lo más importante del ciclo. Los grupos que mejor funcionan son los que mezclan razonablemente edades, culturas e idiosincrasias.
—¿En qué idiomas se imparte el ciclo?
—Por ahora sólo en castellano y en inglés. El cruce de los dos provee una excelente plataforma para la práctica del idioma extranjero correspondiente en cada caso.
—¿El ciclo es presencial o a distancia?
—Se imparte de las dos formas.
—¿Qué herramientas se usan en la modalidad a distancia?
—Las interactivas de texto, audio y video. Usamos e-mail y chat (el chat es muy poderoso), llamada telefónica en conferencia y, si está dentro de las posibilidades del receptor, videoconferencia. La idea es lograr una fusión de tecnologías dando importancia a la carga informativa y afectiva (el “throughput”) y no al medio utilizado para entregarla. Para lograr esa homogeneización de tecnologías, los contenidos que he descrito arriba se distribuyen y analizan en un contexto virtual y divertido que facilita la comunicación: el Tren.
—¿Un tren?
—Sí, es un tren imaginario en el que los aprendices se trasladan entre las distintas estaciones del trayecto de aprendizaje. La locomotora del tren se impulsa en base a la adquisición de conocimientos y a la creatividad de los aprendices. Las estaciones del recorrido tienen nombres que se vinculan con las etapas cumplidas para llegar a ellas.
—¿Cómo se llaman?
—Quintaesencia, Sonora, If…
—¿Pero cuál es el propósito ulterior de los Collares? ¿Adónde lleva este tren que describís?
—A la formación de comunidades de aprendizaje. Los contenidos de matemática, música y programación nutren el desarrollo de la comunidad de aprendizaje. El viaje en tren es un símbolo de ese desarrollo. Dentro de este contexto simbólico, los contenidos temáticos esbozados arriba son el combustible que la locomotora usa para el viaje. Se “consumen” para que la comunidad progrese, para que evolucione de un lugar a otro. Tal como en la realidad es más importante el viaje a un determinado lugar que la ceniza del carbón quemado en la locomotora, en el Tren de los Collares es más importante la experiencia del aprendizaje que el conocimiento residual del proceso, es decir del viaje. Sin embargo, a diferencia de la realidad, donde la ceniza nos sirve para poco, en la virtualidad esa “ceniza”, ese conocimiento residual, se recicla como combustible de futuros trenes. Esos trenes futuros no tienen por qué seguir siempre por la vía propuesta por los Collares. Aún cuando las áreas temáticas descriptas son susceptibles de estudios de mayor profundidad, hay muchísimas otras vías a explorar.
—¿Podrías mencionar algún ejemplo de esas “otras vías”?
—Sí. Cuando para armar otros Collares cambiamos de sistema numérico, tomamos cuenta de la relatividad de nuestro sistema decimal con respecto a lo absoluto de las cantidades que él representa. Podríamos tomar esta observación para plantearnos si otros conceptos conocidos pueden ser también menos absolutos, más relativos que lo que aparentan. Por ejemplo: el tiempo… y estaríamos en una vía de relatividad que nos conduce a Villa Einstein, con estaciones intermedias en Lago Espejo, Ciudad Luz, y una velocidad del tren cada vez mayor.
—¿Cómo se puede obtener mayor información sobre Los Collares de Newport?
—Mi e-mail es pablo.baques@salve.edu, o bien pbaques@hotmail.com . El primero es el de la Universidad Salve Regina de Newport, estado de Rhode Island, donde soy profesor adjunto de español. El segundo e-mail es particular.
—¿Y a qué te dedicás cuando no estás dando clase o armando Collares?
—A mis tres chicos y a pescar desde un kayak frente a los acantilados de Newport.
—Te deseo buena pesca.
—Muchas gracias por el deseo y por la entrevista.
Fecha: febrero de 2004
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Ficha
Publicado: 18 de octubre de 2013
Última modificación: 23 de octubre de 2013
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