Aprender fracciones y divertirse con Minecraft 

«Con el Minecraft, lo bueno es que aprendés más con un trabajo en equipo.» «Usando el Minecraft te divertís y, además, aprendés. En cambio, cuando hacés una clase común, aprendés pero no te divertís, aprendés nada más. Pero jugando con el Minecraft te divertís, te sentís emocionado.»

Con esas palabras, chicos y chicas de sexto año de primaria del Colegio Benito Nazar, de la ciudad de Buenos Aires, cuentan cómo fue, para ellos, aprender fracciones con el videojuego Minecraft, en el que los jugadores pueden crear mundos y realizar construcciones colaborativamente, superando desafíos.

 
El proyecto lo llevaron adelante las docentes Elena Bertocchi, de 7° año, y María Alejandra Bulfaro, de 6°, junto con Melania Ottaviano, Coordinadora de Informática de la institución, asesoradas por Bernardo Mallaina, docente de informática, y Nicolás Chiari, ambos especialistas en Videojuegos y educación. Con la versión educativa de Minecraft que utilizan, pueden hacer ajustes para que haya más o menos desafíos, y aprovechar algunas herramientas que les permiten a los docentes controlar lo que sucede en la clase y adaptar el juego a los contenidos curriculares que quieren trabajar.

 
Enmarcado en lo que se denomina eduentretenimiento, el desafío fue gratificante para todos. El equipo docente planteó una pequeña aventura en una pirámide con el objetivo de darle a la actividad un contexto de exploración y aventura. Y la respuesta de los chicos y chicas superó las expectativas de los docentes: trabajaron verdaderamente en grupo y con alegría. «Comprendieron que se puede aprender de forma divertida y jugando», concluye Ottaviano.

Además, el elemento motivador del juego resultó crucial. Por ejemplo, al llegar a un punto en el que no podían resolver algunos cálculos porque incorporaban operaciones que aún no habían visto en clase, los propios estudiantes averiguaron en internet cómo resolverlas, para así poder avanzar más niveles en el juego.

Para los docentes también resultó desafiante, ya que tuvieron que decidir qué tipo de actividades incorporar al juego: «Entendí que no era tan complicado proponer una actividad que les sirva —explica María Alejandra Bulfaro—, que se baja un tema y que de la forma más sencilla y dinámica se desarrolla y se trabaja en clase». Para el año próximo, el equipo planea ir más allá, incorporando a los propios docenets dentro de los escenarios del videojuego. 

Los protagonistas cuentan su experiencia

Producción y entrevistas: Verónica Castro.