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Raquel Popovich y Viviana Dehaes: Una experiencia e-ducativa en el medio virtual
En un diálogo que -como no podía ser menos en este caso - se realizó de forma virtual, a través del correo electrónico, una alumna y una profesora de la Universidad Virtual de Quilmes hablan sobre la experiencia que las une.
La profesora, Raquel Popovich, dueña de un destacado currículum, es docente universitaria tanto en entornos virtuales como presenciales. La alumna, Viviana Dehaes, o Viv como todos la llaman, ha realizado otros estudios de nivel terciario en forma presencial, e integra el staff de educ.ar.
La profesora, Raquel Popovich, dueña de un destacado currículum, es docente universitaria tanto en entornos virtuales como presenciales. La alumna, Viviana Dehaes, o Viv como todos la llaman, ha realizado otros estudios de nivel terciario en forma presencial, e integra el staff de educ.ar.
En este relato compartido a través del e-mail, que tiene algo de descarga a tierra y otro tanto de catarsis, dimos forma al entramado de temas que, a voces, nos pedía salir afuera.
Viviana: —Luego de años en la educación presencial (pública y privada) opté por terminar mis estudios a través de una carrera virtual; en un principio los beneficios parecían valer el cambio. Con el tiempo puedo afirmar que valió la pena y que la educación virtual es una herramienta poderosa –refuerzo y adecuación de métodos mediante– para la enseñanza superior (terciaria y universitaria) y los cursos a distancia. Ahora, también con el tiempo, he comprendido que la educación virtual puede ser tan buena o tan mala como la presencial. Y eso depende en gran medida de la comunicación y de los actores.
Raquel: —Te cito algo que me gustó. Nuestra comunicación, dice Tito Nelson Oviedo , “cargada de signos, puede restañar heridas, calmar tempestades, sembrar luz en la mente de nuestro interlocutor, armonizar. Pero también puede abrir heridas, desatar huracanes, envolver en tinieblas, desequilibrar y destruir toda posibilidad de acuerdo”. En este sentido, la comunicación, sea presencial o virtual, tiene impactos similares. En ambos casos los elementos cognitivos, afectivos y expresivos, que entran en juego en la significación-comunicación, crean una imagen compleja que habría que reconocer.
Desde otra perspectiva, una parte de la dificultad radica en que nosotras estamos haciendo una experiencia “de transición” tecnológica, pues interactuamos (por ahora) en un medio virtual que no usa ni la voz, ni la cámara. Así las cosas, las expresiones escritas se ven privadas de los elementos acústicos (acentuación, ritmo, entonación, timbre, intensidad de la voz), el "lenguaje corporal", o bien, la ausencia de la mirada generadora que elige qué comunicar y qué callar.
Viv: —Más allá de que las herramientas de las que se dispone cambian de un medio al otro, una característica sumamente importante de la educación virtual es el canal de comunicación entre el estudiante y el profesor. Tiene que ser fluido y sus componentes deben poner el mayor empeño en que el mensaje sea claro y unívoco ya que debemos prescindir de los gestos, los tonos de voz, y otros elementos que enriquecen la experiencia. Estos son reemplazados por los elementos paratextuales que ayudan a la expresión, el uso de las mayúsculas, las negritas, los emoticones es esencial para enriquecer lo que escribimos.
Así, cuando yo tengo que escribirle a un profesor por algún interrogante que surge, trato de expresar la idea por lo menos de dos formas diferentes; trato de acompañarla con ejemplos, y si puedo también con gráficos. La comunicación en la mayoría de los casos es asincrónica, con lo que la respuesta puede tardar desde horas hasta días, y si la respuesta al mensaje fuera más preguntas –como resultado de que no se comprendió bien– el aprendizaje se dilatará. De allí la importancia de aprovechar al máximo la posibilidad de expresar una idea.
Quizás este problema no tendría tanto peso si se utilizaran herramientas sincrónicas como el chat. Pero también debemos pensar que la libertad que ofrece la educación virtual se desdibuja al poner días y horas para una clase cuasi-presencial.
Raquel: —Recuerdo que cuando comencé a trabajar on line algunos colegas me señalaron que elegían las clases presenciales porque la pantalla era algo frío y distante. En realidad se referían a un supuesto achatamiento del espacio cognitivo, además de la limitación afectiva y expresiva que comentábamos antes. Sin embargo, me sucedió todo lo contrario: no sólo me hice nuevas preguntas sobre la comunicación en el campus sino que descubrí cambios posibles, que antes no veía, en las clases presenciales. Por ejemplo, las competencias escritas se pueden trabajar mucho mejor en el campus (tal como se lo encuentra hoy) y las relacionales interpersonales en la presencial. Así que me centralicé en la mejora cruzada de las competencias: las escritas en la presencial y las interpersonales presenciales en la virtual. Los alumnos compartieron la propuesta y se entusiasmaron muchísimo. Aun cuando, te aseguro, espero con ansiedad el cambio tecnológico que nos permita superar todas las dudas que, en particular, se me presentan en relación con el equilibrio formativo.
Los actores en el campus
Raquel: —Me gustaría resaltar un aspecto: el valor agregado que tiene un diseño educativo que tome en cuenta la diversidad de los actores intervinientes en la educación virtual. ¿Cómo lo ves?
Viv: —Da un poco de temor afrontar la educación virtual, pero creo que tiene que ver mas con el miedo a la tecnología y todo lo que ella implica. Finalmente me di cuenta de que no era para tanto, y me vi rodeada virtualmente de muchas personas dispuestas a ayudarme. Como bien decís, hay varios actores dentro de un campus, una misma resulta serlo; también encontramos, por lo menos en el Campus Virtual de Quilmes, actores valiosos como el tutor, quien aparte de acompañarte durante toda la carrera soluciona tus problemas y te aconseja sobre las estrategias a adoptar respecto del plan de estudios. Resalto esta figura, aún mucho antes de empezar a hablar de los profesores, porque se llega a entablar un lazo muy estrecho con el tutor: él sabe lo que te pasa y te alienta en tus decisiones; es como un amigo que te cuida.
Raquel: —A mí me pasó que me costaba bastante acostumbrarme al tutor. Viniendo de la educación presencial, este actor es nuevo en cuanto a su rol, al menos en una misma persona. Sin embargo, en la Feria del Libro conocí a uno de ellos. La sorpresa fue mutua. Yo no pintaba como él me había imaginado y me lo hizo saber de inmediato. Como bien señalás, respecto de la pérdida de los tonos y los gestos que limitan la riqueza de la experiencia, es notable cómo a través del campus se transmite una imagen parcializada, recortada de los actores. Pero lo más importante que ocurrió es que durante la charla nos dimos cuenta de que estábamos trabajando apasionadamente en lo que nos importaba. Ahí pude entender el rol del tutor, cómo su trabajo exige compromiso, entrega y muchas veces enfrentarse al profesor.
Esta conversación cambió mi perspectiva en cuanto a la valoración de los efectos comunicacionales positivos que tiene el encuentro presencial entre los actores que comparten el trabajo virtual.
En referencia a los vínculos entre los estudiantes: ¿creés que es una cuestión de entrenamiento el obtener el mayor provecho relacional?
Viv: —Los demás estudiantes, sean compañeros en las aulas o no, también forman una red de soporte importante; existe un foro que nos une a todos y en el cual intercambiamos pareceres, información, emprendemos protestas, elegimos delegados, nos quejamos, nos felicitamos, nos pasamos apuntes, en fin nos relacionamos, corporizando un nombre y apellido que aparecen planos en la pantalla.
Raquel: —Me interesa eso que mencionás de las formas de superar lo que aparece plano y los caminos posibles hacia la corporización. Esto me hizo acordar a un escrito imperdible de Denise Najmanovich, “Adiós a planolandia”, donde plantea la necesidad de “componer un paisaje cognitivo que permita producir distinciones ricas y fértiles sin caer en la polarización conceptual extrema que establece la dicotomía”. Y pensando en esto de que la educación concebida, no como esto o lo otro sino como parte del entramado de realidades múltiples, nos lleva a realizar las inclusiones que transforman las prácticas. Se me ocurre, por ahí, que la dicotomía presencial-virtual nos hace retroceder.
Viv: —Cualquier situación dada en las aulas universitarias de cemento tiene su par en las aulas construidas con bytes. Así como están aquellos alumnos siempre dispuestos a conversar, intercambiar ideas, pareceres para enriquecer la relación, también veo a los tímidos del rincón que no aparecen, están los generosos y por supuesto los mezquinos, los responsables y aquellos que no toman el tema con seriedad. En el campus te cruzás con gente muy sociable, no me cuesta mucho imaginarme que en el día a día son iguales, y hay otras personas como yo, a las que les cuesta socializar si no existe una función de utilidad de por medio, lo que también es el traslado de mi personalidad hacia el ambiente virtual. Por ello, la red social que puedas armar en un ambiente virtual será un espejo de la de todos los días, una vez que superes las barreras tecnológicas.
Raquel: —El profesor virtual también es distinto del presencial.
Viv: —Desde el punto de vista del estudiante (mi punto de vista) el profesor virtual, y vos podrás confirmarlo o no, es exigido al máximo, y presionado desde todos los sectores. También destaco que tiene en sus manos un esfuerzo mayor, porque además de transmitir el conocimiento debe crear la interacción necesaria para generar el aprendizaje.
En mi experiencia me he encontrado, como en la época de la universidad presencial, con profesores buenos, profesores excelentes y hasta con malos profesores, y esta distinción la realizo únicamente en base a las clases escritas y a la interacción a través del correo o los foros, que son las herramientas con las que cuento para tal análisis. A través del tiempo he comprendido que los profesores malos no son más que la excepción de la regla, ya que la mayoría se preocupan por hacer la diferencia. También debo destacar que hay materias que son más fáciles de enseñar-aprender que otras, aquellas que tienen que ver con las ciencias sociales me resultan más sencillas de asimilar que aquellas que están emparentadas con las ciencias exactas. Sin duda habrá mas actores, y vos los verás más que yo, la parte técnica, la parte administrativa, pero no son entes con los que interactúe todo el tiempo, sino más bien son formularios, o direcciones de correo con las que me comunico.
Raquel: —Creo que una gran ventaja que le veo al medio virtual es el registro de mi trabajo. Porque cuento en todo momento con un informe completo de cómo actué. Si está en mi intención lograr cierta reflexión sobre lo realizado, este registro me permite la autoevaluación. También el hecho de que se pueda recuperar todo lo escrito es una instancia clave para tomar posición en ciertos momentos en que se producen las confusiones. Y te aseguro que se producen.
Te cuento un caso: hace un par de años una alumna había participado poco en las clases; no obstante, aprobó el primer práctico. Cuando vino el segundo práctico, que por cierto requería usar herramientas específicas para su resolución, no lo entregó. Sin entrar en detalles, trató sin éxito de hacer pasar “gato por liebre”. Primero colgando un “adjunto” (attach) falso con el nombre del trabajo pero sin el contenido pedido. Luego del cierre de las notas reclamó su aprobación. Le solicité, entonces, que entregara el verdadero trabajo, a lo cual se negó reiteradamente. Finalmente envió al coordinador un trabajo que no pertenecía a la cátedra. Como te imaginarás fue reprobada, porque como decís era del grupo de los que no tomaban con seriedad el trabajo en el campus.
Yo me he equivocado muchas veces. Pero en cada caso he tenido la posibilidad de volver sobre lo actuado, comparar con mis notas durante el período y reparar el traspié.
En cuanto a los actores del campus propiamente, está la figura del coordinador por carrera y por área. Sin embargo, tampoco se lo puede asimilar a un rol presencial. Luego está el coordinador de evaluación. Y finalmente el director pedagógico que dirige y es responsable por toda la actividad educativa del campus.
Los roles dependen del proyecto institucional que se desarrolla, pero también hay que reconocer la existencia de los problemas comunes, independientemente del proyecto de que se trate, que son todo un desafío en el medio virtual. Desde esta perspectiva, todavía queda un largo camino por recorrer.
Reflexionando
Tal como lo sospechábamos, todos los problemas que tiene que afrontar la educación presencial –abundan los ejemplos locales– gozan de excelente salud en el medio virtual.
Los encuentros de trabajo “cara a cara” entre los actores son una de las cuestiones que debemos impulsar, con miras a sortear la polarización de las prácticas.
Esta no es una crítica al sistema sino a los actores, ya que la tecnología, los medios y los métodos están, pero a veces la forma de utilizar las herramientas multimediales y los medios de comunicación sincrónicos es pobre.
La experiencia de estos años en la comunidad del e-learning nos enseña que no se puede trasladar el material desde el ámbito presencial al virtual sin que medie una adaptación previa al nuevo soporte. Sin reescribir los textos o cambiar la metodología de la clase magistral no se logrará una transferencia del conocimiento satisfactoria y esto hace que cualquier material de estudio, aunque esté plenamente preparado para el medio virtual, resulte insuficiente por falta de la utilización de los medios adecuados para una correcta enseñanza de los contenidos.
Conclusiones
Igualmente las prácticas del e-learning, por su componente democratizador que ayuda a su difusión, están atadas al avance de la tecnología en sentido estructural, por lo menos de este lado del planeta.
Por otro lado, de nada sirve que un campus implemente los últimos avances técnicos como apoyo de las clases si una gran porción de sus alumnos no puede acceder a ellos. El uso de pizarras interactivas, audio y video, flash y otra clase de animaciones tendrán que esperar al próximo salto de la tecnología instalada. Mientras tanto, la enseñanza virtual tendrá que emparejar hacia abajo.
Para terminar, el e-learning cumplirá un papel muy importante en los próximos años como parte de las herramientas destinadas a achicar la brecha digital. Aquellos países que utilicen sus recursos marcarán un camino sin paradas hacia la sociedad del conocimiento.
Nota: Tito Nelson Oviedo A., (2003, Abril 05), Abra la Boca... (Significación-Comunicación); EDUTEKA, Edición 17, Descargado en enero de 2004: de http://www.eduteka.org/profeinvitad.php3ProfInvID=0018
Fecha: enero de 2004
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Publicado: 21 de octubre de 2013
Última modificación: 23 de octubre de 2013
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