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Manuel Belgrano: ante todo, la educación

Un espacio para trabajar sobre las ideas educativas de Manuel Belgrano durante sus primeros años en la gestión pública.


En este espacio de reflexión pedagógica nos interesa trabajar las ideas educativas que Manuel Belgrano puso en práctica durante, fundamentalmente, sus primeros años en la gestión pública en el Consulado, antes de embarcarse en acciones militares vinculadas al proceso de independencia del territorio.

Nuestro conocimiento de Belgrano el patriota, el prócer, no suele tomar en cuenta este aspecto de su vida. Sin embargo, resulta muy interesante pensar hoy, doscientos años después, sus ideas sobre lo educativo porque permiten un notable acercamiento a su forma de entender la sociedad y las relaciones sociales, sus ideas sobre la economía y la política.

Y desde la educación surgen algunas preguntas: ¿por qué suele desconocerse esta faceta de Belgrano? ¿Qué tipo de construcción se hizo del prócer a lo largo del tiempo que priorizó algunas acciones y dejó más en las sombras otras?

En nuestra memoria colectiva, el lugar de educador está reservado para Sarmiento. En ese sentido, resulta evidente que Manuel Belgrano no fue un educador. Fue el creador de la bandera. Y el 20 de junio, aniversario de su muerte, celebramos por lo tanto el Día de la Bandera.

Recordemos entonces que Manuel Belgrano, que había pasado varios años como estudiante en Europa «entre otras actividades», estudió Derecho en la Universidad de Salamanca entre 1786 y 1793, donde se graduó como abogado, vivió de cerca los acontecimientos de la Revolución Francesa y acusó la enorme influencia de este acontecimiento. Era además un gran lector de los iluministas franceses.

Al volver de su larga estadía en Europa, Belgrano, que ya era secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires –cargo conseguido en gran medida a partir de sus buenas relaciones con la familia Borbón– buscó llevar adelante y concretar proyectos vinculados a lo educativo.

Básicamente, Belgrano entendía la educación como un fundamental y necesario motor de progreso de la sociedad.

Además, en varias de sus Memorias Consulares, dedica espacio a reflexionar sobre la importancia de la educación y deja en claro su postura. En la primera de ellas sostiene:

«Uno de los principales medios que deben aceptar a este fin, son las escuelas gratuitas, donde pudiesen los infelices, [es decir, las personas pobres] mandar a sus hijos sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción: allí se les podría dictar buenas máximas e inspirarles amor al trabajo, pues un pueblo donde no reine éste, decae el comercio y toma lugar la miseria; las artes que producen abundancia que las multiplica después en recompensa, decaen; y todo, en una palabra, desaparece, cuando se abandona la industria, porque se cree no es de utilidad alguna».

Cabe destacar el interés de Belgrano por la educación de las mujeres. En esta línea, en sus primeras Memorias Consulares señala:

«Igualmente se deben poner escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñase doctrina cristiana, a leer, escribir, coser, bordar, etc., y principalmente, inspirándoles amor al trabajo, para separarlas de la ociosidad».

En todo el ideario educativo de Belgrano (algunos de cuyos términos resultan llamativos hoy, como que denomine «infelices» a la gente pobre, y necesitan ser contextualizados) está presente la posibilidad de educar a las personas más desfavorecidas y darles de ese modo una posibilidad de progresar socialmente. En este sentido señala en su Memoria Consular de 1802: «sin enseñanza no hay adelantamientos» y «he clamado siempre por la escuela (...) como medio para la prosperidad del Estado».

Así, desde una posición podría definirse como liberal, Belgrano, experto en política económica, estaba convencido de que era necesario formar a las nuevas generaciones en diversas artes y ciencias y, además, que esta formación debía ser gratuita.

Sus esfuerzos en materia educativa se plasmaron en dos instituciones que corrieron diversa suerte:

  • La Escuela de Náutica, que continúa abierta en la actualidad, creada bajo la premisa de que no podía darse el desarrollo económico sin una flota mercante autónoma.
  • La Academia de Geometría y Dibujo, que tuvo corta vida y que Belgrano defendía señalando que:

    «Los buenos principios los adquirirá el artista en una escuela de dibujo que, sin duda es el alma de las artes. Algunos creen inútil este conocimiento; pero es tan necesario que todo menestral lo necesita para perfeccionarse en su oficio; el carpintero, cantero, bordador, sastre, herrero y hasta los zapateros no podrán cortar unos zapatos sin el ajuste y perfección de vida, si no saben dibujar. Aún se extienden a más que [a] los artistas, los beneficios que resultan de una escuela de dibujo; sin este conocimiento los filósofos principiantes, no entenderán los Planisferios de las esferas celeste y terrestre, ni los armilares que se ponen para [estudiar] el movimiento de la tierra, y [de]más planetas en sus respectivos sistemas: y por consiguiente, los dueños de las máquinas eléctricas y neumáticas y otros muchos que se ponen ya en sus libros».

En estas observaciones quisimos marcar que, además de las imágenes que nos llegan del prócer, existía en Belgrano un fuerte convencimiento acerca del poder transformador de la educación, basado en principios iluministas y fuertemente signado por los ideales de la Revolución Francesa. No se trata de un prócer que cree en la «pureza y bondad» intrínsecas de educar, sino que entiende que el progreso en el conocimiento hará avanzar a la sociedad.

Por eso te proponemos seguir investigando sobre esta faceta de Belgrano. Un abordaje posible es comparar algunas de sus ideas acerca de la educación con las de Sarmiento, o analizar las proclamas de la Revolución Francesa para entender su influencia decisiva sobre el pensamiento de Belgrano en relación con cuestiones pedagógicas y educativas. De ese modo podremos complejizar la mirada sobre este personaje clave de nuestro pasado.


Referencias bibliográficas

Belgrano, M. (s. f.). Documentos para la historia. Tomos I y II, en Plan de acción presentado al Consulado de Comercio de Buenos Aires.

Belgrano, M. (1954). Escritos económicos. Raigal.

Gondra, L. (1933). Las ideas económicas de Manuel Belgrano. UBA.

Ficha

Publicado: 18 de febrero de 2008

Última modificación: 17 de febrero de 2022

Audiencia

Docentes

Área / disciplina

Ciencias Sociales

Historia

Nivel

Primario

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

historia de la educación

educación popular

política educacional

Manuel Belgrano

Iluminismo

Autor/es

Educ.ar

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