A ver cómo hacemos
Este es un espacio para reinventar la manera en la que se enseña filosofía en los colegios secundarios. La finalidad es lograr que las clases de esa materia resulten apasionantes para los alumnos que acuden a ellas, que les resulten útiles, que les hagan vivir el poder extremo que hay en la experiencia del pensamiento. ¿Es para tanto la filosofía, puede tener ella tanta importancia en la vida de un adolescente de hoy?
Podríamos encarar el tema diciendo que enseñar a pensar es la principal tarea de toda educación. Y que el espacio de la materia filosofía es una oportunidad única, si logramos hacer de él una invitación a pensar. Pero para lograrlo, paradójicamente, creo que el primer paso que debemos dar es olvidarnos de la filosofía, al menos de la imagen que solemos tener de ella.
La filosofía no es importante, ella es sólo un medio, lo importante es convocar a la experiencia del pensamiento, vivir y enseñar a vivir el camino de una reflexión osada, comprometida, deseosa, afirmativa, creativa, feliz. No tengamos temor de decir que no importa la filosofía, de proponer en cambio que lo que importa -y mucho- es el pensamiento. Sí, es posible aclarar que la filosofía es un tipo de pensamiento, especialmente poderoso, pero incluso podríamos llegar más lejos, hasta proponer que lo valioso no es siquiera el pensamiento, si no la vida que se busca y se afirma a través de él.
¿De cualquier pensamiento? No, hay formas de pensar que traban la experiencia, que nos vuelven más débiles, más incapaces. Hay maneras de pensar que expresan una incapacidad de vivir y hay otras que por el contrario son valiosos recursos para el desarrollo de experiencias vitales interesantes y valiosas, tanto personales como sociales. El pensamiento es una forma de vivir, una oportunidad para elaborar lo que se vive, una capacidad para crecer y poder, un aliado de nuestra realización.
El estudiante secundario, por su edad y por el período de formación que atraviesa, puede sacar mucha ventaja de sus clases de filosofía. Necesita para eso que el docente sea capaz de algo más que hacerlo estudiar la historia del pensamiento filosófico, necesita sentir que el aula es un espacio de pensamiento vivo, real, ligado a las preocupaciones concretas de su vida en crecimiento.
¿Cómo se hace? Eso es lo que tenemos que inventar, intercambiarndo ideas, métodos, enfoques, estrategias. El objetivo principal de este trabajo compartido es el de lograr volvernos estimulantes interlocutores capaces de generar nuevas maneras de enseñar (y aprender) el arte de pensar. ¿Empezamos? Espero sus historias y comentarios?
Ficha
Publicado: 30 de julio de 2009
Última modificación: 18 de marzo de 2025
Audiencia
Docentes
Área / disciplina
Filosofía
Nivel
Secundario
Categoría
Entrevistas, ponencia y exposición
Modalidad
Todas
Formato
Texto
Etiquetas
filosofía
pensamiento
experiencia educativa
enseñar a pensar
Autor/es
Alejandro Rozitchner
Licencia
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