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Audios de las campañas electorales de 1984 y 1994

Las voces que escucharemos aquí dan cuenta de dos procesos de participación ciudadana: la consulta popular no vinculante de 1984, para aceptar o rechazar el laudo papal sobre el canal de Beagle por el conflicto de soberanía que se mantenía con Chile; y en segundo lugar, la elección, en 1994, de los representantes que habrían de reformar la Constitución Nacional, reforma que significó el fin de la elección indirecta de presidente y vice, la reducción del mandato (de seis años a cuatro con posibilidad de reelección inmediata por cuatro años más), y la inclusión de nuevos derechos y acuerdos internacionales en la Carta Magna.


El ministro de relaciones exteriores de Chile, Jaime del Valle acerca del acuerdo limítrofe, 1984

PRESENTADOR: Seguidamente va a hacer uso de la palabra el señor ministro de Relaciones Exteriores de la República de Chile, Jaime del Valle.

JAIME DEL VALLE: Eminencia reverentísima cardenal Agostino Casarolli; eminentísimos señores cardenales; señor ministro de relaciones exteriores de la República Argentina; excelentísimos señores arzobispos y obispos; excelentísimos señores embajadores, monseñores, señoras y señores. En nombre del gobierno de Chile tengo el honor de suscribir el Tratado de Paz y de Amistad con la República Argentina concertado bajo la invocación de Dios todopoderoso. Dilatada en la frontera entre nuestros dos países y juntos hemos forjado una historia que encierra lazos culturales de profunda raigambre y se desenvuelve en el marco de economías naturalmente relacionadas. No siempre ha sido fácil el desarrollo vecinal, sin embargo, como lo destacó su santidad Juan Pablo ll, en su alocución a los ministros de Relaciones Exteriores de Chile y Argentina, en su audiencia del 12 de diciembre de 1980, es hermoso y consolador constatar que nunca ha habido un conflicto bélico entre los dos países, hecho singular quizás único en la historia de la relaciones entre naciones limítrofes, y en el cual su santidad ve una especial asistencia de la providencia de Dios misericordioso. Profunda y exacta apreciación que se ve hoy día confirmada con la suscripción del Tratado de Paz y Amistad. Fruto de la mediación tan sabiamente conducida por su santidad Juan Pablo II a lo largo de 6 años de ímproba labor. Vaya juez. En primer lugar el reconocimiento de mi país a tan ilustre mediador, su guía y orientación hizo posible obtener la solución justa, equitativa y honorable de un diferendo que separaba a nuestras dos repúblicas en posiciones que, en ciertos aspectos, aparecían irreconciliables. La tarea cumplida no se limita a solucionar las dificultades que habían separado a ambos países, ella es más profunda y visionaria, pues estructura un sistema de relaciones mutuas y ha de ser el comienzo de una colaboración de veras más estrecha y fecunda entre dos pueblos hermanos. Se ha creado así no solo un instrumento jurídico que resuelve materias conflictivas preexistentes sino destinado a proyectarse como eficaz medio de asegurar la paz. La paz, aquel tono inestimable que constituye el mayor bien en toda las organizaciones de la vida humana. Descansa en la virtud de la justicia: el dar a cada cual lo suyo asegurará el orden natural y hará verdad la tran quiritas fort concisa e insuperable expresión para definir la paz. El tratado que hoy suscribimos contiene todos los elementos necesarios para hacer realidad esa tranquilidad en el orden, pues asegura el respeto al derecho, la solución pacífica de cualquier diferendo que pudiera surgir y la voluntad firme de avanzar en medida de la cooperación económica e integración física que lleven a la práctica el ánimo de apoyarnos mutuamente en nuestro desarrollo económico social. El tratado ha de ser, pues, piedra angular en las relaciones entre ambos países, pero para ello será necesaria la voluntad firme y constante de ambas partes, y de cada uno de nosotros, de avanzar por las sendas que él señala. Solo así haremos del tratado un instrumento vivo y fecundo. Como nos lo ha expresado su santidad, en sentidas palabras, si Dios ha cuidado durante este tiempo con tanto cariño el desarrollo de las relaciones entre nuestras dos naciones, cómo podríamos eximirnos nosotros de hacer todo lo que esté ahora en nuestras manos para no perder ese don inestimable de la paz, privilegio de nuestra historia común. El tratado representa así la voluntad recíproca y responsable de deponer antagonismos, para avanzar honorablemente por la ruta del entendimiento.

No somos ni podemos ser ajenos a las tensiones y convulsiones que vemos predominar en un mundo complejo y a veces incomprensible. El Sumo Pontífice señaló la necesidad del hombre de buscar la fraternidad en un mundo dividido y encontrar la paz en un corazón nuevo. Quisiéramos aportar el testimonio de este tratado como fruto de un sincero esfuerzo de buena voluntad. No podría en este momento solemne omitir el recuerdo de la figura de su eminencia el cardenal Antonio Samoré, quien ciñéndose a las instrucciones de su Santidad, trabajó con tanto ahínco y tanta generosidad para lograr un acercamiento entre las partes, y llegó a sacrificar su vida para alcanzar el objetivo que se le había encomendado. Su nombre perdurará para siempre en el recuerdo agradecido de nuestros pueblos. A vuestra eminencia y a sus colaboradores, monseñor Gabriel Montalvo y Faustino Sainz, vayan también nuestro sentimientos de gratitud por la ardua y perseverante labor que han desempeñado en esta exitosa mediación; tienen hoy la satisfacción de ver coronado sus esfuerzos por el éxito y haber sido con picos obreros de la paz. [Aplausos.]

LOCUTORA: Ha sido la palabra del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, don Jaime del Valle.

César Jaroslavsky candidato a constituyente sobre el resultado de las elecciones, 1994

CONDUCTOR: Vamos al móvil en la Unión Cívica Radical con Martha Perín.

MARTHA PERÍN: Las encuestas le dan una imagen favorable dentro del electorado pero no fue tanto así para la Unión Cívica Radical, Jaroslavsky.

CÉSAR JAROSLAVSKY: Bueno parece que esa imagen favorable no ha servido para nada, ¿no es cierto? De todas maneras ha servido para que gane un «chacho», ¿no?

MARTHA PERÍN: Ajá, así entre chachos.

CÉSAR JAROSLAVSKY: Yo estoy muy conforme y contento con la jornada democrática que ha vivido la Capital y el país entero y creo que, en el análisis final de las cifras, cuando estemos ya serenados para hacerlo, vamos a encontrar un amplio respaldo para la reforma constitucional, incluso va a ser aceptada por quienes han votado, creyendo hacerlo en contra, en contra del pacto, entre comillas, en la Capital Federal, porque, si quieren elegir el intendente, y quieren la autonomía del Estado Federal, la Capital, entonces van a entender que eso se lo deben a la reforma constitucional y la reforma constitucional, se la deben al radicalismo, ni más ni menos, de manera que nosotros ya hemos ganado.

MARTHA PERÍN: ¿No entendió la gente el mensaje? ¿Creyó que dejó su papel opositor la Unión Cívica Radical? ¿Qué es lo que pasó, a su interpretación, Jaroslavsky?

CÉSAR JAROSLAVSKY: Así como usted lo ha dicho. Yo creo que esto es así, que el discurso violento, o fuerte digamos, del Frente Grande, de crítica, aunque tardía, pero crítica al fin, al gobierno.

MARTHA PERÍN: ¿Eso es un reproche?

CÉSAR JAROSLAVSKY: No, no es reproche, es nada más que memoria, porque ellos estuvieron en el gobierno, ellos aumentaron los miembros de la Corte, ellos dieron muestras de su agresión al menemismo y ahora están en contra. Bueno, tienen todo el derecho de hacerlo, yo no critico esto, pero no nos juguemos a adivinanza entre gitanos, ¿no es cierto? Aquí si se habla de oposición, nadie le puede enseñar al radicalismo lo que es oposición constructiva y democrática, como lo venimos haciendo desde el 89 hasta acá y cuando nosotros hablamos de la reforma constitucional lograda por el consenso de los dos grandes partidos, estamos asegurando la paz democrática en la Argentina. Todo esto no ha sido discutido ni analizado por los medios de comunicación, de prensa. Yo no hago cargo a los periodistas, sino a quienes trazan las líneas editoriales de las empresas, que son los que han trabajado a favor del Chacho, a favor del Frente Grande, de manera casi promotora y que han hablado en contra de la actitud del radicalismo, haciéndose eco de todas las protestas que había contra la firma del pacto.

El radicalismo, por su parte, ha sufrido deserciones y, naturalmente, la gente confundida ha sumado su voto a quien creía una mejor opción opositora en ese momento, creyendo que era otra elección, porque si hubiera pensado que se trataba de la reforma constitucional o hubiera sabido para qué servía la reforma constitucional, que sirve nada más y nada menos que para todo lo que reclama el Frente Grande, hubiera votado por nosotros.

MARTHA PERÍN: ¿Esto podría ser una proyección de lo que habrá de ser el 95?

CÉSAR JAROSLAVSKY: No, no, usted sabe que la política es algo muy cambiante. Vamos a ver en el 95 dónde está la alternativa que el país necesita para los cambios que todos queremos hacer, sin que se pierda lo conquistado, pero que la estabilidad sea un piso y no un techo para el pueblo. Entonces, a partir de ahí desarrollar la riqueza, la fuente de trabajo, el bienestar general. Este es el fin de la política.

MARTHA PERÍN: A partir de mañana, ¿qué será de la Unión Cívica Radical?

CÉSAR JAROSLAVSKY: Y, seguir como siempre trabajando por el interés del país y seguramente preparándonos para la asamblea de Santa Fe.

MARTHA PERÍN: Muchísimas gracias, Jaroslavsky, lo seguimos... aquí viendo, lo requiere la demás gente de la prensa. Nosotros nos despedimos desde aquí, desde el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, por este momento. 

Debate Saadi-Caputo sobre el canal de Beagle, 1984. Bloque 3

VICENTE SAADI: Concretamente yo le he preguntado a usted, le he preguntado a usted lo siguiente… Si, repito, que el mundo de la cuestión está en quién tiene la soberanía sobre las islas de las zonas del conflicto y sobre el mar territorial: ¿dónde está la diferencia entre el laudo de la reina inglesa de 1977 y el proyecto de tratado? Que me conteste concretamente.

DANTE CAPUTO: Señor senador, eh… las diferencias son notorias. Establece la boca oriental, o el límite oriental, perdón, del canal de Beagle, rechazando...

VICENTE SAADI: [Interrumpiendo.] ¡No le estoy preguntando eso!

BERNARDO NEUSTADT: [Interrumpiendo.] Esperar señor senador Saadi, por segunda vez con una molestación.

VICENTE SAADI: Sí, ¡pero yo le pregunto, que me conteste!

BERNARDO NEUSTADT: Espere que termine después se la hace...

VICENTE SAADI: [Interrumpiendo.] No quiero que me diga otra cosa… pero quiero que me responda el canciller sobre esa pregunta precisa que le hago.

DANTE CAPUTO: En el laudo arbitral hubiese producido el reclamo inmediato de Chile de 100 mil kilómetros cuadrados de zonas económicas exclusiv...

VICENTE SAADI: [Interrumpiendo.] ¡Eso es otra cosa señor canciller, no tiene nada que ver con mi pregunta!

BERNARDO NEUSTADT: [Interrumpiendo.] Senador Saadi, ¿por qué no esperamos a que termine?

VICENTE SAADI: [Interrumpiendo.] ¡Es fundamental esa pregunta! Esta es la base del meollo de la discusión [Neustadt intenta interrumpirlo] y la está eludiendo señor canciller; no tiene razón… ¡que me conteste para demostrar! ¡Se va por las nubes de Úbeda! ¡No me contesta concretamente lo que le pregunto!

El gobernador Carlos Menem sobre la participación en la consulta popular, 1984

MIGUEL CINTA: ¿Buen día, señor gobernador? Miguel Cinta lo saluda.

CARLOS MENEM: Muy buenos días, Miguel.

MIGUEL CINTA: ¿Cómo está, señor?

CARLOS MENEM: Muy bien, muy bien

MIGUEL CINTA: Doctor Menem, ¿qué opinión le merece la consulta a la que va a someter al Pueblo en pocos días más el gobierno?

CARLOS MENEM: Esta consulta tiende a fortalecer a la democracia. El pueblo tiene que participar y quiere participar en las grandes decisiones nacionales. Estamos totalmente de acuerdo con esta consulta, lo único, eh, que nos está faltando en este momento es conocer el resultado de la medición papal a los efectos de llegar al pueblo concientizándolo sobre la forma en que tiene que votar en esa ocasión. No podemos en este momento decir si vamos a votar positiva o negativamente, porque no conocemos el instrumento que resulte de la mediación, pero la consulta, así como está planteada, nosotros la avalamos y apoyamos totalmente.

El canciller Dante Caputo acerca de la firma del acuerdo con Chile, 1984

PRESENTADOR: Por L.R.A 1 Radio Nacional Buenos Aires de la República Argentina, las emisoras que integran el servicio oficial de radiodifusión, la cadena de emisoras dependientes de la Secretaria de Información Pública y CB 66 Radio Chilena de Santiago de Chile, estamos difundiendo desde la sala Regia del Palacio de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, los detalles de la ceremonia de firma del tratado entre la República Argentina y la República de Chile.
Habla ahora el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina, Doctor Dante Caputo.

DANTE CAPUTO: Su eminencia Reverendísimo Cardenal Agostino Casaroli, sus eminencias Monseñores Silvestrini, Martínez Omalo y Montalvo, Monseñor Sainz Muñoz, señor Canciller de la República de Chile, miembros de ambas delegaciones, señoras, señores. Hace poco más de un mes, exactamente el 18 de octubre pasado, teníamos el honor y la alegría de informar a nuestro pueblo que acababa de ser rubricado en la ciudad del Vaticano el texto del documento que señalaba los acuerdos alcanzados por las delegaciones de la Argentina y Chile respecto del diferendo limítrofe austral, de ese modo mi gobierno cumplía con un compromiso asumido frente al Pueblo Argentino, durante su campaña electoral de 1983, ratificado precisamente aquí en ciudad del Vaticano el 23 de enero de este año cuando por invitación de su santidad Juan Pablo II, nos reunimos con la delegación chilena y el Sr. Cardenal Secretario de Estado Agostino Casaroli, porque había llegado efectivamente el momento de activar la fase conclusiva de los trabajos con la elaboración de un tratado final. Culminaba así el largo y difícil proceso iniciado hace seis años, cuando su Santidad, preocupado por los acontecimientos entre nuestros países, tuvo su primer gesto de paz.
En aquellos días la guerra había sido posible, casi inminente, lo que no había ocurrido nunca podría haber ocurrido, el viaje del enviado su Santidad, Cardenal Antonio Samoré celebró así en la trama de la historia de la Iglesia, una vez más la paz llegaba desde Roma. El coraje, la convicción de su misión de pastor, su altísimo sentido evangélico, inspirado en la decisión de la tenacidad, la paciencia, la inteligencia y la experiencia del cardenal Samoré hicieron posible la derrota de la violencia y del odio, y el triunfo de la sensatez y la diplomacia. Hacia aquel primer logro nuestro agradecimiento, el del pueblo y el del gobierno argentino.
Las peripecias y los altibajos de los años de negociación, los momentos de esperanza y desaliento han quedado atrás; lo que no puede quedar atrás es el hondo reconocimiento de la República Argentina hacia la oficina de la mediación, hacia el cardenal Samoré, hacia la perseverancia de monseñor Montalvo, hacia la infatigable Monseñor Faustino Sainz Muñoz y hacia el constante cuidado y atención con que ha seguido los trabajos de la mediación el señor secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Agostino Casaroli. Su intención en los momentos críticos, ha sido -lo sabe la Argentina, lo sabe Chile- decisiva para re encaminar, equilibrar y moderar.
El 23 de enero pasado expresamos nuestra firme creencia de que una solución negociada a pesar de los sacrificios que implicaba era siempre la vía más idónea para resolver las controversias, así fue nuestra voluntad política: elegir con el pueblo hermano de Chile, un futuro común, en el cual el mayor desafío fuese el desarrollo espiritual y socioeconómico de nuestra naciones. Para ello tuvimos en cuenta que el mundo de nuestros días ofrecía demasiados ejemplos de violencia, y que esto era así porque la pugna por el poder y la riqueza continuaban generando graves tensiones mientras se presentaban conflictos y confrontaciones de carácter bilateral y subregional entre los países en desarrollo. De tal modo tomamos clara conciencia de que los efectos a largo plazo, no ya de un eventual conflicto bélico, sino del simple mantenimiento de un alto grado de tensión entre Chile y la Argentina, repercutirían magnificados sobre las ya limitadas posibilidades de acción de nuestras dos naciones. También era obvio el enorme perjuicio que para el proceso de cooperación latinoamericano significaba en todos los planos de la actividad política económica y social, el mantenimiento de un conflicto de tal naturaleza, en momentos en que el continente requería con mayor profundidad y urgencia el fortalecimiento de los vínculos entre sus naciones para hacer frente con éxito a los grandes obstáculos que surgían de la actual situación internacional.
Finalmente, un esfuerzo de mutua comprensión y una visión objetiva y verdaderamente realista de los intereses y del honor, tal como lo había propuesto el Sr. Cardenal Secretario de Estado, nos ayudó a encontrar este equilibrio justo y equitativo que constituye la esencia de todo compromiso honorable, incluso de todo acuerdo internacional satisfactorio y aceptable para las partes.
Gracias a la mediación de la Santa Sede, a la gestión de paz y justicia de su Santidad Juan Pablo II, logramos este triunfo de la razón, este triunfo de la diplomacia, este triunfo de la paz. Porque sobre las pasiones, sobre la intemperancia, primaron el criterio y la madurez política. Criterio y madurez política que se manifestaron a través de la disposición de las partes a dialogar, a intercambiar puntos de vista efectuando, como es lógico en toda negociación, mutuas concesiones. Concesiones que nos permitieron alcanzar, lo reitero, un ex acuerdo equilibrado que satisface el interés nacional de ambas partes; en otras palabras, se dio cumplimiento cabal a la voluntad política de solucionar pacíficamente una controversia de cien años que distanció a dos naciones hermanas y ello no solo constituye un ejemplo para los pueblos de nuestra región, sino también para el mundo. Porque alcanzar la paz por la vía diplomática es un hecho absolutamente excepcional del cual todos, absolutamente todos, debemos regocijarnos. Además, este Tratado de Paz y Amistad tiene un significado muy especial: permite a partir de ahora, a la Argentina y a Chile, encarar sin recelos todos los caminos, todos los planes de cooperación económica e integración física que tanto necesitan nuestras economías y nuestros pueblos.
En una homilía pronunciada en la Capilla Sixtina con motivo del ciento cincuenta aniversario de la muerte de Simón Bolívar, su Santidad Juan Pablo II señaló muy especialmente el tema de la integración Latinoamericana. En tal sentido y entre otros conceptos, expresó su santidad la aspiración a la unidad dentro de la Patria Grande o de la Confederación Americana, gran sueño del forjador de la independencia, de una buena parte de nuestras naciones, respetuosa de las diversidades de los diferentes estados, constituye una llamada integradora que interpela al cristiano para que sepa discernirla con justos y serenos criterios.
Es que si miramos hacia atrás, vemos que la historia de nuestra América Latina ha sido la historia de los distintos procesos de integración nacional y regional, de los intentos para conseguirla, pero también de los esfuerzos para frustrarla o detenerla. La comprensión de la realidad latinoamericana tiene que ser necesariamente global, lo que supone además del repaso de los principales datos económicos y sociales del continente, los de un cuadro mundial cuya grave crisis la afecta de una manera muy especial y profunda. Faltan en nuestra América importantes bases de integración nacional, muy necesarias para la integración regional, sin la cual el continente corre el riesgo de constituir un conjunto de islas desconectadas entre sí. Para subrayar la importancia de esta necesaria integración, su Santidad Juan Pablo II nos habló en su homilía de los criterios justos y serenos; criterios que deben presidir su desarrollo y consolidación, afirmando además que ella debe ser buscada porque ayuda al afianzamiento de la paz. Debemos recordar que también para su santidad, el desarrollo es el nuevo nombre de la paz. De todos modos, estas preocupaciones materiales no nos hacen olvidar que la raíz de la unidad de América Latina es de índole profundamente espiritual.
Nuestro continente surgió a la historia como la tierra de la esperanza y de la libertad; no nos recuerda como conquistadores sino como libertadores. Así lo fueron Simón Bolívar, Bernardo O'Higgins y José de San Martín. Por ellos postulamos la fuerza del espíritu y de la ética como motor histórico y proclamamos la unidad esencial de América Latina. Pero estas afirmaciones no pueden hacernos ignorar el hecho doloroso y real del desigual desarrollo de nuestro continente. No podemos ocultar la cruda realidad de millones de seres que en América Latina padecen atraso y miseria. Tampoco podemos negar que bajo esas condiciones sociales y económicas que contradicen nuestros ideales de justicia y libertad, la vida del espíritu a veces se torna casi insostenible. El Tratado de Paz y Amistad sellado entre Argentina y Chile es una clara toma de consciencia de todo lo que acabamos de decir, porque abre definitivamente la puerta a la integración, al desarrollo, a la justicia y a la paz.
Así lo comprendió el pueblo de Argentina, que hace apenas 3 días sepultó bajo millones de votos, bajo millones de voluntades, que expresaron un sí definitivo, un conflicto secular revalidando de ese modo la decisión política del gobierno de suscribir el Tratado de Paz y Amistad con la República hermana de Chile. Ahora sólo me resta transmitir al Señor Cardenal Secretario de Estado, que tuviera hace poco la oportunidad de ver a la Patria Argentina reunida bajo el signo de la cruz, por luego relevarlo a su Santidad, el hondo agradecimiento del pueblo y gobierno argentino por su exitosa acción mediadora y por las continuas muestras de su interés de pastor, de la paz y la concordia. Eminencia, hemos llegado al final del camino. Nuestro pueblo ha dicho sí a la paz, sí al fin de la angustia, la inseguridad y el riesgo de la guerra, sí al reencuentro fraterno con Chile. Que sean, a partir de ahora, el Atlántico y el Pacifico las orillas comunes de nuestra hermandad. (Aplausos)

PRESENTADOR: Ha sido la palabra del Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina, Dr. Dante Caputo.

Anuncio del FREPASO para las elecciones constituyentes, 1994

[Música]
LOCUTOR: Por una Constitución sin mafias. Hay una oposición. Pino Solanas y Chacho Álvarez. Pase al frente.

Anuncio de Fernando de la Rúa para las elecciones constituyentes, 1994

LOCUTOR: ¿Qué tipo de situaciones va a solucionar la nueva Constitución?

FERNANDO DE LA RUA: El tema de la corrupción en la Argentina. No hay nada que irrite más al pueblo argentino. Denunciarla es imprescindible, pero no es suficiente. Por eso lograremos con su apoyo llevar a la jerarquía constitucional a la auditoría general de gobierno y además que sea presidida por un hombre de la primera oposición, es decir, los radicales. Procuraremos hacer abortar la corrupción antes siquiera de que nazca.

LOCUTOR: Denunciar la corrupción es bueno. Prevenirla es mejor. El 10 de abril no se vota en gobernantes ni se vota para hoy. Se vota para los próximos cien años.

Anuncio de Domingo Cavallo para las elecciones constituyentes, 1994


DOMINGO CAVALLO: Que la reforma de la Constitución y el mejor funcionamiento de nuestras instituciones gubernamentales van a ayudar a consolidar no solo la estabilidad, sino también el crecimiento…

LOCUTOR: El 10 de abril los argentinos tenemos dos obligaciones: votar y defender la estabilidad. Un nuevo país necesita la mejor Constitución. Vote lista 2. Partido Justicialista de la Capital.

Debate Saadi-Caputo sobre el canal de Beagle, 1984. Bloque 4

BERNARDO NEUSTADT: Señor canciller...

DANTE CAPUTO: [Interrumpiendo.] Yo no sé cómo hacer te digo francamente porque...

VICENTE SAADI: [Interrumpiendo.] Y es lógico que no sabe cómo hacer porque no tiene la razón, porque es la misma cosa cuando no se dice, no se deslumbra el pensamiento, cuando se miente a la población no se sabe cómo decir y no se sabe qué hacer.

DANTE CAPUTO: Bueno realmente yo no tengo mejor abogado para la jurisdicción de la cancillería que el senador Saadi. Efectivamente esta forma de hablar, esta forma de negarse a entender las razones que estamos expresando, evidentemente constituye un argumento de peso para nosotros; para todos ustedes también, sobre todo para todos ustedes. Por primera vez en la historia de Argentina, por primera vez en la historia de Argentina, hemos logrado una plena vigencia del principio Atlántico-Pacífico cosa que nunca había existido en la práctica anteriormente...

VICENTE SAADI: [Interrumpiendo.] ¡Todo eso es pura cháchara! ¡Este es un asunto que va a ser tratado oportunamente! Primero quería que me conteste la pregunta, y no ha sido capaz de tener la franqueza necesaria para decir que se ha entregado todas las islas, toda la plataforma intercontinental, tal cual lo establecía la Reina de Inglaterra.

Cardenal Agostino Cassarolli acerca del conflicto de Argentina y Chile, 1984

PRESENTADOR: Escuchamos ahora la palabra del cardenal secretario de Estado Vaticano, Agostino Cassarolli.

AGOSTINO CASSAROLLI: Señores ministros de relaciones exteriores, de las repúblicas hermanas de Chile y de Argentina. La grandiosidad de este lugar, tan rico de historia y de arte, bastaría por sí solo para subrayar la importancia extraordinaria del acontecimiento que en él se está desarrollando y del cual vosotros, en nombre de vuestros respectivos gobiernos y acompañados por los miembros de las dos delegaciones, sois los protagonistas.

Un acontecimiento que se inscribe como un paso nuevo y decisivo en un proceso destinado a entrar en la gran historia de dos nobles países unidos por tradiciones e intereses en común y en la historia del entero continente latinoamericano. Mas también, no sin notar los deberes para el conjunto de la misma comunidad internacional. Al subrayar esta importancia junto con la presencia de [no se entiende] señores cardenales y de ilustres miembros de los episcopados argentinos y chilenos, así como del Consejo Episcopal Latinoamericano, se suma también la participación de tantos ilustres representantes diplomáticos latinoamericanos y no solo, sino también de otros continentes.

Todos perciben con nosotros, más allá del significado que encierra para los pueblos amigos, el aspecto ejemplar y reconfortador de la victoria del espíritu y de la voluntad de paz representada por la firma del Tratado de Paz y Amistad que espera ahora la solemne ratificación que lo hará operante. Reconfortador decía, porque este acontecimiento está demostrando cuánto puede la prudencia política y moral de los gobernantes y de los pueblos, así como su pujante y honesto empeño contra las dificultades que continuamente acechan y entorpecen los esfuerzos de los obradores de paz.

La Santa Sede, a la vez que se alegra de rendir homenaje a esta demostración de cordura y de buena voluntad ofrecida por Argentina y por Chile, se regocija también por haber podido poner a disposición de la causa de la paz entre los dos países, su servicio de mediación, convencido y voluntarioso. En estos momentos, el pensamiento de todos los presentes no puede menos de dirigirse al Papa Juan Pablo II, el cual, tras haber presidido con su alta autoridad moral, con su apoyo, con su alentadora inspiración, todo el proceso de una mediación -por él emprendida-, no sin darse perfecta cuenta de las dificultades que se encontrarían, está ahora espiritualmente presente en esta cumbre diplomática que constituye ya su casi coronamiento. El acontecimiento de este día es, para el Sumo Pontífice, motivo de paterna satisfacción, por lo que representa el tratado, ahora firmado para los pueblos igualmente queridos, no menos que razón de esperanza por el ejemplo ofrecido a un mundo agitado por tantas divisiones que ponen en peligro, sino siempre o aún no la paz entre los distintos países, al menos esta convivencia pacífica entre los pueblos que es fuente de tranquilidad y de fructuosa cooperación internacional. Esto es cuanto yo ponía de relieve, señores ministros, al saludarlos el día 23 de enero último en este palacio apostólico Vaticano, cuando trascurridos largos años de activa preparación continuamente impulsada por el dinamismo entusiasta del inolvidable, y no olvidado, cardenal Antonio Samoré, daba comienzo a la fase final de la mediación papal. Os exhortaba entonces a ofrecer al mundo un ejemplo concreto de cómo es posible, a través de una buena, decidida voluntad y con una visión amplia y de futuro de los intereses nacionales, no separadas de la consideración de los legítimos intereses de la otra o de las otras partes, encontrar soluciones concordadas, honorables, positivas, incluso para los problemas más complicados y difíciles.

Estoy seguro de interpretar el pensamiento del Santo Padre trasformando su esperanza en auspicio, un auspicio que desde la extremidad austral de América sube y se extiende a todo el nuevo continente y al antiguo, así como a todos los pueblos del mundo entero. Ese auspicio tiene un nombre: Paz. Paz en la justicia, paz en el sentimiento de la fraternidad, que une a todos los pueblos y a todos los hombres. Ojalá haya siempre una realización cada vez más amplia y segura.

La Santa Sede, aun consciente de la modestia de sus medios y de sus posibilidades frente a las dimensiones y a las dificultades de los problemas de la paz que tan a menudo perturban y angustian la vida de los pueblos, está siempre dispuesta en el espíritu que se transparenta de las palabras y de los actos de su Santidad, a unir su afán y sus esfuerzos a los de todos los hombre de buena voluntad, para que no queden defraudadas las esperanzas y las aspiraciones de una humanidad [se entrecorta el audio y sigue] y serenidad y de concordia. [Aplausos.]

PRESENTADOR: Se acaba de escuchar la palabra del cardenal Secretario del Estado Agostino Cassarolli.

El presidente Raúl Alfonsín habla sobre la unidad nacional

ALFONSÍN: Recordamos lo que ha significado la falta de Democracia. Todo lo que hemos sufrido los argentinos por la falta de participación. Recordamos cómo sufrimos la angustia de la guerra hace seis años porque mandaban tres en la Argentina en vez del pueblo entero en su conjunto.
Este no es un problema partidista; nadie suponga que el Gobierno pretende que quienes votan por el sí estén de acuerdo con otros temas de su realización. Por el contrario, sabe que no y hace honor a los sectores de la oposición que están con él sí diciendo con absoluta claridad que es un problema distinto. No es el apoyo al Gobierno lo que buscamos, es el futuro de los hijos de la Argentina lo que queremos.
Esto tampoco es cuestión de Radicalismo o Peronismo. Si mal no recuerdo fue el General Perón quien dijo: “El año 2000 nos encuentra unidos o dominados”.

El presidente Raúl Alfonsín sobre la paz, 1984

[Cantos y bombos.]
Esta noche vivimos la fiesta de la paz. Y yo sé que interpreto el pensamiento de todos ustedes y señalo que nuestra primera palabra debe ser para una mujer que a través de toda su vida luchó por la paz y por la causa de los desposeídos, que acaba de caer víctima del fanatismo, Indira Gandhi. [Aplausos y bombos.]

Debate Dante Caputo - Vicente Saadi sobre el canal de Beagle, 1984. Bloque 1

BERNARDO NEUSTADT: Senador Saadi, es con mucho gusto que le pido por favor que usted explique su posición.

VICENTE SAADI: Después de oír al Ministro de Relaciones Exteriores el día 19 de octubre, cuando expuso las posiciones del gobierno, y luego de leer el texto del tratado publicado en los diarios, no vacilé en afirmar que estábamos ante la peor derrota diplomática argentina en lo que va del siglo. La posición del gobierno ya se conoce y porque resulta indefendible ha montado esa trampa, que con el título de consulta popular, no será otra cosa que uno de los fraudes más escandalosos de la historia. Es la peor derrota diplomática, porque por primera vez en su historia, un canciller le propone al país firmar un tratado general de arbitraje. El canciller se propuso hacer lo que ha hecho, terminar de una vez con el asunto y a cualquier costo para el país. Y en su consecuencia, a través del proyecto del tratado que propone, ratifica y pone en vigencia en todas sus partes el tratado...

BERNARDO NEUSTADT: [Interrumpiendo.] Señor senador Saadi... [Saadi intenta seguir hablando.] ¿Me perdona? Ha cumplido los 20 minutos, ¿tiene usted para más?

VICENTE SAADI: Medio minuto.

BERNARDO NEUSTADT: Como no.

VICENTE SAADI: Le integran la vulneración del principio bioceánico en el estrecho de Magallanes eliminando a la Argentina como rivereño del mismo.

Debate Dante Caputo - Vicente Saadi sobre el canal de Beagle, 1984. Bloque 2

 
BERNARDO NEUSTADT: Señor canciller Caputo...

DANTE CAPUTO: Sí, como no.

BERNARDO NEUSTADT: La sociedad está esperando su respuesta.

DANTE CAPUTO: Muy bien. Muchas gracias. Ha habido en la exposición del senador Saadi un conjunto de argumentos no demostrados. La peor derrota diplomática tiene que ser producto de una demostración clara frente a todos ustedes. Entonces vayamos a los puntos claros. Llegamos, creemos absolutamente, a la mejor solución para la Argentina habida cuenta de la historia que teníamos atrás, y peleamos por cada uno de los objetivos que nos habíamos planteado. Entonces le pido al senador concretamente, porque tenemos que informarlo a ustedes, porque los argentinos tienen que saber. ¿Cuál camino diplomático hubiese tenido el senador para recuperar la soberanía efectiva sobre las islas? ¿Y qué alternativas nos ofrece en concreto, para una solución mejor que la que tenemos sobre el principio bioceánico? Sobre estas cosas quiero que nos conteste el senador Saadi.

El Secretario de Energía Conrado Storani sobre sobre la participación en la consulta popular, 1984

CONRADO STORANI: Bueno, muy feliz, desde luego. Creo que la mayor y profunda reflexión que me hice cuando estuve compilando los resultados, fue que cuánta razón tuvo el gobierno de hacer la consulta. Si no dentro de cincuenta años, cuarenta o sesenta años estaría en la Argentina diciéndose: Si se hubiese consultado al pueblo, distinta hubiera sido la opinión. No señor, aquí no hay ahora duda alguna de cuál es el camino de Argentina en esta materia e inequívocamente, masivamente, el pueblo argentino voluntariamente se ha expresado para que nosotros tengamos el camino de la paz con Chile.

El canciller Dante Caputo sobre la participación en la consulta popular, 1984

DANTE CAPUTO: Sí, siento que hemos cumplido con todas las reglas del juego, que hemos llevado adelante la negociación y sobre todo yo quiero trasmitirle una alegría muy profunda para todos nosotros, como es que el resultado de esa negociación haya sido sometido a la voluntad popular. Este es un elemento decisivo para todos nosotros. Mostrar, ver, observar la mente, la salud, la sanidad mental del pueblo argentino, que sabe optar, que quiere participar, que quiere estar presente en las grandes decisiones de nuestro país asociado a la finalización de un litigio que evidentemente pesaba mucho sobre la política exterior argentina.

Anuncio de Carlos Menem para las elecciones constituyentes, 1994


[Música. Cantan:]
Sigamos, sigamos adelante.

CARLOS MENEM: Estamos transformando a la Argentina. Y la nueva sociedad que ya vislumbramos necesita contar con estructuras, con leyes modernas que la acompañen. Por eso, la reforma constitucional es tan importante.
A seis años del siglo XXI, dejémosle a las generaciones que vienen un país estable y con las herramientas necesarias para enfrentar con éxito el futuro.

LOCUTOR: Sigamos para adelante. El 10 de abril vote a los constituyentes del Partido Justicialista.

Fernando de la Rúa sobre las elecciones constituyentes, 1994

LOCUTOR: ¿Usted es cangrejo de la Rúa?

FERNANDO DE LA RÚA: No, no, no, porque el cangrejo va para atrás y yo voy para adelante.

LOCUTOR: Esto dijo Changui Cáceres, que perdieron porque había dirigentes que eran cangrejos y fueron para atrás.

FERNANDO DE LA RÚA: No, bueno, pero mire, hay una cosa evidente: cada uno tiene que asumir sus responsabilidades, y esto se planteará en los próximos días. Pero si hoy ante la sociedad quedaba un pronunciamiento, nosotros nos enredamos en lo interno, este, estaríamos obrando mal. Por eso, acá también hay que plantear que el gobierno sepa interpretar el mensaje de las urnas porque esta euforia de un triunfo histórico... nada de triunfo histórico, acá ha habido un llamado de atención.

LOCUTOR: En el gobierno no lo están festejando, así nos dice Menem desde la Casa Rosada.

FERNANDO DE LA RÚA: No es momento de hacer una evaluación de algo que ha sido un proceso muy penoso por dentro nuestro. Queríamos llevar esta consigna contra el pacto y la reelección. Ustedes tienen razón, sosteníamos una posición contraria a la reforma de opción, de pronto el partido fue llevado a un giro de ciento ochenta grados.

LOCUTOR: Muy bien.

FERNANDO DE LA RÚA: Así que ahora viene el tiempo del balance porque toda elección tiene que dejar su lección y su mensaje.

Ficha

Publicado: 23 de julio de 2013

Última modificación: 15 de diciembre de 2015

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Ciencias Sociales

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Formación Ética y Ciudadana

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