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La historia oral

Sugerencia de trabajo para el aula que propone iniciar la reflexión histórica a partir del testimonio oral. Recurso cedido por el portal educativo SEPiensa de México.


Es fundamental reconocer el valor de la palabra como fuente de la historia.

El quehacer del historiador y el testimonio oral

El testimonio oral fue usado desde épocas muy antiguas, y mucho antes que el escrito, para conocer el pasado. Sobre este se apoyaron Herodoto, «Padre de la Historia», para describir las Guerras Médicas, y su sucesor Tucídides, a propósito del conflicto del Peloponeso. También los cronistas medievales usaron el testimonio oral. Incluso en el siglo XVIII el ilustrado Voltaire se sirvió a la par de las fuentes escritas y del relato de testigos para redactar su libro El siglo de Luis XVI, tal y como Jules Michelet escuchó a su padre para entender mejor el espíritu de la Revolución.

En cambio, los historiadores del siglo XIX tuvieron desconfianza por las fuentes orales. El afán por hacer de la Historia una disciplina científica convenció a los profesionales del campo de que el mejor camino para hacerlo era tomar su materia prima –o sea, los hechos históricos– de los documentos escritos. En ese siglo y principios del XX, el buen investigador debía imitar el método de las ciencias naturales para conocer la verdad objetiva; es decir, observar y verificar directamente los hechos y, si esto era imposible, procurar indagarlos en las fuentes más confiables. De esta forma, los estudiosos llegaron a la conclusión de que el documento escrito era la vía más confiable para permanecer inmutable con el transcurrir de los años. Estos historiadores, preocupados por la veracidad de sus testimonios, renunciaron entonces a las fuentes orales, que consideraron subjetivas, variables e inexactas. Así se descalificó la validez de los relatos contados por la gente común y los clasificaron como literatura o folclore nacional.

Recién en la década de los años cuarenta, del siglo XX, grupos de historiadores en Francia, Inglaterra y Estados Unidos (la escuela francesa de los Anales, la historiografía marxista británica y la nueva historia económica estadounidense) abrieron otras perspectivas para estudiar el acontecer humano. Las viejas obsesiones positivistas de reproducir el hecho tal y como sucedió, y contar la historia a partir de la vida de los «grandes hombres» de la sociedad y de la política –que anteriormente se suponía eran los verdaderos responsables del devenir– pasaron gradualmente a segundo plano. Esta Historia ya no busca la verdad absoluta, sino que le interesa todo cuanto el hombre dice, escribe, siente e imagina. Este nuevo enfoque abre un horizonte casi infinito de testimonios y fuentes para la Historia.

Una de las peculiaridades de los métodos de investigación que se impusieron en la segunda mitad del siglo XX es que consideran actores ignorados por la historia tradicional, como las minorías étnicas y sexuales, el mundo campesino, el obrero o el de las mujeres. Ahora muchas investigaciones se dedican a averiguar la historia de la vida cotidiana, de los campesinos, la familia, la mujer, el sexo, la moda, la cocina. Estos nuevos campos de estudio provocaron la revaloración de los testimonios y documentos verbales. No es lo mismo escuchar el relato de la miseria obrera del que la ha vivido, que leer un artículo periodístico sobre el asunto. Así se prestó mayor atención a los recuerdos, experiencias y puntos de vista de los testigos y actores del acontecer contemporáneo. Es en los testigos, que no se ven a sí mismos como fuentes históricas, donde la investigación histórica ha puesto cada vez más su atención. Con ello se recuperó la vieja práctica de Tucídides y Herodoto de preguntar a la gente lo que vio y conoció, pero ahora el historiador interroga al testigo con una grabadora en la mano.

¿Qué es la historia oral?

La historia oral es la forma de hacer historia que recurre a la memoria y a la experiencia para acercarse a la vida cotidiana y a las formas de vida no registradas por las fuentes tradicionales. Los recuerdos nos enseñan cómo diversas gentes pensaron, vieron y construyeron su mundo y cómo expresaron su entendimiento de la realidad. Los relatos orales nos introducen al conocimiento de la experiencia individual y colectiva. Esta experiencia es un dato subjetivo, es decir no muestra verdades precisas o reconstrucciones veraces. La historia oral es subjetiva porque es individualista, frágil y cambiante debido a que se apoya en la memoria, que está en constante revaloración. Un testimonio oral da cuenta de las expectativas de las personas, sus emociones, sentimientos, deseos, etc. La historia oral se interesa precisamente por la vida en donde se manifiesta la experiencia propiamente humana.

La vida de una persona es una puerta que se abre hacia la comprensión de la sociedad en la que vive. La historia oral admite como narradores a los individuos más diversos y antagónicos de la escala social. Sin embargo, hay que estar conscientes de que la evidencia oral revela más sobre el significado de los hechos que sobre los hechos mismos. Muestra la relación del individuo con su historia, revela lo que la gente hizo, lo que deseaba hacer, lo que creyeron estar haciendo y lo que ahora creen que hicieron. La memoria de los informantes no es infalible y ella misma es histórica, el presente matiza el pasado, la selección de los recuerdos existe y generalmente ocultamos más o menos inconscientemente lo que altera la imagen que nos hacemos de nosotros mismos y de nuestro grupo social. Por ello, no hay fuentes orales «falsas». Las afirmaciones equivocadas constituyen verdades psicológicamente ciertas.

Si la memoria es falible y no aporta información segura o «útil» para reconstruir fielmente un acontecimiento histórico, ¿cuál es la importancia de la historia oral? Su importancia radica en que los testimonios orales transmiten algo que no está en los libros: el contacto directo y personal con un individuo o un grupo humano que recuerda el pasado, su pasado, y aporta una dimensión humana a la Historia. Todos somos sujetos de la historia, nuestra vida y experiencia se entreteje con la vida y experiencia de otras personas, y así se conforma la gran red de las sociedades en el tiempo. De ahí que nuestro testimonio de lo vivido es valioso y merece ser recordado en la reconstrucción del tiempo pasado.

La entrevista

Las personas son fuentes privilegiadas porque se  pueden interrogar directamente, a diferencia de otras fuentes históricas a las que también se les dirigen preguntas pero sin respuesta directa. ¿Cómo se los interroga? A través de una entrevista.

A diario nos topamos con situaciones de entrevista. Un programa de radio, una solicitud de trabajo, una visita al médico presentan o requieren que participemos en una situación de preguntas y respuestas. Esta familiaridad y aparente similitud de todas las entrevistas hace de todos nosotros entrevistadores en potencia.

Sin embargo, hay diferencias entre los distintos tipos de entrevista. El trabajo del historiador oral es distinto al del periodista. Un buen periodista tiene la habilidad de hacer la pregunta perfecta a la persona correcta en el momento indicado. El periodista piensa en lo que le interesa conocer a la opinión pública acerca del mundo y se interesa por situar a los individuos en eventos coyunturales y no en la larga duración. La historia oral se distingue de otros tipos de entrevista porque la premisa fundamental es que la vida de un individuo, su experiencia personal, es importante. La manera en que un entrevistado entiende y narra su vida nos proporciona la llave para entender la experiencia.

El objetivo de una entrevista de historia oral no es obtener «datos» sino entender una vivencia. En los testimonios de los entrevistados no hay «verdades» y «mentiras», todo lo que aportan es significativo. La narración del entrevistado es válida aunque incurra en fallas de memoria, exageraciones o ficciones porque todo ello confiere significado a la experiencia de su vida. Lo importante es saber «leer» la experiencia de una persona. Una entrevista de historia oral es más una conversación que un interrogatorio. Nos aporta el privilegio de comprender y entrar imaginativamente en las vivencias íntimas de otra persona.

En la historia oral hay dos tipos de entrevista:

  1. La entrevista biográfica o historia de vida, que tiene sus antecedentes en las historias de vida realizadas por antropólogos, etnólogos, psicólogos o sociólogos.
  2. La entrevista temática, interesada en examinar la vida o fragmentos de experiencia de un individuo para aclarar aspectos de la sociedad o procesos no registrados por la historia documental.

Antes, durante y después de una entrevista

Antes de la entrevista

  • Documéntate sobre la época y los temas de interés del entrevistado.
  • Sé consciente de la clase social, género y situación familiar del entrevistado.
  • Haz un guión de la entrevista. El guión es una lista de ideas, con un orden que puede parecer lógico, pero que seguramente variará en el transcurso de la entrevista.
  • Anota algunas preguntas que te interesen especialmente pero NO hagas un cuestionario. Las preguntas se desprenden de las ideas, fluyendo en el orden de la plática y rara vez van escritas de antemano.
  • Es muy importante que transmitas confianza al entrevistado. El entrevistador la consigue dando detalles de lo que quiere hacer, demostrando la importancia que la persona entrevistada tiene para él.
  • Deja que el entrevistado elija el lugar y hora de la entrevista.
  • Revisa que la grabadora funcione bien.

Durante la entrevista

  • Llega a tiempo a la cita.
  • Empieza haciendo una pregunta general, que tal vez no sirva para el propósito de la entrevista, para «entrar en calor», por ejemplo «Cuénteme cuándo y dónde nació...»
  • Fíjate muy bien en las expresiones faciales y corporales, los gestos, los ojos, la postura, los silencios.
  • No olvides que el testigo te está haciendo un favor al recordar para ti su vida.
  • No apabulles al entrevistado con tu conocimiento.
  • No lo corrijas ni lo interrumpas.
  • Solo de vez en cuando puedes hacer algunas preguntas cerradas, que pidan aclaraciones y precisiones.
  • No fuerces al entrevistado a seguir tu guión ni a que diga algo que no quiere decir.
  • No dejes que tu entrevista dure más de dos horas.
  • Termina la entrevista con un asunto agradable, que deje al entrevistado una sensación de comodidad.
  • Siempre escucha con interés y respeto. Una persona que se siente escuchada hará su mejor esfuerzo para ofrecer un relato completo y explicar más a profundidad lo que fue su vida.

Después de la entrevista

  • Inmediatamente después de la entrevista anota impresiones generales de la sesión como: el entorno donde se realizó la entrevista, cómo percibiste el estado de ánimo de tu entrevistado, cuál fue su lenguaje corporal, si hubo interrupciones, etcétera.
  • Transcribe la entrevista lo más rápido posible, para que puedas recordar las palabras que no hayan sido bien grabadas..
  • Entrégale al entrevistado una copia de la entrevista y del trabajo que hagas a partir de la entrevista.

Historia oral en el salón de clases

Buena parte del aprendizaje histórico que se desarrolla en el salón de clases se apoya en fuentes escritas, ya sea con libros de texto, libros especializados o documentos. Otra parte de este conocimiento proviene del contacto con otros medios educativos, como videos documentales, películas, visitas a museos, sesiones interactivas por Internet. Generalmente se dedica poco tiempo a la reflexión histórica a partir del testimonio oral. Sin embargo, ésta es una de las fuentes más gratificantes de conocimiento histórico.

El contacto que se experimenta a través de una entrevista no sólo aporta una experiencia de comunicación humana sino que también sensibiliza a los alumnos, en el sentido de que tanto ellos como sus entrevistados son sujetos de la historia: esto significa que su vida está determinada por un tiempo y espacio específicos, por la sociedad y por el contexto histórico en el que viven.

A través de una entrevista cuyo fin es conocer un aspecto histórico, los alumnos entienden que todos somos testigos de la Historia y que el mundo tiene significados distintos para cada quien, ya sea su comunidad, su familia o ellos mismos. Además, sabrá que la memoria y los sentimientos son importantes como parte del legado humano de un presente que pronto será pasado. La historia oral ayuda al alumno a valorar sus recuerdos y experiencias y las de los demás como testimonio de la historia de nuestro tiempo. Esto les permitirá comprender que el acontecer histórico no se compone únicamente de «sucesos relevantes» y que las «grandes personalidades» no son las únicas que cuentan para escribir la Historia.

Hay una diversidad de temas de historia contemporánea de la vida cotidiana que pueden aprenderse a través de la historia oral. Pueden estudiarse desde asuntos colectivos hasta temas individuales. Por ejemplo, como temas colectivos: historia de su barrio, de su ciudad, de alguna comunidad religiosa, deportiva, o de cualquier otra índole a la que pertenezcan, historia familiar, etc. O bien preguntas más personales: ¿Cómo era la vida familiar cuando tus abuelos eran niños? ¿Qué juegos jugaban tus padres cuando tenían tu edad? ¿Cómo se vestían tus abuelos cuando eran niños? ¿Cómo se imaginaban tus padres su vida adulta? En fin, lo importante es comprender que la Historia está hecha a base de experiencias humanas.

Bibliografía recomendada sobre historia oral

Historia oral, México. (1993). En Antologías Universitarias, Nuevos enfoques en Ciencias Sociales. (s. l.) Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora / Universidad Autónoma Metropolitana.

Historia oral e historias de vida, San José de Costa Rica. (1988) En Cuadernos de Ciencias Sociales, 18. (s. l.) Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Joutard, P. (1986) Esas voces que nos llegan del pasado. México: Fondo de Cultura Económica.

Schwarztein, D. (1991) (Introducción y selección de textos) La historia oral. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina.

Fuentes

Material del Taller de Historia Oral del Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora (1992). México. (s. e.)

De Garay, G. (1995). Las fuentes orales. En Reflexiones sobre el oficio del historiador. México: UNAM.

Ficha

Publicado: 27 de julio de 2009

Última modificación: 13 de octubre de 2022

Audiencia

Docentes

Área / disciplina

Ciencias Sociales

Historia

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

entrevista

fuentes primarias

documento histórico

testimonio oral

Autor/es

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