Archivo educ.ar: por qué y para qué

Uno de los desafíos más grandes que tenemos quienes educamos en el siglo XXI es dimensionar la magnitud de los cambios que la tecnología ha generado en la producción de conocimiento en las últimas décadas. Como bien se sabe, el mundo digital no consiste en un menú de nuevas herramientas con las que hacemos las tareas de siempre, sino que supone nuevas operaciones cognitivas y culturales que la digitalización ha producido y permitido, y que crean campos y modos totalmente inéditos de conocimiento y saber.

Entre las diferentes maneras de evidenciar los cambios, se encuentra construir la mirada con perspectiva histórica de muy largo plazo. Un ejemplo de este ejercicio es el recorrido histórico a gran escala que propone Henry Jenkins en Reading in a Participatory Culture: Remixing Moby Dick in the English Classroom (en español, Leer en una cultura participativa: remixar Moby Dick en la clase de inglés) sobre las formas de representación de la cultura humana desde el Paleolítico hasta la actualidad.

De acuerdo con los trabajos del antropólogo Merlin Donald, Jenkins menciona que se pueden establecer tres grandes etapas en los sistemas de representación de la historia del mundo, que han operado también sobre las formas de creación y pensamiento humanos:

1. El sistema mimético, basado en los significantes corporales, presente en las primeras formas de comunicación humana y los primeros rituales.
2. El sistema lingüístico, fundado en la oralidad, que concibió un código y tuvo como creación prototípica la narrativa y la cultura del mito.
3. El sistema de la memoria externa, posibilitado por un cambio tecnológico, la escritura, que permitió separar a las personas de los soportes de representación y dio lugar con el tiempo a la ciencia, la sociabilidad de las ideas, la democracia y otras instituciones del mundo de hoy. En alguna medida, nuestra forma actual de representación pertenece a este sistema.

Un punto para tener en cuenta es que cada sistema no anuló al anterior, sino que lo redefinió: por ejemplo, el sistema mimético está presente hoy en la danza y el teatro, y el oral tiene nuevas funciones. Otro punto importante es el que suman David Williamson Shaffer y James Kaput (1999) ―también citados por Jenkins― cuando señalan un cuarto sistema, que pasa por otra dimensión de representación: la capacidad de almacenar la memoria en forma externa y también de operar sobre ella a partir de la digitalización de esta memoria y las posibilidades del soporte digital. Hoy estamos transitando este cuarto sistema, en el marco del cual podemos leer, operar sobre los textos, reeditarlos, distribuirlos, articularlos, mezclarlos.

Nunca como hoy fue tan posible almacenar la memoria externa. Sin embargo, que sea posible no quiere decir que sea fácil. Parte de los trabajos de educación y gestión digitales debe ir en ese sentido a través del debate de cuestiones no solo técnicas, sino editoriales y pedagógicas.

El portal educ.ar viene trabajando desde hace más de dos décadas en la producción y distribución de contenidos para el sistema educativo argentino. Con un acervo de más de cincuenta mil recursos y un equipo con experiencia en trabajo de gestión del mundo digital, surgen varias preguntas; por ejemplo: ¿cómo actuar frente a cuestiones típicas del mundo digital como la obsolescencia de las tecnologías, la vastedad de la producción y el crecimiento exponencial?, ¿cuál es el valor de los recursos realizados hace una década?, ¿cómo preservar ese material ―tal vez ya no vigente― para futuros trabajos de investigación, como testimonio, o por el interés que puede despertar en docentes de las generaciones presentes y venideras? En otras palabras, ¿cómo aprovechar la posibilidad de archivo y disponibilidad que nos da este cuarto estadio de la tecnología de la representación?

Es imposible, materialmente, auditar en forma constante todo el volumen de contenidos para asegurar su actualidad científica, curricular y técnica, pero vale la pena guardar lo que se produjo desde el Estado, con recursos, profesionalidad y mirada innovadora.

Es por eso que comenzamos a realizar el proyecto Archivo educ.ar, teniendo como referencia bibliotecas del mundo como el Archivo de la web española de la Biblioteca de España, que rastrea robóticamente sitios web, los preserva y los disponibiliza.

El Archivo educ.ar incluye contenidos que se produjeron en etapas anteriores del portal y que no están actualizados, pero sí guardados y catalogados. Tal vez en el futuro quien se dedique a la investigación pueda conocer, por ejemplo, a partir de este archivo, qué contenidos digitales se realizaban en los primeros años del siglo, qué impacto tuvo la epidemia de gripe A o la pandemia de COVID‑19 en la producción digital. Tal vez haya docentes que quieran tomar un recurso y actualizarlo para sus clases. Como vimos, la cuarta etapa que identifican Shaffer y Kaput pasa en gran medida por la posibilidad de las personas usuarias de operar sobre la memoria guardada. Estos materiales, entonces, quedan abiertos a la reutilización.

El portal educ.ar es una organización con equipos técnicos y pedagógicos, dedicada a la gestión de contenidos digitales educativos, un área de trabajo que va mutando al ritmo de los cambios de la sociedad del conocimiento. En este punto, gestionar contenidos digitales pasa por producir, publicar, distribuir, pero también por resguardar su memoria y hacerlo en su mejor versión: cuando guardar significa revisar críticamente, reelaborar y reutilizar.