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22 de agosto: 50 años de la masacre de Trelew

La efeméride recuerda este acontecimiento clave de nuestro pasado reciente, antecedente del terrorismo de Estado en la Argentina. El 22 de agosto de 1972, durante la dictadura que encabezaba el general Lanusse, miembros de la Marina fusilaron a 16 presas y presos políticos en la base aeronaval Almirante Zar de Trelew. Un recurso con actividades que abordan esta época oscura desde el arte.


Foto: Viejo aeropuerto de Trelew, hoy Centro Cultural por la Memoria de Trelew.

¿Qué fue la masacre de Trelew?

La masacre de Trelew fue el primer hito de violencia institucional ilegal llevado a cabo por las fuerzas represivas del Estado durante un gobierno de facto y dentro de una dependencia oficial de las Fuerzas Armadas. Por sus características, esta masacre permite pensar en los modos en que se irá construyendo la dinámica represiva del terrorismo de Estado que tuvo lugar pocos años después, entre 1976 y 1983.

Durante la dictadura de Lanusse (1971-1973), comenzó a profundizarse la persecución y represión de las distintas vertientes de la militancia política, social y cultural. Con este fin, se impulsaron diferentes medidas, tales como el restablecimiento de la pena de muerte para ciertos delitos, el estado de sitio, el empleo de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interna y en las cárceles con las personas prisioneras políticas. Además, se creó la Cámara Federal en lo Penal, conocida también en los pasillos de Tribunales como «Camarón» o «Cámara del Terror», con el objetivo de intervenir en el juzgamiento de «actividades subversivas». Este instrumento de persecución ideológica de personas activistas sociales, políticas y sindicales desde el Poder Judicial implicó que muchas de ellas fueran condenadas a prisión por participar en actividades y medidas de fuerza que la dictadura prohibía, como movilizaciones, huelgas, tomas de facultades, asambleas, entre otras. Algunas de ellas fueron enviadas a la Unidad 6 de Rawson (Chubut), dependiente del Servicio Penitenciario Federal, para mantenerlas alejadas de las principales ciudades del país e impedir así que se relacionaran con organizaciones políticas y sociales, y evitar intentos de fuga.

A pesar de esto, el 15 de agosto de 1972, 25 presas y presos políticos de diversas organizaciones se fugaron del penal de Rawson y recorrieron 21 kilómetros hasta llegar al viejo aeropuerto de Trelew. Solamente seis lograron huir en un avión hacia Chile, donde gobernaba el entonces presidente Salvador Allende. Las personas que no llegaron a abordar el avión, en lugar de ser llevadas nuevamente al penal de Rawson, fueron trasladadas a la base aeronaval Almirante Zar, dependiente de la Armada.

El 22 de agosto de 1972, durante la madrugada, un grupo de marinos las obligó a salir de la celda y las asesinó. Las víctimas de los fusilamientos fueron Carlos Astudillo, Rubén Pedro Bonnet, Eduardo Capello, Mario Emilio Delfino, Alfredo Kohan, Susana Lesgart, José Ricardo Mena, Clarisa Lea Place, Miguel Ángel Polti, Mariano Pujadas, Carlos Alberto del Rey, María Angélica Sabelli, Humberto Suárez, Humberto Toschi, Alejandro Ulla y Ana María Villarreal de Santucho.

Alberto Camps, María Antonia Berger y Ricardo René Haidar recibieron heridas de gravedad pero sobrevivieron tras su traslado al hospital de la Base Naval Puerto Belgrano de Punta Alta, al sur de la provincia de Buenos Aires. Estas personas pudieron dar testimonio de lo ocurrido, pero pocos años después, durante la última dictadura argentina, fueron secuestradas y desaparecidas por el terrorismo de Estado.

Algunas claves para pensar los fusilamientos

Este acontecimiento produjo un gran impacto y tuvo repercusión política, social, mediática y cultural. Era la primera vez que las fuerzas represivas del Estado llevaban adelante dentro de sus instituciones un acto ilegal de violencia brutal. En ese sentido, como indica el historiador Roberto Pittaluga en su artículo «La memoria según Trelew» (Sociohistórica, 19-20, 2006), esta masacre permite observar una novedad en la forma en que las Fuerzas Armadas intervienen y se involucran en la seguridad interna reprimiendo actividades y militancias sociales y políticas. Pero además este acto violento e ilegal se realiza dentro de un edificio militar, lo que marca un claro antecedente del tipo de represión que se llevaría adelante de una manera más extendida. Como explica Pittaluga:

El crimen de Trelew no tiene lugar en una región apartada de la mirada de la nación –como fueron los confines patagónicos en los años 20–, ni en los basurales de José León Suárez, en las afueras de la gran metrópoli: esta vez el crimen es en una instalación del Estado, una base militar, en donde era de público conocimiento que estaban alojados los diecinueve militantes que se habían rendido en el aeropuerto una semana antes.

A su vez, la masacre de Trelew profundizó el malestar popular hacia la dictadura militar y las personas fusiladas se convirtieron en héroes y heroínas de Trelew, referentes de la lucha contra el régimen autoritario y represivo. En distintas instituciones educativas a lo largo y ancho del país, miles de estudiantes participaron de asambleas, actos y manifestaciones. La crisis del gobierno de facto se volvió evidente. Por eso, este hecho fue fundamental para promover la inevitable transición a la democracia de 1973.

Procesar a las personas responsables de los fusilamientos demoró más de treinta años. En 2005, el entonces presidente Néstor Kirchner hizo público el compromiso del Estado de reabrir la causa. Esta se desarrolló entre 2006 y 2015 y se consideró que la masacre fue un delito de lesa humanidad. En 2012, en el 40 aniversario de los fusilamientos de Trelew, tres de los marinos involucrados fueron condenados a prisión perpetua por el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia. Por otro lado, como desde ese acontecimiento ocurrido en 1972 hasta 2005 la Armada seguía realizando tareas de espionaje prohibidas, también se imputó y condenó por esos hechos a quienes integraban la oficina de inteligencia y a la jerarquía naval.

¿Qué impacto tuvo en la cultura y la sociedad?

Durante la década de los setenta, artistas visuales, cineastas, actrices, actores, escritoras y escritores acompañaron con sus prácticas el proceso de politización y participación. Arte y artistas se involucraron en la realidad pensando que con sus prácticas podían intervenir para transformarla. El arte se convirtió en una forma de acción política directa y además muchas personas artistas formaron parte de las organizaciones políticas. De este modo, el arte conceptual latinoamericano de esos años se distinguió por su contenido ideológico y por la intención precisa de ofrecer al público una imagen directa y eficaz para denunciar las injusticias sociales.

Debido a las dificultades para comprender lo ocurrido en Trelew, por la novedad y la brutalidad de la violencia de la masacre, el arte y la protesta social espontánea fueron dos formas de expresar y canalizar el repudio, la oposición a la dictadura, el recuerdo de las personas asesinadas y el pedido de justicia.

Recursos y actividades: un abordaje desde el arte

En 1972 y 1973, distintos colectivos de artistas e intelectuales realizaron intervenciones en el espacio público para denunciar, recordar y exigir justicia por estos hechos, además de cuestionar y visibilizar la situación social y otras formas de represión de la dictadura. También se generó una enorme movilización en Trelew que reclamaba por las presas y presos políticos.

A continuación, brindamos una serie de obras de arte y fuentes gráficas y documentales, acompañadas por preguntas para abordar con las y los estudiantes. Una propuesta para tratar este acontecimiento en las aulas desde el arte y analizar el contexto social y político en el que se produjo.

Construcción de un horno popular para hacer pan

En 1972, el Centro de Arte y Comunicación (CAyC) inauguró la muestra «Arte e ideología» en la plaza Roberto Arlt, ubicada en el centro de Buenos Aires. Entre las obras se destacó Construcción de un horno popular para hacer pan de los artistas Víctor Grippo y Jorge Gamarra. Con la ayuda de un trabajador rural, construyeron en la plaza con ladrillos y barro un horno en el que hicieron pan que repartieron entre el público. Esta obra buscaba revalorizar un oficio popular y mostraba que era posible reunirse en torno a una acción común.

Les proponemos observar la imagen sobre esta intervención y reflexionar e investigar en torno a las siguientes preguntas:

  • ¿En qué espacios tiene lugar esta intervención? ¿Por qué? ¿Cuál era el propósito?
  • Para investigar: ¿cuáles eran las características de las manifestaciones artísticas en los años setenta?
  • ¿Cuáles son las diferencias y similitudes con las obras artísticas de la actualidad que conocen?

Fuente: Secundaria para todos: ARTE. Portal educ.ar

Monumento al prisionero político desaparecido

El artista Luis Pazos presentó tres lápidas de cementerio bajo el título Monumento al prisionero político desaparecido (1972). En el catálogo de la muestra, el autor sostenía que el arte debía ser claro, ético, nacional, comprometido y violento, al igual que toda expresión de los pueblos que luchan por su liberación. Dos días después de la inauguración, la muestra fue clausurada por la policía.

Les sugerimos observar la imagen teniendo en cuenta el contexto de la masacre de Trelew y responder:

  • ¿Qué características de la instalación les llaman más la atención?
  • ¿Cuál es el mensaje que busca transmitir? ¿Por qué lo realiza en una plaza pública? 
  • ¿Por qué les parece que se llama así? ¿A qué otros momentos históricos de la historia reciente argentina les resuena? ¿Por qué?

Foto: Luis Pazos. Proyecto de monumento al prisionero político desaparecido, 1972. Acción anónima durante la exposición Arte e ideología. CAYC al aire libre

La realidad subterránea

Esta intervención pública llamada La realidad subterránea (1972) fue realizada por los artistas Luis Pazos, Ricardo Roux, Roberto Duarte Laferrière y Eduardo Leonetti. En la pared de una plaza hay 16 cruces pintadas. Junto a la pared había un pozo que conducía a un sótano al que se descendía por una escalera. Al bajar, quienes visitaban la muestra podían ver fotos del Holocausto enmarcadas. La instalación fue censurada y clausurada por un comunicado de la dictadura con esta leyenda: «no ha sido expuesto lo que nosotros tenemos definidamente dado como arte».

Teniendo en cuenta las características de la muestra, el contexto represivo de la dictadura y la masacre de Trelew, pueden responder estas preguntas:

  • ¿Por qué les parece que la instalación se llamaba La realidad subterránea
  • ¿A quiénes hacían referencia las 16 cruces? 
  • ¿Por qué creen que la obra incluía fotos del Holocausto? ¿Qué relaciones se establecen entre ese acontecimiento límite para la humanidad y lo ocurrido en la masacre de Trelew? ¿Es una mera comparación o tiene otra finalidad?
     

Fotos: Roberto Laferriere, Eduardo Leonetti, Luis Pazos y Ricardo Roux. La realidad subterránea. Durante la exposición Arte e ideología. CAYC al aire libre, 1972. 

Ni olvido ni perdón

Raymundo Gleyzer fue un cineasta y militante de izquierda secuestrado y desaparecido durante la dictadura de 1976-1983. Él filmó y editó en la clandestinidad la película Ni olvido ni perdón (1972), que contiene la conferencia de prensa completa de las y los militantes en el aeropuerto de Trelew antes del traslado a la base aeronaval Almirante Zar. Advierten en ella que, de no mediar protección legal, habría un fusilamiento. 

  • ¿Por qué les parece que la película se llama Ni olvido ni perdón?
  • ¿En qué otros contextos históricos de la Argentina fue recuperada la bandera Ni olvido ni perdón
  • ¿De qué manera lo ocurrido en Trelew permite pensar la represión, pero también la movilización y búsqueda de justicia ante la violencia institucional en los años siguientes? 

Fotograma de la película

Las lenguas y Los amordazamientos

Mediante distintas obras, el artista Alberto Heredia reflejaba y denunciaba la violencia. En sus trabajos utilizaba materiales de desecho, objetos descartados por la sociedad de consumo. Las series Las lenguas y Los amordazamientos fueron realizadas en 1972.

  • Sugerimos describir lo que ven en estas obras: ¿qué objetos y materiales usó el artista? 
  • ¿Por qué creen que aparecen bocas amordazadas en ellas? ¿Cómo las relacionan con el clima político de 1972?

Foto: Museo Nacional de Bellas Artes

Violencia

En 1973, en el Centro de Arte y Comunicación, Juan Carlos Romero presentó la muestra Violencia. Cubrió las paredes y el suelo de los tres pisos del espacio con afiches con la palabra «violencia» impresa en grandes caracteres y expuso fragmentos de textos e imágenes sobre esta en el país y en el mundo. La obra se articulaba como un sistema constituido por tres niveles de información: en la sala principal, las paredes y el suelo habían sido cubiertos con los afiches de «violencia»; la segunda sala reunía fragmentos de textos de diversa autoría que se proponían como definiciones de esta palabra; por último, un tercer sector de la instalación presentaba portadas y fotografías de una revista sensacionalista donde el término «violencia» se reiteraba en destacados titulares.

  • ¿Qué sensaciones y reflexiones buscaba generar en el público el artista a partir de esta instalación? 
  • ¿A qué hechos políticos y represivos hacía referencia con la palabra «violencia»? 

Fotos: gentileza de María Esther Galera

El mudo

Entre 1972 y 1973, Juan Carlos Distéfano realizó la escultura El mudo II, en la que representaba a un hombre sometido a un tipo de tortura, «el submarino». A partir de ese año, el artista se dedicaría a representar el cuerpo humano en experiencias traumáticas. Los cuerpos aparecen violentados, torturados e imposibilitados de moverse y vivir. 

  • ¿Cómo describirían esta obra? ¿Por qué se llama El mudo?
  • ¿Por qué creen que el artista comenzó a realizar este tipo de esculturas en 1972? ¿Cómo se relaciona con el contexto social y político? 
  • ¿De qué manera estas representaciones se pueden vincular con lo que ocurriría a partir del terrorismo de Estado entre 1976 y 1983?

Fotos: Museo Nacional de Bellas Artes

Una bandera

En diciembre de 1972, alrededor de cuarenta familiares nucleados en la Comisión de Familiares de Presos Políticos y Gremiales se movilizaron por las calles de Trelew con una bandera que decía «Devoto, Rawson = campos de concentración». Detrás de la bandera se lee un cartel que dice «Rawson, Granaderos, Devoto, campos de concentración de la dictadura».

  • ¿Por qué los y las militantes pensaban que las cárceles donde la dictadura de la «Revolución Argentina» (1966-1973) encerraba a presas y presos políticos eran campos de concentración?
  • ¿A qué otra experiencia histórica mundial se estaba haciendo referencia con el término «campos de concentración»? 
  • ¿A qué otros procesos represivos y políticos que ocurrirían en la Argentina en los siguientes años se asemejan estas banderas y denuncias? 

Fuente: Archivo Nacional de la Memoria

Correspondencia

María Angélica Sabelli fue una de las 16 víctimas de los fusilamientos de Trelew. El Archivo Nacional de la Memoria guarda las cartas que le escribía a su familia mientras estaba presa en el penal de Rawson. Esta es una carta de ella del 26 de junio de 1972, dos meses antes de la masacre. 

  • ¿Cómo describe su situación en la cárcel? ¿Qué tipo de relación tenía con su familia?
  • ¿Qué hechos de la política nacional menciona? ¿Cómo los relaciona con su situación personal? Te sugerimos que investigues más sobre los acontecimientos políticos de los que habla en su carta.

Descargar correspondencia Maria Angelica Sabelli 1 [.JPG]

Descargar correspondencia María Angélica Sabelli 2 [.JPG]


 


Otros recursos 

Ficha

Publicado: 20 de agosto de 2022

Última modificación: 22 de agosto de 2022

Audiencia

Docentes

Área / disciplina

Historia

Arte

Formación Ética y Ciudadana

Nivel

Secundario

Categoría

Efemérides

Modalidad

Todas

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Etiquetas

terrorismo de Estado

Masacre de Trelew

Autor/es

Dirección de Educación en Derechos Humanos, Género y ESI

Programa Educación y Memoria

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