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María Saleme

María Saleme fue docente de todos los niveles y es considerada una de las primeras educadoras populares argentinas. Esta biografía forma parte de la colección de podcast «Educadores y educadoras que hicieron escuela», elaborada por el Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD).


Instituto Nacional de Formación Docente presenta «Educadores y Educadoras que hicieron escuela». Episodio 7: María Saleme.
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Docente de todos los niveles es considerada una de las primeras educadoras populares argentinas; luchó por un sistema educativo inclusivo y liberador, una universidad pública y crítica que implicara a la sociedad en la producción del conocimiento, y docentes que buscarán el saber en los cuestionamientos más que en las certezas.
Sufrió persecuciones, exilio y el terrorismo de estado, y ella respondió con la pedagogía del silencio, la escucha y el diálogo.
María Saleme nació en Yerba Buena, Tucumán, el 15 de septiembre de 1919. Hija de un libanés y una catamarqueña, fue la menor de siete hermanos en una familia que perdió su buen pasar tras la temprana muerte del papá. Con su mamá abocada al trabajo, María hizo sus primeros aprendizajes de vida con una empleada doméstica analfabeta y los hijos e hijas de trabajadores rurales, jornaleros, quinteros y jardineros de la zona.

TESTIMONIO [voz femenina]: A ella la recuerdo como una muchacha fuerte. De chiquita, negra como yo, me calzaba de un brazo y me llevaba como un pájaro. Una relación muy de piel con ella.

Estudió en un colegio de monjas y después en la Escuela Sarmiento que depende de la Universidad Nacional de Tucumán. Además de egresar como bachiller y maestra, fue allí donde comenzó su militancia estudiantil.

TESTIMONIO [voz femenina]: Me volví zurda más de la mano, porque escribo con la izquierda.

La «negra» -como le decían-, ingresó a la carrera de Filosofía y Pedagogía de la UNT, al mismo tiempo que comenzó a alfabetizar a las obreras de una fábrica de fósforos de la capital tucumana.

TESTIMONIO [voz femenina]: A mis 18 años salía asombrada de que esas mujeres en su alfabetismo sabían más que yo con mi universidad.

Su relación con la UNT fue muy conflictiva. Denunciaba su clasismo y elitismo, además del perfil conservador y patriarcal.

TESTIMONIO [voz femenina]: Están más preocupados por mantener el poder académico que poner a la universidad al servicio de las transformaciones sociales y la voz de los excluidos, perseguidos y oprimidos.

Como integrante del centro de estudiantes y delegada de la FUA, en 1948, María apoyó las medidas de fuerza a favor de los 900 docentes universitarios cesanteados en todo el país por el peronismo.
Fue suspendida durante 5 años, por lo que se recibió rindiendo libre. Como ayudante de cátedra de Filosofía Antigua puso en valor el no saber como una aceptación disparadora de preguntas, del pensamiento y de la construcción del conocimiento.
La «negra» Saleme encontró más riqueza en el diálogo y las preguntas que en la búsqueda del resultado o el conocimiento consagrado y planteó que la complejidad de la realidad no es abordable desde los cercos de las  disciplinas que dividen la comprensión del mundo.

TESTIMONIO [voz femenina]: Son cosas que ni los libros ni la formación erudita pueden explicar, por eso prefiero conversar a escribir las palabras sueltas y la reflexión con otras personas.

A mediados de los 40 se casó con el editor, titiritero, librero y teatrista itinerante Alberto Burnichón, con quien tuvo cuatro hijos.

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Ya como profesora de la UNT, en 1952 fue cesanteada al negarse a llevar el luto obligatorio por la muerte de Evita, por lo que se trasladó a Buenos Aires y luego se radicó en Córdoba.
En 1966, la intervención de la dictadura de Onganía en la universidad nacional de aquella provincia resolvió expulsarla de sus cargos. Como muchas otras víctimas de la Noche de los Bastones Largos se exilió en México.
Convocada como docente de Pedagogía, por la Universidad Veracruzana también se abocó a la formación de maestros y comunidades indígenas. Además organizó un centro de investigaciones pedagógicas en Xalapa. Trabajó en escuelas primarias y fue alfabetizadora en poblaciones campesinas.

TESTIMONIO [voz femenina]: Descubrí a mi país en ese país. Yo había salido de una universidad con muchos profesores buenísimos, varios de ellos exiliados de la Segunda Guerra, entonces éramos una universidad europea. Cuando llegué a México descubrí que lo que me habían enseñado como Ciencias de la Educación no era la educación que había sino que existían otros saberes anclados en una experiencia casi ancestral. Me di cuenta de que tenía que recuperar el valor del silencio, porque el silencio me dice cosas que no me dice la palabra.

Saleme creía profundamente en la educación como herramienta clave de la transformación social. Escuchando al otro, prestando atención a sus gestos, contexto y saberes.

TESTIMONIO [voz femenina]: Cuando volví a la Argentina fui directo a trabajar a la frontera en Salta. Ahí me di cuenta de que era mi país con los chiriguanos vi que no me servían las cartillas hechas en Buenos Aires para alfabetizar. No podía empezar por «mamá», tenía que empezar por «agua» que es la palabra vital para el chiriguano, hombre de río. Quise trabajar agua con el campesino del Valle Calchaquí, dueño riquísimo de esas tierras pero hoy peón de sus propietarios. Pero allí la palabra era «tierra» como el asentamiento y «leche» como la necesidad. Qué lejos está de la realidad de lo que se mueve, de lo que cambia el saber que se sistematiza como saber que debe ser sabido.

Planteaba que la enseñanza no implicaba conocer la realidad sino intervenir en ella, desentrañar las diferencias y ver más que mirar la homogeneización impuesta a una realidad escolar, en verdad heterogénea.
Cuestionaba profundamente la cultura hegemónica y las bases destructivas del capitalismo. Creía en un sistema educativo y una universidad pública inclusivas y no elitistas, abiertas al pueblo y críticas de todas las formas de opresión cultural, porque tal como denunciaba en los 90, la transversal matriz de la educación es la pobreza.

TESTIMONIO [voz femenina]:La discriminación en la escuela aparece con otros ropajes: el buen alumno, el malo, el díscolo o el insoportable, el que pasa o se va.  Toda una a política de descarte y exclusión que lleva al discriminado a discriminarse a sí mismo: «soy una burra, por eso dejé la escuela».

María Saleme se propuso revincular a la universidad con la sociedad y la  realidad de la que forma parte, superando los abordajes estancos de las disciplinas y los academicismos que excluyen a los sectores vulnerados, Para lograrlo, planteó la necesidad del diálogo, diálogo interdisciplinario y entre saberes del campo popular: con las experiencias de los propios territorios colonizados, violentados y desposeídos; con las prácticas educativas y las situaciones de vida de las y los alumnos; con la diversidad y la desigualdad; con la complejidad del mundo de cada estudiante y del propio docente.  Por eso viajó por todo el país formando maestras y maestros hasta sus últimos días.

TESTIMONIO [voz femenina]: Estamos a la altura de poder escuchar este saber como conversación y como urgencia del presente.

Incluso antes de establecerse nuevamente en el país en 1973, fue parte del equipo que organizó el llamado Taller Total, una experiencia pedagógica y política de la Universidad Nacional de Córdoba para formar arquitectos y arquitectas para otro mundo. un mundo que nunca llegó.

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La misma noche del 24 de marzo de 1976, María Saleme y su familia fueron secuestrados de su casa, en Villa Rivera Indarte. Al día siguiente, su compañero apareció asesinado.
La «negra» se mudó a Buenos Aires donde trabajó limpiando casas y cuidando adultos mayores. También comenzó a militar en el Movimiento Ecuménico por los Dderechos Humanos hasta el retorno de la democracia, en 1983.
María regresó a Córdoba y entre 1988 y 1990 fue decana de la Facultad de Filosofía y Letras, de la UNC, tras lo cual impulsó y dirigió, hasta jubilarse, el centro de investigaciones que hoy lleva su nombre. Murió el 21 de noviembre de 2003, a los 84 años, en la capital mediterránea.
María Saleme fue una docente e investigadora, educadora popular y formadora de formadores, cuyo legado existencial político y pedagógico propone aún hoy repensar la forma de vida más allá de la mera transmisión cultural académica, entendiendo que no se puede educar sin autonomía, con una relación ambigua con el poder, sabiendo solamente lo sabido, reproduciendo y pauperizando el conocimiento. Por eso desafía a romper con las certezas, a hacerse preguntas en lugar de buscar respuestas, analizar la propia práctica, cuestionar el objeto de conocimiento y al conocimiento mismo y entonces abrazar como parte de la tarea cotidiana a lo posible, lo incierto y lo turbulento, descubriendo el orden oculto del desorden creador.
En cada educador y educadora hay un poco de María Saleme.
Sigamos haciendo una escuela pública más justa e igualitaria.
Sigamos educando.
«Educadores y educadoras que hicieron escuela», episodio 7: María Saleme.
Instituto Nacional de Formación Docente.
Ministerio de Educación.
Presidencia de la Nación.

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Ficha

Publicado: 02 de diciembre de 2020

Última modificación: 06 de enero de 2021

Audiencia

General

Área / disciplina

Ciencias de la Educación

Nivel

Superior

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Audio

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