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Cómo curar contenidos

«Curar» contenidos, una de las habilidades más valiosas en la sociedad el conocimiento.


El término viene del mundo del arte. «Curador» es aquel experto que selecciona las obras de uno o varios artistas, una época o un tema y arma por ejemplo una muestra, un museo o un libro con sentido. 

En los últimos años con la cantidad de contenidos culturales que hay en internet los curadores han amplificado su espectro: se curan películas para una página, música para una playlist, libros para una oferta de una librería. Necesitamos curadores que nos ayuden a encontrar cosas buenas sin perder tiempo y esto pasó a convertirse en uno de los «nuevos trabajos» del siglo XXI. Así lo define Jeff Jarvis:

Uso esta palabra habitualmente porque encapsula el valor de encontrar lo mejor de lo que ya existe y de manera de que uno no necesita repetir el esfuerzo; compartir con la audiencia trabajos que merezcan atención y complementar el trabajo propio con lo que otros hacen.  ¿Qué hace un curador? En museos, bibliotecas, galerías y bodegas, los curadores buscan, atrapan, seleccionan, verifican, agregan contexto y explicación, presentan y recomiendan lo que hay recolectado.

¿Se puede hablar de curación de contenidos en la educación con tecnología? 

En 2006 Burbules y Calister analizaron la información problemática en internet a partir de cuatro adjetivos: inexacta, injuriosa, intrincada e inútil. La información inexacta es la que puede inducir a errores y los usuarios -estudiantes por ejemplo- no pueden distinguirla; la injuriosa no es incorrecta pero si dañina y peligrosa moralmente; la intrincada es aquella información mal presentada que induce a confusión y la inútil es la no adecuada para nuestros destinatarios.

Estos criterios son los que se tienen en cuenta para ofrecer recursos de calidad para la comunidad educativa. 

¿Cómo curar contenidos?

Imagen video ¿Cómo curar contenidos?

https://www.educ.ar/recursos/150589/microaprendizaje

¿Qué necesitamos para ser buen un curador?

  • Primero y principal, conocimiento de las materias o disciplinas. Esta capacidad es fundamental para seleccionar y distribuir materiales para estudiantes y docentes. Es cierto que uno puede confiar en sitios web de reconocidos como centros de saber pero el criterio propio es fundamental.
  • En segundo lugar, capacidad de evaluar la adecuación del material a una clase, un aula, un contexto y a sus destinatarios. En internet hay mucha información, pero no siempre está organizada de la manera que la necesitamos en un contexto didáctico. Por eso, debemos ser capaces de fragmentar el material, de recortar zonas y recontextualizarlas.
  • Capacidades más bien instrumentales para descargar materiales e intervenirlos: cortarlos, sobreescribirlos, subtitularlos, incluirlos en blogs, plataformas, presentaciones, videos.  Capacidades técnicas para descargar archivos, guardar información en espacios personales y/o compartidos en forma recuperable a través del manejo de carpetas, etiquetas, socialbookmarking, entre otras opciones.
  • Capacidades de trabajar en forma colaborativa en internet, es decir participar de grupos y entornos de aprendizaje, cursos y otros circuitos del conocimiento. En estos espacios podemos encontrar y /o chequear información. Lo mejor para saber si un contenido es bueno es la opinión de otros colegas.
  • Conocimiento de las licencias, permisos, normas de citado y referencia y otros procedimientos para utilizar materiales de otros sin problemas ni violaciones a la propiedad intelectual. 

Algunas recomendaciones

  • Aprovechar la curación para crear materiales plurales que muestren diferentes puntos de vista para desarrollar el espíritu crítico de sus destinatarios. El conocimiento no es único, se nutre de la diversidad de opiniones. El conocimiento está fragmentado en diferentes entornos, soportes y fuentes. 
  • Cocrear materiales “a medida” del contexto de la escuela, de la comunidad, de la jurisdicción más allá de los productos de la industria de textos educativos. 
  • Hay recursos disponibles dentro de la comunidad educativa y/o de su entorno de un valor insospechado: historias de vida, periódicos locales, fotografías pueden ser materiales que “bien curados” sean la base de secuencias didácticas o narrativas enriquecedoras. 
  • En este contexto de cuarentena, debemos considerar también que los materiales puedan ser utilizados por los estudiantes sin la intermediación del docente en contexto de aula, que no requieran materiales más allá de los disponibles en el hogar, por ejemplo, uso de impresoras, libros que no estén disponibles en internet, etc. Debemos también pensar en las posibilidades de acceso de los docentes y estudiantes: que sean livianos para evitar un consumo excesivo de datos y puedan verse/utilizarse en distintos tipos de dispositivos (computadoras, tablets, smatphones).  

Tipos de curadores

Por último, debemos considerar los varios tipos de curadores que según Marit Bijlsma de LangOer existen y ordena en tres niveles: 

Nivel 0. Remplazar. Es el curador que busca recursos pero no los vincula con otros ni cambia demasiado su forma de presentar los materiales. Es una actividad básica pero muy valiosa por ejemplo para reemplazar libros de textos en escuelas de bajos recursos o complementarlos. 

Nivel 1. Reordenar. Selecciona contenidos de múltiples fuentes y organiza propuestas didácticas a la medida de los estudiantes. 

Nivel 2. Repensar. Seleccionar y mezcla contenidos en el marco de nuevas propuestas pedagógicas. Requiere contenidos que tengan licencia que permitan estas operaciones de transformaciones y de nuevos lenguajes. 

Ficha

Publicado: 28 de abril de 2020

Última modificación: 16 de agosto de 2022

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