Geosocialización: dime dónde estás y te diré quién está cerca

Empecemos por el principio: ¿qué es la geolocalización? Es la posibilidad de identificar un objeto (o en este caso a nosotros mismos) en un punto geográfico determinado. Basada en la ubicación GPS y a través de internet, podemos ubicar en el mapa a una persona gracias a los datos que esta nos da desde su dispositivo móvil (celulares o tabletas, por ejemplo).

Esto es algo que hacemos comúnmente en las principales redes sociales. Cuando sacamos una foto en Instagram, le aplicamos los filtros y le sumamos el detalle de dónde fue tomada. Lo mismo ocurre cuando armamos nuestros álbumes en Facebook o en Twitter (que posee un sistema especial para determinar desde dónde se envían los tuits).

En pocas palabras, la geosocialización nos brinda la posibilidad de conectarnos con los amigos que tengamos físicamente más cerca.

Uno de los sitios más conocidos de esta tendencia es Foursquare, una aplicación móvil y social gratuita. Al usarla, damos a conocer a nuestros amigos el lugar geográfico en donde estamos, descubrimos nuevas locaciones como restaurantes o bares y, en el proceso, ganamos puntos que nos permitirán obtener descuentos y beneficios. A partir de la información que los usuarios fueron suministrando a la plataforma desde su creación en 2009, el servicio evolucionó hacia un motor de recomendaciones que sugiere lugares de manera inteligente, en función de nuestros intereses.

Columna de tecnología del portal educ.ar en la TV Pública (2 de agosto de 2013)

Y así como FourSquare sirve para ver dónde están tus amigos y encontrar nuevos lugares, existen infinidad de aplicaciones que utilizan como base la geolocalización. Waze, por ejemplo, se encarga de tránsito. En él, los usuarios comparten sus rutas y nos avisan lo que sucede en tiempo real. Si hay un accidente o una calle está cortada, los usuarios suben la información a Waze y nosotros nos enteramos antes de que esto llegue a los medios de comunicación tradicionales.



Tinder, por su lado, es una aplicación para concretar citas. Una vez que introducimos una foto, nuestros datos y orientación sexual, Tinder nos va mostrando a quiénes tenemos cerca para que elijamos quién nos gusta. Cuando se produce una coincidencia, se pasa a un cuarto de chat privado para seguir charlando y finalmente verse cara a cara.

Pero si lo que queremos es todo lo contrario, si no tenemos ganas de cruzarnos con ningún amigo ni conocido, para eso tenemos Hell is other people. Algo así como «el infierno son los demás». Básicamente, es el gemelo malvado de Foursquare. Invirtiendo la situación que propone este último, toma el motor de la red social para programar mapas con rutas alternativas que nos aseguran no encontrarnos con ninguno de nuestros contactos y así poder caminar tranquilos sin que nadie aparezca para molestarnos. De esta manera, tendremos un mapa donde veremos puntos naranjas que representan a nuestros contactos y puntos verdes que indicarán las distancias óptimas para evitarlos.

Como ven, las posibilidades que brinda la geosocialización son más que variadas. Hay que dejar de lado el miedo inicial que nos da eso de «entregarle más datos privados» a la internet y empezar a disfrutar de los beneficios de su buen uso.