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Léxico personal

El pensamiento consciente se expresa a través de palabras y cada uno de nosotros lo hace de manera particular, utilizando una serie de términos a los que ha integrado en su habla por sentirlos especialmente útiles o porque se los ha topado y no ha podido sino sumarlos.


Aclaro que me refiero al pensamiento consciente porque creo que tenemos que aceptar que hay un nivel en el que las cosas se piensan en nosotros de manera inconsciente y probablemente no verbal, bajo la forma de intensidades sensibles, sentidos que se enciman y trabajan sin que lleguen a obtener jamás la apariencia de un nombre.

Esa serie de palabras personales, que sin duda son compartidas (lo propio de las palabras es ser signos participantes de un código de comunicación, y de nada servirían palabras individuales), conforman lo que podríamos llamar nuestro "léxico personal", el repertorio de recursos con el que contamos en la tarea de conformar nuestra imagen del mundo. Del desarrollo de ese léxico particular es sensato esperar un crecimiento de nuestra capacidad de comprensión.

Quiero hacer aquí una aclaración: suele suponerse que la primera necesidad en relación con el tema del léxico es la de incrementar la serie de recursos ofreciendo al alumno (y por qué no al docente) nuevas palabras, ampliando el vocabulario y con él incrementando también las posibilidades de decir. Es sin duda un camino meritorio, pero contamos al abordarlo con una dificultad: las palabras no parecen querer incoroporarse de manera forzada, para ser integradas a nuestro lenguaje debemos sentirlas nuestras. La variante aquí propuesta, en cambio, parte de la idea de que la ampliación de las palabras y conceptos que tenemos como recursos propios puede ser una vía más efectiva para el refinamiento verbal y expresivo. ¿Se trata acaso del número de palabras, de construir como objetivo un vocabulario amplio o más bien de ayudar a gestar y expresar un sentido? Centrándonos en esta segunda opción creo que logramos llegar de manera más efectiva a la riqueza de un mundo de palabras verdaderamente significativas, ya que se parte del reconocimiento del hilo con el cual las palabras pueden volverse parte de una intención de pensar y decir. Las palabras no tienen valor en sí mismas, sino como términos de una elaboración o de una comunicación que posee una intención propia. Trabajando esa intención, favoreciéndola, logramos indirectamente darle peso y sentido a las palabras, usándolas.

Cada uno tiene una serie de palabras con las que se siente cómodo, y con las que logra expresar sus visiones fundamentales, su comprensión del mundo. ¿Podemos listarlas? Probablemente no tengamos acceso directo a ellas y debamos para encontrarlas pescarlas en acción. El ejercicio comenzaría entonces con la redacción de un texto que pueda requerir la aparición de las mismas para cumplir su función, un texto, por ejemplo, en el que uo tenga que decir sus posiciones básicas respecto de temas fundamentales.

Propondría a los alumnos el trabajo de responder, para empezar, estas tres preguntas:

  1. ¿Cuál es el sentido de la vida?
  2. ¿Qué es importante y valioso para mí?
  3. ¿Cómo es la vida a mi alrededor?

Muchas otras preguntas podrían servir, pero creo que deberían ser lo suficientemente amplias como para permitir la expresión descuidada. Es más, debe prescribirse como parte del trabajo que se escriba lo más espontanea y despreocupadamente posible, lo que se consigue si la clase está acostumbrada a trabajar en un ambiente distendido y aprobatorio, y resulta completamente imposible si se trabaja con un tono crítico.

El segundo paso sería el de pedirle a cada alumno que subraye de su propio texto aquellas palabras que reconoce como más familiares, las que más lo ayudan a responder las cuestiones planteadas. Esa serie de palabras, entre 3 y 10 términos escogidos, será el primer paso para el armado y desarrollo de un léxico personal.

El trabajo siguiente sería el de hacer un trabajo de investigación y ampliación del sentido de esas palabras. Lo más conveniente sería producir la mezcla de la definición personal con la definición objetiva, la de los diccionarios. Para obtener la definición personal sería conveniente hacer tanto el intento de aclaración directa (respondiendo por cada término a la pregunta: ¿qué quiere decir esta palabra?) como una búsqueda indirecta y capaz de captar el universo de asociaciones libres ligadas a ese término (por ejemplo pidiendo que se elija, tomándolas de una pila de revistas preparadas a tal efecto, tres imágenes que ayuden a explicar la palabra y escribiendo sobre ellas: este uso de la imagen como elemento intermediario para la captación y desarrollo de sentidos inaccesibles de manera directa es sumamente útil y puede usarse en muchos ejercicios diversos).

Puede suceder que en la clase distintas personas terminen teniendo que desarrollar las mismas palabras, de lo que surge el interesante paso posterior de comparar los resultados e incluso la posibilidad de integrarlos. De todas maneras habría que tratar de que el primer desarrollo de cada término se haga en forma individual, porque no se trata de ir directamente hacia la definición objetiva sino más bien de intentar captar el matiz exacto y personal que cada término tiene dentro del pensamiento de cada uno.

Ficha

Publicado: 16 de julio de 2009

Última modificación: 28 de marzo de 2025

Audiencia

Docentes

Área / disciplina

Filosofía

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

palabra

vocabulario

Autor/es

Alejandro Rozitchner

Licencia

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