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Diálogos imaginarios

Además de utilizar la herramienta del diálogo de la manera más simple y directa -pero no por eso poco efectiva-, generando intercambios de pensamientos en la clase, se me ocurre otra forma de usar los diálogos en las clases de filosofía que también puede resultar muy útil. Consiste en pedirles a los alumnos que escriban diálogos imaginarios entre personas específicas.


En los años en los que trabajé en la cátedra Tomás Abraham del Ciclo Básico Común propuse a los alumnos el siguiente ejercicio. Primero: que escribieran la lista de las cosas que no decían explicitando a quién irían dirigidas. Surgían frases del tipo: a mamá, que no me revise más los cajones. A mi hermana, que no use más mi ropa. A papá, que lo extraño.

La potencia emotiva del ejercicio era parte de su riqueza, y la idea de hacer entrar en un trabajo filosófico tal nivel de sentimientos estaba determinada por el convencimiento de que no es posible pensar nada sin que se involucre en el movimiento del pensamiento la intimidad afectiva del pensador.

Como segundo paso el pedido de la tarea era que escribieran la escena imaginaria en la que finalmente le decían a la persona en cuestión aquello que callaban. El resultado fue la producción de una serie de textos poderosos, interesantes, que planteaban cuestiones problemáticas y ricas por todos los costados.

Me parece que el ejemplo es un poco extremo, demasiado fuerte, pero que la utilización de la escritura de diálogos ficticios podría ser aprovechada para plantear tareas muy diversas. Imagino las siguientes situaciones como disparadoras de diálogos interesantes:

  • por mala conducta sos llevado a ver al director de la escuela
  • te encontrás con un profesor o profesora que no te gusta en el supermercado
  • un amigo tuyo te dice un secreto
  • un vagabundo te para por la calle
  • un chico o chica del colegio que casi no conocés te pide ayuda para algo
  • tu ídolo te invita a tomar algo
  • etc (se puede elaborar primero la lista de opciones en el pizarrón, pidiendo ayuda a todos)

Creo que sería interesante que después de la escritura cada alumno leyera su texto en la clase y que entre todos, y con ayuda del docente, trataran de determinar cuales fueron los temas planteados en cada diálogo. De esa forma extraeríamos un principio abstracto ordenador, que no es por supuesto el principal valor del ejercicio, pero que puede actuar como paso hacia una elaboración posterior sin ser al mismo tiempo persecutorio con la intimidad expuesta.

El valor del ejercicio es que proyecta a los alumnos hacia la escritura, hacia la creación de una situación imaginaria, que los lleva a explorar su vida interior y a presentarla de manera explícita en un texto que luego será compartido.

Como siempre, aconsejo que el docente también haga el ejercicio y lo lea frente a sus alumnos.

Ficha

Publicado: 28 de julio de 2009

Última modificación: 26 de marzo de 2025

Audiencia

Docentes

Área / disciplina

Filosofía

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

ejercicio de redacción

diálogo

situaciones de diálogo

Autor/es

Alejandro Rozitchner

Licencia

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