Gusti: cuadernos de viaje de un ilustrador (segunda parte)
Por Mónika Klibanski y Verónica Castro
—Su estética ha cambiado mucho a lo largo de estos años, sobre todo en sus últimos libros.
—Hacer estilos diferentes es algo para mí natural, va con mi forma de hacer las cosas. Me cuesta quedarme enganchado en algo; está claro que sería mucho más cómodo para mí repetir algo que funciona, pero no puedo, es más fuerte que yo. Siempre voy investigando cosas nuevas, aunque a veces topo con que alguien ya se me adelantó. En todo caso, es mi propia búsqueda.
—Hay artistas que dicen que las ideas de sus obras les llegan en movimiento, y para convocar a las musas suelen salir a caminar. En su caso ¿cómo llega la inspiración?
—A mí me viene la inspiración escuchando, estando atento. A veces hablando por teléfono hago un montón de garabatos y luego los miro y así empiezo a tejer historias, en el tren por ejemplo.
—¿Qué ilustradores o artistas plásticos admira?
—Me encantan tantos que no podría citarlos sin que me quedasen muchos en el tintero. Me gusta mucho la ilustración francesa: Serge Bloch, Martin Jarrie, Marc Boutavant; Miquel Barcelo, Juanjo Sáez, Sara Fanelli, Tim Burton, y otros.
—Algunos escritores, en tiempos de computadoras cada vez más sofisticadas, prefieren escribir sus originales en forma manuscrita, porque dicen que eso les ayuda a encontrar la cadencia de un relato, el tono o registro de la voz narrativa de un personaje, el ritmo de la historia. Algunos eligen con especial cuidado y detalle los cuadernos y los lápices con los que escriben –estableciendo una relación algo fetichista con esos materiales– y recién al final del proceso pasan el texto a la computadora. ¿Cómo es su relación con los materiales que usa para dibujar? ¿Cómo se lleva con los cambios tecnológicos? ¿Qué procesos sigue haciendo de manera artesanal/manual?
—Siempre comienzo con un dibujito o bocetos. Últimamente con acuarelas; cada vez tengo menos ganas de hacer cosas muy acabadas, me aburre. Mi meta es puramente disfrutar lo máximo y por allí vamos.
Apuntes en Quito, Ecuador.
Soy muy cutre (1) en cuanto a mis materiales: unas cajas de acuarelas, algunos lápices de colores, unos acrílicos un poco chamuscados, unos pinceles no muy buenos ni bien cuidados. Y ya está. Es verdad que el ordenador es una herramienta fabulosa siempre y cuando seas tú quien manda y no la máquina. Veo muchas veces que los ilustradores se dejan seducir por las ventajas del ordenador y eso les hace perder un poco de su toque personal.
—El chamán de la tribu (un libro ilustrado dirigido a jóvenes lectores), en coautoría con Ricardo Alcántara, parece el libro que mejor integra su experiencia de viajero por la selva latinoamericana y su interés por los pueblos originarios, la preservación del paisaje y de especies en extinción. ¿Cómo fue el proceso de realización del libro?
—Es un libro que a nosotros nos permite compartir lo que estamos viviendo en estos momentos. El hecho de poder ir con frecuencia a la selva a vivir con comunidades indígenas que viven con sus costumbres y en pleno contacto con la naturaleza te cambia bastante tu forma de ver las cosas, te cambian los valores. Y eso queríamos compartirlo con los jóvenes mediante una novela. Yo lo hice al volver del viaje, así que estaba impregnado de selva, de colores y vivencias. Con los chamanes u hombres medicina tengo una muy buena relación, y el Ricardo también va tejiendo sus relaciones, y así nació la idea de este libro.
El chamán de la tribu, de Ricardo Alcántara, il. por Gusti. Editorial Cromosoma, 2007.
Es un libro por el que hemos rezado, hemos pedido permiso para hacerlo. De hecho, el Ricardo ahora está en la Patagonia, en una liberación de cóndores, inspirándose para la segunda parte. Yo, si puedo, iré a Venezuela, a colaborar con un proyecto que involucra al jaguar y al águila, dos espíritus muy fuertes de la selva.
—Esos cuadernos de viaje, plagados de dibujos y crónicas, que en parte pueden leerse en su blog así como salen, seguramente lo conectan con la esencia de lo que el dibujar representa para usted ¿no?
—Para mí el hacer cuadernos de viaje es la experiencia más linda que me ha pasado. Es una forma de viajar completamente diferente, es pura magia. Este año me van a publicar un cuaderno sobre el espíritu de la selva en Ecuador. Así, tal cual está, sin modificaciones.
Cuando no estoy de viaje, por ejemplo, suelo ir los sábados o domingos a visitar abuelos, los dibujo y les pido que me cuenten historias de su vida. Los dibujos los hago con acuarelas y muy rápido, es captar el espíritu de la persona, si se deja, y si no, pues no pasa nada.
—Suena muy interesante lo que cuenta en el blog sobre la reacción de los nativos y lugareños que se reúnen alrededor suyo para verlo dibujar frente a esos escenarios naturales... ¿no pensó en sumar a la gente de las comunidades para una creación conjunta? ¿Qué tipo de cosas dibujan o pintan?
—En Chiapas, en una comunidad tseltal, realizamos unos minilibros que ellos luego venden para recaudar fondos para su escuela. En todo caso, no es muy común que un dibujante se asome por esas tierras y por eso les llama mucho la atención. A mí me permite tener una relación directa con la gente, es increíble. Para mí los dibujos nativos o indígenas son lo mejor. No más tienes que asomarte a ver lo que hacen los huicholes, los cofanes, es precioso. Igual que lo que han hecho los incas, los mayas. En fin, dibujan lo que ven, lo que viven, eso es increíble.
—Su blog se parece bastante a sus cuadernos de viajero naturalista, sólo que aquí se trata de viajes a través de la evolución de sus libros y su trabajo, el paso a paso, contado con palabras y con imágenes: el detrás de la escena... ¿Qué lo motivó a crear este espacio de intercambio? ¿A quién está dirigido el blog, quiénes escriben y comentan allí?
—El blog es increíble. Desde que empecé a subir cosas he conectado con mucha gente de todas partes, y muchas de la Argentina. Y es muy enriquecedor el ida y vuelta que se produce, los comentarios de los colegas, la mayoría son dibujantes. Me parece muy lindo, todos se hacen amigos. También sirve para ver las cosas con un poco de distancia y poder contar algunas cosillas de lo que no se ve.
—Actualmente otros tantos ilustradores argentinos han recalado en España, y más precisamente tienen su centro de operaciones en Barcelona (Gustavo Roldán, Elenio Pico, Maximiliano Luchini, Rebecca Lucciani, etc.). ¿Tiene contacto con ellos?
—Comparto el estudio con Roldán (2) y Maxi (3) , con el Elenio (4), Sergio Kern (5) y el Comotto (6) siempre nos vemos. También paso por el estudio de Mariana Chiesa (7). En fin, siempre estamos en contacto y a todos los que se quedan en general les va muy bien.
—¿Cómo ve el estado actual de la ilustración de libros infantiles?
—Creo que todo el mundo editorial se está haciendo muy grande y es muy difícil trabajar de una manera así, más personalizada. Ves al mismo dibujante haciendo lo mismo para todas las editoriales. Hablo en general, siempre hay gente haciendo cosas fuera de los cánones que rigen en estos momentos.
—Se está desempeñando como docente de nuevos ilustradores del Curso de Especialización Profesional Ilustración Para Publicaciones Infantiles y Juveniles, en la Universitat Autónoma de Barcelona - Eina. Escola de Disseny i Art . ¿Qué asuntos piensa que son los más importantes que tienen que aprender los jóvenes ilustradores que se inician en el campo de la literatura infantil?
—Llevo dos años trabajando de profe en un postgrado de la escuela Eina. Y también en la Escola de la dona, y es una experiencia muy linda. Intento transmitirles que aprovechen para conectar con su interior, que lo demás ya vendrá, ya se pulirá. Por ahí van los tiros.
—Todos los libros en los que trabajó tienen un trasfondo bastante espiritual, algo zen: hay personajes tiernos, imaginativos, buena gente, con aspiraciones y sentimientos nobles y que atraviesan búsquedas introspectivas, sin dejar fuera el componente de aventura y una pizca de humor naif. ¿Esto es algo premeditado, hay una intencionalidad consciente de transmitir algún mensaje a través de la literatura para niños?
—Pongo bastante amor en el libro, eso sí que es premeditado. Luego, lo demás viene de forma inconsciente. Yo nunca me encontraba muy satisfecho con mi trabajo, ahora cada vez me siento más realizado, he conseguido bajar mis expectativas y centrarme más en disfrutar que en el propio resultado. Me he dado cuenta de que poder hacer libros para niños es una pura bendición y por eso doy las gracias y ahí pongo mi vida.
Fecha: octubre de 2007
Notas
1- Descuidado
2- Gustavo Roldán nació en Córdoba (Argentina) en 1965. Desde 1985, escribe y dibuja libros que se publican en varios países. Vive en Barcelona donde, desde el año 2001, publica Un hombre con sombrero en la revista Tretze Vents. Tiene un blog.
3- Maximiliano Luchini nació en 1970, es oriundo de La Plata (Argentina). Ilustró Si yo fuera un gato y ¿Qué crees tú que puedes hacer en mi circo?, La dormi, etc. Sus criaturas habitan páginas en internet, tiras en revistas europeas y hasta están en los relojes-fetiche (unos Swatch). Desde 1998, vive en el Raval, Barcelona. Tiene un blog.
4- Elenio Pico nació en 1960. Es argen tino, artista gráfico, ilustrador, comunicador visual, editor, y desarrolla actividades en diferentes campos de la comunicación visual, pintura, diseño, ilustración, producción integral de libros para niños, comisariado de exposiciones, animación web, cómic e intervencionismo urbano. Desde el año 2000 vive en Barcelona. Publicó: Tito bola no quiere dormir, Cosas de brujas, Tump tump, e ilustró los relatos de Ton y Nino. Tiene un blog.
5- Sergio Kern nació en Rosario (Argentina) en 1954. Es escritor e ilustrador. Publicó, entre otros: ¿Qué tal ratones?, Un tigre de papel, Adriana y el árbol, Había una vez un árbol, Mirar y ver. Tiene un blog.
6- Agustín Comotto nació en Buenos Aires, en 1968. Publicó: El comelibros, Los viajes del abuelo, El mar dijo ¡basta!, Siete millones de escarabajos, Nuevos vecinos, La selva azul. Desde 1999 vive en Barcelona. Su blog. Tiene un y un sitio web.
7- Mariana Chiesa nació en La Plata (Argentina), en 1967. Es grabadora, pintora, historietista. Ha colaborado en publicaciones de diversos países: Lápiz japonés, El ojo clínico, Sins entido, L'Association, Media Vaca, entre otras. Ha ilustrado No hay tiempo para jugar. Desde 1997 vive en Barcelona.
Ficha
Publicado: 03 de octubre de 2007
Última modificación: 26 de febrero de 2020
Audiencia
Docentes
Directivos
Familias
Área / disciplina
Nivel
Secundario
Categoría
Entrevistas, ponencia y exposición
Modalidad
Todas
Formato
Texto
Etiquetas
lectura
literatura infantil y juvenil
lectura de imágenes
Gusti
libro infantil
ilustración
Autor/es
Verónica Castro
Mónica Klibanski
Licencia
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