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Alfons Cornella: El formato es destino. Enseñando con ejemplos, mediante "ideaclips" y a través de la actualización permanente

“Cuando miro hacia atrás, veo que casi todo lo que he hecho, aunque muy diverso, tiene un factor común: explicar de manera simple cosas complicadas”, dice Alfons Cornella en su sitio infonomia.com. En el diálogo que mantuvo con Alejandro Piscitelli –uno de sus mejores interlocutores– podrán corroborar la veracidad de estas palabras y encontrar algunas de las ideas sobre educación, tecnología y cultura de las que se hablará en los próximos tiempos.

040420071¿Quién es Alfons Cornella?

Por Alfons Cornella

“Nacido en Barcelona, licenciado en Física, mi primer trabajo tuvo que ver con la divulgación científica (escribí centenares de artículos sobre ciencia y tecnología para una enciclopedia). Más tarde trabajé organizando de la nada un centro de información en un parque tecnológico. Allí entendí que la gestión de la información en las organizaciones era el gran reto, y decidí pasar un tiempo aprendiendo más en Estados Unidos. Un centro de información empresarial, y muchas horas formando a directivos sobre las posibilidades de esta nueva disciplina, me llevaron directamente a crear Infonomia.com.”
* Infonomia.com: hoy la red de referencia en lengua española sobre innovación en las organizaciones (fundada en 1995 por Cornella)
—Hace unos años, en este mismo lugar, en la zona de 22@ en Barcelona, habíamos hablado de la dificultad para un español o un catalán en España y en toda Europa de trabajar en temas innovadores, algo que en los EE.UU. es mucho más fácil. ¿Cómo ve el problema de la gestión de la innovación en la periferia de los EE.UU.?

—El problema sigue siendo el mismo: la voluntad. Creo que el entorno europeo es muy conservador, le cuesta entender que de nuevas ideas se puede sacar valor. En general toda Europa funciona por un mecanismo de hechos consumados.

De todas formas, hay que ser honestos y decir que hay muchas iniciativas que se están realizando y que están recibiendo dinero, como por ejemplo las relacionadas con la biotecnología. En Barcelona se anunció esta semana una empresa que ha conseguido un hit mundial, que consiste en un tipo de anticoagulante muy revolucionario que se aplica en forma de pomada y que puede ser de mucha utilidad tanto para hemofílicos como para heridos de guerra y accidentados en general. Una innovación que va a mover mucho dinero.

Es decir que sí hay dinero puesto en nuevas ideas, pero lo que cuesta es entender que para tener un conjunto de ideas interesantes hay que tener muchas ideas. Lo importante es la actitud de abrir la ventana para que entre aire fresco. Y lo que sucede es que solamente se abren pequeños orificios en las paredes para que entre un poco de luz, cuando la actitud debería ser la de abrir las ventanas de par en par. Como decía Linus Pauling, el premio Nobel de Química: “Sólo teniendo muchas ideas se ha podido tener buenas ideas”.

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—Hablando de buenas ideas, hace un tiempo Ud. tenía una interesante rutina: salir los fines de semana hacia los alrededores de la ciudad de Barcelona y visitar escuelas, buscando experiencias innovadoras. ¿Qué resultó de aquello?

—Terminamos haciendo un proyecto de aquellas experiencias. Se llamó Perfiles de innovación. Fuimos a 50 escuelas tanto de nivel primario como secundario para ver cómo utilizaban las tecnologías. La verdad es que nos sorprendió mucho la cantidad de profesores radicales libres que había en el sistema. Es decir, profesores que en general trabajaban innovando pero que lo hacían por supervivencia personal, desde el punto de vista psicológico, porque decían “si sigo haciendo siempre lo mismo me muero, entonces hago cosas nuevas”. Por eso digo que encontramos por lo menos 50 profesores radicales libres. Radicales porque eran totalmente distintos de la gente de su entorno y libres porque hacían lo que querían, pero por su cuenta. Porque lo que falta en España es sistema.

Hablo de sistema en el sentido de actitudes, o una actitud que ayuda a coaligar un sistema. Es decir que las personas que tienen inquietudes y que realmente piensan que el progreso es la forma de generar riqueza encuentren un entorno de actitud, un estado mental que les ayude a coaligarse. Aquí, en lugar de eso, hay una actitud más individualista que impide crear sinergias en magnitudes que permitan sacar adelante una economía que necesita reinventarse completamente.

—De las visitas a esas 50 escuelas, ¿cuáles diría que son los ejemplos más interesantes de lo que se puede hacer con la computadora en el aula o en la educación?

—El proyecto no estaba centrado en qué hacer con una computadora sino en cómo cambiar la forma en que se explican o se trabajan los temas en la escuela y en el sistema educativo en general.

Un caso que me interesó muchísimo fue el de un profesor de Física que junto con sus alumnos se dedicó durante todo un año a fotografiar por dónde salía y por dónde se ponía el Sol cada día. Gracias al análisis de esas fotografías el profesor y sus alumnos llegaron a la conclusión de que la Tierra se mueve alrededor del Sol. Y pudieron hacerlo sólo con una cámara digital y con un mecanismo programado.

Si bien este caso implica capacidad de programación y hay por detrás también un programa de simulación, el ejemplo es muy bueno para mostrar que no es cuestión de encerrarse dentro de la pantalla de un ordenador y utilizar lo que hay allí dentro sino ser capaz de utilizar herramientas como la cámara digital –o el ordenador mismo– para poder hacer algo distinto y cambiar el sistema de aprendizaje.

Otro caso interesante fue el de una escuela en la que utilizaban el cine como una forma de aprendizaje, tanto el análisis como la realización cinematográfica: cómo comunicar de manera distinta. Otros utilizaron herramientas de simulación para explicar las secciones cónicas, en Matemáticas. Otros, para organizar información con un ordenador para planificar una pequeña huerta. Y otros inventaron un método que explicaba a niños inmigrantes muy pequeños (de primer ciclo de primaria) las claves fonémicas de castellano y catalán. Por medio de dibujitos lograban aprender lo elemental del idioma: era para darles un premio.

—Ud. está al tanto del proyecto liderado por Nicholas Negroponte One Laptop per Child –Una computadora por niño–. Computadoras de 100 dólares, que más allá de que presentan algo novedoso respecto del hardware y del software y de la nueva interfaz llamada Sugar, tiene como distintivo la idea de sustituir el lápiz por una computadora ergonómica. ¿Cuáles son sus reacciones frente a esta posibilidad?

—El problema es que depende del contexto social y económico de donde vaya a implementarse el proyecto. En un entorno como el europeo no tiene sentido, porque el costo de una máquina aquí es perfectamente asumible. En España el problema no es la máquina sino cómo se utiliza la computadora en las formas de aprendizaje.

Pero en países como, por ejemplo, la Argentina u otros, donde el problema es la infraestructura (la máquina) y/o la energía, me parece perfecto este programa. Siempre y cuando implique también un cambio de métodos. Por ejemplo: a partir del programa Perfiles de innovación (que mencioné antes) llegamos a tres conclusiones bien concretas de por qué no llegan a utilizarse todas las posibilidades de las tecnologías:

1) Si no hay un coordinador informático en la escuela, alguien que haga una función sistemática de mantenimiento y una buena explotación de los recursos. Nos encontramos con muchos profesores de ciencias que están muy quemados porque dedicaban una cantidad de horas suplementarias a estas tareas, las tomaban como una responsabilidad asumida. Y no debería ser así, se necesita de una persona exclusiva que se haga cargo de eso.

2) Lo que realmente se necesita son proyectores. Se ha llegado a un punto en que hay ordenadores en todas las aulas, por tanto hay experiencias individuales de cada alumno con un ordenador, y lo que se necesita ahora son proyectores para convertir la experiencia individual en una grupal y ver cosas todos juntos. Y, si voy más lejos, un proyector con una pantalla de 6x4 metros, toda una pared del aula debería ser una gran pantalla donde se vieran y trabajaran cosas.

3) Y la tercera conclusión a la que llegamos es que todos se quejan de que no quieren que les envíen recursos, sino que en lugar de enviar máquinas les envíen presupuesto (dinero) porque en cada instituto las circunstancias son distintas.

Lo que quiero decir al presentar estas conclusiones es que la idea de un ordenador de bajo costo, como el del programa One Laptop per Child, me parece bien como punto de partida para solucionar problemas de infraestructura, pero el problema no está allí, el problema es cómo se relaciona y se introduce en un modelo educativo que no es nada participativo, y que es muy hipodérmico (es decir, que alguien inyecta la información hacia otro).

—Respecto de su curso de maestría de Infonomía.com, que dictaba en la Universidad Pompeu Fabbra, ¿ha avanzado con las innovaciones que ya venía mostrando? Porque la educación universitaria está muy en baja y la capacidad emprendedora y las actitudes de sistema de las que antes hablaba son muy difíciles de “plantar” en el sistema universitario…

—Esta edición de 2007 es ya la cuarta en que dictamos la maestría. Estamos en un punto de inflexión y nosotros mismos no creemos mucho en la forma en que la veníamos llevando hasta ahora. Nos estamos dando cuenta de que tiene mucho más sentido trabajar para empresas con modelos a medida en lugar de una formación más transversal, más generalista y dirigida a alguien que quiere prosperar. Cada vez es más necesario adecuarse a las necesidades de una empresa. Entonces, este año hemos inventado dos modelos de maestría que tienen mucho más sentido que el tradicional.

A un modelo le llamamos “by example” (con el ejemplo). Consiste en una mañana en la que tratamos una cuestión determinada, pero con un enfoque totalmente desde ejemplos, nada de doctrinas, algo muy empirista. Vamos a mostrar qué está pasando en un determinado campo, como por ejemplo podría ser el de la Web 2.0, y lo debatiremos a partir de ejemplos. Y si hablamos de cómo se innova mostramos empresas que hayan innovado.

Al otro modelo lo llamamos “update” (actualizándonos). Es muy sencillo, pero para que vean que hoy no hay que hacer cosas muy complicadas para que sean buenas. En un formato de tres horas les explicamos a directivos lo que no han leído en los últimos tres meses, los ponemos al día. Con un cierto criterio elegimos de qué cosas se está hablando en el mundo de los negocios y les hacemos una síntesis. A mitad del “update” hay un momento de socialización (un almuerzo). Y en fracciones de 9 minutos explicamos una idea; por lo tanto hay 10 ideas fuerza explicadas en poco más de dos horas. Para nosotros en muy estimulante porque nos obliga a ver qué creemos que es lo interesante.

Son modelos muy sencillos pero más atractivos que el formato universitario convencional. Enviamos la invitación al curso a un grupo limitado de gente y en tres horas teníamos tomados todos los cupos, que son 100. Mientras que haciendo la propuesta de un modelo convencional uno puede estar meses sin que la gente responda. En términos formativos la cuestión es el formato (si me permiten la redundancia). Son formatos formativos, se trata de inventar nuevos formatos más aggiornados.

También estamos apostando al video, a un concepto al que llamamos “ideaclip”: un videoclip de un minuto para explicar una idea. En lugar de explicar un texto enviamos un instructivo (manual) pero en video, y si les interesa hay un texto muy breve en el que pueden continuar la idea fuerza. Si quieren más pueden venir a un aula donde lo explicamos. Entonces cada uno define su intensidad de interés en este aprendizaje.

En este sentido lo más avanzado que tenemos son las propuestas de Jeff Han, un matemático americano de origen coreano que trabaja en el Courant Institut en Nueva York y que ha creado un concepto semi hardware semi software para navegar por las pantallas de forma distinta. Gracias a la dinámica de los dedos y de un tipo de pantalla sensible maneja las imágenes de una forma totalmente distinta. Literalmente abre y cierra espacios dentro de una pantalla táctil, y hay una sintaxis de movimientos (puede elegir determinadas partes de una pantalla, crear subconjuntos, construir categorías informacionales simplemente con los dedos).

Esto se presentó en el mes de octubre y es lo más revolucionario hoy dentro del mundo de la informática, porque es absolutamente intuitiva la forma en que uno se mueve por la pantalla. También sirve para trabajo en grupo. Es como en Minority Report, pero verdaderamente realizado, existe. Aún no es replicable a gran escala, pero esto es el futuro sin duda.

—¿Y cómo imagina eso para usarlo en “by example”?

—Para by example es fundamental, porque, por ejemplo, si uno tiene un guión provisional de lo que quiere mostrar, a medida que va interactuando con la gente puede ir a su banco de experiencias y consultar. Por ejemplo, si en una discusión surge la pregunta: ¿el futuro consistirá en hacer pequeños mecanismos muy sofisticados?, entonces uno pregunta a la máquina qué tengo de parecido y lo saca y lo proyecta en la pantalla.

El cambio entre una formación proyectada en la que está todo organizado previamente y una formación ad hoc muy visual, donde uno saca en ese momento la información que necesita, es radical. Pueden ver algo de esto en YouTube.

—¿Qué cosas ha leído el último año que le hayan llamado la atención, como en otra época fueron las fascinantes obras El surgimiento de la clase creativa, de Richard Florida, o Bowling alone, de Robert Putnam?

—Lo más interesante del 2006 (aunque es un poco anterior) es La larga cola, de Chris Anderson: es un antes y un después. Creo que para los que llevamos tantos años en temas digitales era algo que intuíamos: ese mercado de vender poco en muchas cantidades, en lugar de vender mucho a pocos. Sin embargo, nunca nadie antes lo había plasmado en un modelo. Un modelo muy cierto, porque vivimos un mundo de nichos y no de hits (de grandes éxitos).

Por otro lado, también estoy poniendo mucho mi atención en que nos demos cuenta de la serie de problemas que se han acumulado desde los 90 y que hay que empezar a resolver, porque hacen a la creación de riqueza. El nuevo gran problema es la energía.

Cuando leo lo que está ocurriendo en el Silicon Valley, donde las grandes fortunas realizadas durante el período digital se están moviendo hacia el nuevo paradigma energético, o sobre las fortunas que se están moviendo hacia la energía solar, hacia los autos eléctricos, etc., me devuelve el optimismo, porque eso puede generar una energía económica brutal. La sustitución de nuestro modelo energético por otro puede multiplicar la riqueza mundial de forma extraordinaria. Hay que superar los problemas convencionales de estos años que son el modelo energético basado en el petróleo o en el carbón (que es todavía peor).

Hoy día aparecen muchos casos de gente que está haciendo cosas para cambiar el modelo energético. Yo, si hoy tuviera que dedicarme a algo, me centraría en la energía.

—Estamos hablando de tecnología, de innovaciones, de educación: hablemos sobre la cultura. El año pasado salió el libro "La cultura del nuevo capitalismo", de Richard Sennett. Allí el autor habla de su gran preocupación por la disolución de los valores y la imposibilidad de la formación permanente, y sobre todo por el gran malestar que ve en la gente (más allá de lo socioeconómico). Se trata de un malestar cultural en un momento en el que supuestamente hay innovaciones, pero la gente cada vez se siente peor. Yo vengo de estar en un encuentro en Riyahd, Arabia Saudita, y lo que se siente es que allí la gente está bien. Hay algo que nos dicen los árabes y es “ustedes fracasaron, ahora déjennos a nosotros”(no hablo de Al Qaeda sino de la cultura saudí). ¿Cómo ve esta intersección de la cultura, de la educación, la tecnología, la política y el futuro?

—En nuestra revista @lis salió un artículo este mes, “Suicidio económico”, que explica un poco lo que pienso. Yo intuyo que estamos frente a un problema muy grave que es un modo de funcionar de manera individualista. Nunca en la historia hemos necesitado más funcionar de manera coordinada que ahora. Antes, Ud. podía estar en un país y las fronteras eran las montañas, y allí hacía lo que quería, pero hoy por ejemplo uno contamina aquí y acaba repercutiendo en otra parte del mundo. Creo en lo que dijo Bill Clinton en unas conferencias (que ofreció el año pasado), donde sostuvo algo interesante: “que el nuestro no era un mundo de globalización sino un mundo de interconexión o interdependencia”.

Es decir que globalización ha habido desde el siglo XIX (mucho comercio internacional), pero hoy el problema es la interdependencia, lo que ocurre en un sitio afecta a lo que ocurre en otro sitio y eso implica que todo modelo cultural basado simplemente en la consecución de objetivos personales (que es el máximo de la cultura económica calvinista del desarrollo personal) entra en crisis.

Entonces, pienso que si la gente tiene una crisis de valores es porque no sabe muy bien por qué está haciendo las cosas, porque en el fondo somos seres sociales y sin embargo se nos está diciendo que somos seres individuales. El hecho de la cantidad de gente que vive sola, el fenómeno de Second Life (por poner un caso indicativo) como la necesidad de buscar una alternativa social a algo que es mucho fácil que es lo uno tiene a su alrededor.

Es decir que hay un problema de valores tremendo porque el único motor de estos momentos es el beneficio económico y el personal, y esto es algo absolutamente incongruente con una especie social como la nuestra.


Fecha: Marzo de 2007

Ficha

Publicado: 04 de abril de 2007

Última modificación: 17 de diciembre de 2012

Audiencia

Área / disciplina

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

aprendizaje

gestión de la información

innovación

educación y TIC

Autor/es

Alejandro Piscitelli

Licencia

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