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José Manuel Pérez Tornero: Sobre la Educación en Medios y de cómo la escuela está perdiendo muchas posiciones

Doctor en Comunicación y experto en comunicación estratégica y televisión educativa, creó Televisión Educativa de TVE (Televisión Española) y ha dirigido diversos proyectos de canales temáticos educativo-culturales. Dirige el máster de Comunicación y Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, donde enseña Semiótica y Teoría de la Comunicación. Recibió el Premio Reina Sofía de Investigación en Ciencias Sociales, y ha escrito los libros Tribus urbanas, Comunicación y Educación en la Sociedad de la Información y El desafío educativo de la televisión.

02052007La sociedad de la información ha acarreado para la educación una profunda transformación, llena de posibilidades pero también de incertidumbres. En la última década (y en consonancia con el desarrollo de medios profundamente interactivos como internet), la disciplina llamada media education o “educación en medios” ha migrado a una concepción mucho más proactiva, buscando que la audiencia aprenda a elegir y participe mucho más activamente no sólo en el consumo sino –sobre todo– en la producción de medios.

Sobre estas cuestiones habla José Manuel Pérez Tornero en esta entrevista, en la que asume su postura optimista sobre las posibilidades que hoy se presentan con los nuevos medios tecnológicos como internet (especialmente la Web 2.0) para que cada uno pueda ser productor de su mensaje, lanzarlo universalmente, cooperar y crear nuevos depósitos de saber.

—En la charla que dio en la Conferencia Internacional de Educación en Medios en Arabia Saudita –“La agenda final de la alfabetización mediática”– Ud. decía que en la educación en medios tienen que converger distintos actores: la familia, los medios y la sociedad. ¿Cómo funciona esta convergencia en Europa?

—Yo creo que en general en todo el mundo occidental hay dos grandes líneas de trabajo al respecto. Una de ellas está determinada por la existencia de un oligopolio mediático. Hay una concentración de editoriales, que su vez están concentradas con los medios de comunicación y estos con la industria armamentística. Y la existencia de este oligopolio denota que el gran discurso mediático es vender cada vez más productos más efímeros y hacer consumir a la gente.

Por otro lado, hay una crisis de las grandes ideas de servicio público de televisión y de la posibilidad o no de intervención de la ciudadanía y de la política en los medios de comunicación. Sin embargo, hay cada vez más demanda por parte de la audiencia y de los ciudadanos en general para tener un ambiente mediático más ecológico y más sano. Es decir que la gente quiere pagar menos por el teléfono móvil, acceder a las comunicaciones de internet por banda ancha con mayor facilidad, tener una televisión pública que atienda no solamente a la mayoría de la audiencia sino a las minorías y a la diversidad, etcétera. Y en este debate público tiene más fuerza el oligopolio mediático que el sector ciudadano, y esto es un contrasentido en sociedades democráticas. Por tanto, la educación en medios puede ser un intento –lento, intelectual y, como todo lo educativo, a largo plazo– de equilibrar esta situación desigual.

—Esta antinomia entre oligopolio mediático y búsqueda de autonomía, ¿cómo se refleja en el sistema escolar?

—La escuela está perdiendo muchas posiciones. Y lo digo en el sentido de que la agenda de los niños está construida por los reality shows, y porque lo dicen los mismos profesores. En la clase se puede hablar de muchísimas cosas, pero en el patio de la escuela se habla de los reality shows y del último partido de fútbol. Pero tampoco está mal porque el patio es para divertirse y entretenerse.

Se generan contradicciones entre el discurso masivo mediático que no genera inteligencia social (sino al contrario) y otro discurso de que es posible hoy más que nunca –por las bondades de los nuevos medios tecnológicos como internet, etc.– que se termine con el oligopolio mediático y con los medios de comunicación masivos. Las bondades se refieren a que hoy hay un campo de mayor productividad donde cada uno puede ser productor de su mensaje, puede lanzarlo universalmente y además puede cooperar. Estamos, según se lo quiera ver, ante un paraíso o ante el vértigo de un abismo. Yo creo que más fácil entrar al paraíso.

—Los estudios de David Buckingham y los grandes teóricos de los medios han mostrado que la introducción de las tecnologías en el aula finalmente es neutralizada por lo que Larry Cuban llama “la gramática escolar”, que disuelve cualquier innovación, la reinterpreta y finalmente la esteriliza. ¿A Ud. le parece que hay indicios (y si los hay en qué consisten) de ejemplos de internet dentro del aula que puedan modificar esta gramática escolar?

—Esa gramática escolar tiene menos posibilidad de continuar que de cambiar. Yo veo en el discurso de David Buckingham una cierta melancolía. Su libro Media Education (el último que se tradujo al castellano) parece un lamento (en el prefacio) de que no hemos conseguido los cambios curriculares en la educación en medios, en los nuevos temas y en las nuevas tecnologías. Y para mí el problema es que la tecnología ha sido siempre muy primitiva, muy limitada, y para un profesor es complicado introducir las sucesivas tecnologías primitivas y limitadas en el aula para cambiar un sistema que lleva miles de años sobreviviendo.

En la medida en que progresen estas tecnologías, vayamos directo hacia el wifi y los ordenadores más pequeños, se abaraten las tecnologías y se vuelvan más audiovisuales, sin ninguna duda la gramática escolar antigua va a ser sustituida por una gramática de la cultura audiovisual, con un estilo diferente, con más nervio, con más sentido de la actualidad. El problema es qué generación de profesores asumirá esto.

En conclusión: si somos pesimistas vamos hacia la melancolía y si somos optimistas trabajaremos con la gente joven que sabe usar estos medios. La Web 2.0 es una enorme aventura creativa y significa que podemos trabajar en común, cooperar y crear nuevos depósitos de saber.

—Ud. dirige el máster de Comunicación y Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, que va por la edición 17, es decir que empezó la maestría antes que existiera la internet pública. Pero hoy muchos de sus alumnos nacieron cuando había internet y computadoras personales. ¿Ve hoy diferencias con otras generaciones en las tesis de maestría de los alumnos o en el tipo de discusión que mantienen en el aula?

—Nosotros en general siempre tuvimos muchos alumnos latinoamericanos, y los temas que se discutían antes en el máster eran cómo introducir la prensa en la escuela, y había también un cierto deseo de desarrollo social, de redentorismo ciudadano y social utilizando los medios como grandes innovadores. Después vino el video y sus esperanzas truncas.

Hoy día la gente joven llega con su ordenador portátil en un contexto wifi, y mientras avanzamos en la clase van buscando en internet si la información que da el profesor es o no correcta. Hoy el foco no es la instrucción sino el hacer cosas juntos. Y el trabajar juntos y por tareas para conseguir un producto final objetivo y comunicable nos hace plantearnos nuevos esfuerzos y nuevas disciplinas: el cambio se está produciendo.

—En la maestría cuentan con profesores jóvenes, pero también con profesores de más 50 años. ¿Qué pasa con estos profesores?, ¿algunos se adaptan y otros no, o cómo es la situación?

—Se nota mucho la diferencia de habilidades tecnológicas y con los nuevos medios con la gente joven, que los manejan mucho más que los más maduros. Pero los que vienen al máster tienen mucha motivación y enseguida están más allá, porque con la ayuda de otro joven en la parte tecnológica suman su reflexión en otros entornos tecnológicos y aprecian más los nuevos. Aquel profesor que tuvo que hacer su tesis con la máquina de escribir aprecia más las ventajas que tiene hoy la computadora.

—Usted es el vicepresidente de Mentor. ¿Cómo fue que Mentor organizó una conferencia sobre educación en los medios en Arabia Saudita?

—Mentor nació como un proyecto para llegar a un acuerdo y crear un currículo común de educación en medios en el Mediterráneo.

Eso permitió trabajar con países de habla árabe (especialmente Marruecos, Túnez y Egipto) y también invitamos a otros países árabes. Como consecuencia de ello se fraguó la idea de organizar la Primera Conferencia Internacional de Educación en Medios en Arabia Saudita.

Hoy Mentor ya es una asociación internacional que reúne a personas e instituciones que trabajan en el campo de la educación en medios, cuyo objetivo es contribuir mediante una plataforma a la cooperación entre las distintas instituciones del sector.

De Mentor participan la Unesco, la Unión Europea (que lo financia), Clemi (el centro francés de educación en medios) y la empresa española Mizar.

—Los medios de comunicación parecen ser vistos en los países árabes con bastante resistencia y dudas. ¿Cuál es la reacción que están experimentado hasta ahora a partir de las acciones con Mentor y esta primera Conferencia de Educación en Medios?

—En los países del Golfo hay muchos recursos económicos y un gran desarrollo tecnológico (parabólicas, satélites, internet, i-pods, que se ven por todos lados) y esto contrasta con la idea que tienen algunos sectores de la opinión pública árabe de controlar el discurso de los medios. Entonces, la educación en medios se convierte en una plataforma de diálogo para debatir las distintas posturas.


Fecha: Abril de 2007

Ficha

Publicado: 02 de mayo de 2007

Última modificación: 16 de diciembre de 2012

Audiencia

Área / disciplina

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

audiovisual

David Buckingham

discurso mediático

Larry Cuban

países árabes

Autor/es

Alejandro Piscitelli

Licencia

Creative Commons: Atribución – No Comercial – Compartir Igual (by-nc-sa)


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