Carolina Scotto: “La universidad vive en crisis, y como institución educativa pública así debe ser”

¿Quién es Carolina Scotto?

Tiene 48 años es Doctora en Filosofía e investigadora de CONICET desde 1999 y ha producido numerosos trabajos en su especialidad. Fue Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades en el período 1999-2005 de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y en diciembre de 2007 fue elegida rectora de esta Universidad.

En diálogo con educ.ar, la rectora de la UNC refuerza la importancia de la tradición de autonomía y cogobierno para las universidades públicas argentinas pero combinada con “una organización y mecanismos de toma de decisión a la vez democráticos, transparentes, eficientes y oportunos. Para que las grandes universidades dejen de ser instituciones lentas, morosas, burocratizadas y con escasa sensibilidad para responder a las demandas y expectativas sociales”.

—Cuando Ud. asumió como rectora de la Universidad Nacional de Córdoba todos los medios destacaron su condición de primera mujer en el cargo. Este énfasis proviene del hecho de que si bien la situación de la mujer mejoró en la mayoría de los países occidentales, seguimos sufriendo desventajas que tienen que ver con la marginación histórica. Pero Ud. viene de ser decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, hace tiempo que ocupa un alto cargo. ¿Cómo fue su trayectoria, el hecho de ser mujer hizo que le costara más llegar hasta el lugar que ocupa hoy?

—Al provenir de una facultad donde las mujeres tienen mucha y muy activa participación, no he percibido dificultades u obstáculos para ocupar cargos o funciones de responsabilidad. Esta no es, sin embargo, la situación en toda la universidad, que tiene algunas facultades más fuertemente masculinas. En cualquier caso, las cosas están cambiando, y espero que la circunstancia de que se haya elegido rectora a una mujer contribuya positivamente a un franco desprejuicio sobre las capacidades que las personas de cualquier género podemos tener para ejercer funciones de responsabilidad, a condición, claro, de tener también una gran vocación de servicio, sentido crítico, disposición para aprender, corregir y revisar las decisiones, etc., etc.

—Algunos especialistas afirman que cuando las mujeres ocupan altos cargos de decisión —que históricamente han sido de los hombres— introducen nuevos temas en las agendas, y no son sólo los relacionadas con los derechos de la mujer. ¿Cuáles son los nuevos temas que ha planteado Ud. para la universidad? 

—Los nuevos temas de nuestra agenda son, justamente, los relacionados con lo que hay que cambiar. Hemos propuesto muchas reformas: en el funcionamiento de la gestión rectoral, en el sistema político, electoral y de representación, en la participación de las unidades académicas, en la discusión democrática y transparente del presupuesto, en la apertura de la universidad a la sociedad. Son además muchos temas específicos que querríamos ver incluidos en la agenda de trabajo de la universidad: derechos humanos, protección del medioambiente, construcción de ciudadanía, etc. Además, por supuesto, de las cuestiones vinculadas con la problemática de género.

—¿Cuáles cree que son los problemas que requieren solución más urgente en las universidades, de cara al siglo XXI?

—Creo que el desafío a comienzos de este siglo, para las universidades públicas argentinas, es combinar la mejor tradición de autonomía y cogobierno con una organización y mecanismos de toma de decisión a la vez democráticos, transparentes, eficientes y oportunos. Las grandes universidades se han convertido en instituciones lentas, morosas, burocratizadas, con escasa sensibilidad para responder a las demandas y expectativas sociales más variadas. Debemos romper ese círculo de encierro, sin afectar la especificidad de nuestros objetivos ni la calidad de nuestras metas. Muchos prejuicios tienen que disolverse para que esto sea posible.

—Recientemente la psicóloga y profesora Raquel Bozzolo hablaba de una crisis en la universidad: en las formas de trasmitir los saberes de unos hacia otros (docentes-alumnos), un quiebre que podría situarse también en toda la educación; del problema en el ritmo de la vida universitaria dividida generalmente entre teóricos y prácticos que no tienen nada que ver con la vida real de los estudiantes; de la inercia de los estudiantes; de la facultad como una máquina de producir títulos (donde los estudiantes sienten que estudiar en la universidad es el trámite de sacar el título). Y también de la masividad en las universidades como generadora de situaciones terribles de anonimato, anonimato que en lugar de vivirse como un padecimiento pasa a ser un refugio para los estudiantes. ¿Qué piensa Ud. al respecto?

—Algunos de estos problemas son los típicos de la universidad de masas, asfixiada por presupuestos insuficientes, donde los vínculos interpersonales y los objetivos formativos se despersonalizan y pierden fácilmente su razón de ser. Pero la universidad vive en crisis, y como institución educativa pública así debe ser. Lo importante es ser capaces de ejercer la autonomía para reflexionar y para revisar nuestros propios hábitos y tradiciones, y corregir todo lo que haya que corregir privilegiando los objetivos universitarios: formación de calidad, construcción del conocimiento con sentido crítico, independencia y compromiso con la comunidad, sentido ético.

Ahora bien, a estas crisis endógenas se asocian los embates exógenos, que ponen a la universidad pública bajo sospecha de ineficiencia, y la someten a evaluaciones distorsionadas de sus metas y tiempos, de sus recursos y sus problemas. En cualquier caso, los universitarios somos los principales responsables de corregir nuestros problemas y de mostrar a la comunidad la necesidad de proteger y mejorar la educación pública como una inversión social estratégica.

—Hoy, la educación a distancia mediada por las tecnologías de la información y la comunicación –el e-learning– tiene una fuerte presencia en las carreras de nivel superior. ¿Cómo manejan desde la UNC la oferta de educación a distancia? ¿La virtualidad es sólo un complemento de la formación presencial o ya cuentan con la virtualización total para alguna carrera?

—Entre nosotros, hay una escasa trayectoria y algunas experiencias locales en materia de educación virtual. Con la excepción de casos aislados, de carreras cortas, de grado y posgrado, y en mayor medida, cursos o programas de capacitación, el resto de las experiencias más bien son complementarias de la educación presencial. Esperamos dar mayor impulso a las nuevas tecnologías y fortalecer las experiencias que actualmente están desarrollándose.

—La UNC tiene servicios de radio y televisión, como el canal 10 de Córdoba. ¿Se trata de un multimedio público esencialmente cultural y/o educativo, o cómo lo definiría?

—Los servicios de radio y televisión(SRT) de la UNC han dejado de ser, hace años, medios públicos con fines educativos o culturales. La necesidad inevitable de autofinanciamiento y diversos factores que han deteriorado la situación global de los medios a lo largo de estos últimos veinte años han ido forzando una situación de la que hoy es imperioso salir. No se justifica mantener en la esfera pública unos medios que funcionan en directa dependencia de las variaciones de la audiencia y la pauta comercial, carecen de producción propia y han perdido la calidad de imagen, opinión y producción de contenidos con sentido cultural. Nuestro desafío, en esta etapa, es mantener a los SRT en la esfera pública, pero intentando el apoyo estatal, tanto para complementar su financiamiento como para cooperar en la producción de contenidos de calidad. La oferta del Canal Encuentro es una clara muestra de que es posible hacer una propuesta interesante, inteligente y pública.


Fecha: Agosto de 2007