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Antropocaos: Emulando en ciencias sociales

Hablamos con los integrantes de Antropocaos, un grupo de profesionales cuyo objetivo es la investigación en ciencias sociales a partir de su interacción con la informática y los paradigmas del caos y la complejidad.
Las implementaciones que realizan están sustentadas en su capacidad para programar software, algo poco habitual en los equipos de ciencias sociales.
Modelos basados en sociedades artificiales, redes sociales y teoría de juegos son las metodologías que han aplicado a casos reales: probar actitudes de cooperación o egoísmo en organizaciones, simular las acciones de los guardavidas frente a casos de ahogamiento en la costa de Buenos Aires y análisis de distribución de la riqueza, son algunos de estos ejemplos.

26032008—La vinculación de las teorías de la complejidad en ciencias sociales es algo conocido en el campo. Sin embargo, Uds. plantean una posición teórica particular respecto de esta vinculación, y utilizan metodologías no tradicionales de investigación: modelos basados en agentes, en sociedades artificiales y teorías del juego. ¿Cómo explicarlo para los que no somos expertos en la materia?

—En primer lugar cabe aclarar que esa vinculación no está tan extendida, y que cada día vemos cómo esta unión entre teorías de la complejidad y ciencias sociales se está contruyendo de a poco. En general, en las corrientes principales, los usos son metafóricos; se apela a ideas que pueden servir como heurísticas para pensar determinados problemas sociales. Tal vez una diferencia fundamental entre el uso común de las teorías de la complejidad y el caos en ciencias sociales y el uso que le damos desde Antropocaos radica en dos puntos que consideramos fundamentales. El primero es que complejo no significa complicado. Esto es, los fenómenos que explicamos o buscamos explicar se basan en hipótesis de trabajo simples que, al ser actuadas por individuos en forma continua (nosotros lo llamamos recursividad e interacción entre agentes) hacen surgir fenómenos complejos a nivel macro. Pero después volveremos sobre esto.

En segundo lugar las implementaciones concretas que realizamos están sustentadas en nuestra capacidad para poder programar software, detalle con el que cuentan muy pocos equipos de ciencias sociales. A partir de la aparición de los denominados “algoritmos de la complejidad”, existe la posibilidad concreta de poner a prueba hipótesis en el ámbito de la computadora. Ya no se trata de utilizar analogías, sino de correr simulaciones que permiten experimentar en condiciones controladas y contrastar los resultados con lo que muestra la propia realidad. Hace 80 años, la antropología descubría el concepto metodológico de observación participante; hoy día podemos hablar de simulación participante: es ahora el actor social el que se involucra en el gabinete antropológico.

Brevemente podemos decir que las “sociedades artificiales” son aplicaciones de los modelos basados en agentes a fenómenos sociales. Un medio ambiente virtual en el que viven agentes, que se convertirán, al aplicárseles una regla de conducta, en los “individuos” del mundo real.

La complejiad surge a partir de la interacción local que genera comportamientos macrosociales que contradicen –o al menos no pueden ser deducidos– de los comportamientos individuales. Pensemos en un embotellamiento de tránsito, donde los autos se desplazan hacia adelante a muy baja velocidad, pero el embotellamiento crece hacia atrás; o en el vuelo de bandadas de pájaros o insectos donde cada individuo o animal se convierte en agente del modelo. Estos modelos sirven para diseñar simuladores que permiten entrever los posibles cursos de acción de sistemas de los que se conoce lo que sucede a nivel local, pero es difícil percibir cómo se generan los comportamientos globales. Las tradicionales discusiones en ciencias sociales sobre la agencia y la estructura pueden ser clarificadas hoy día con la utilización de esta clase de modelos, que permiten observar dinámicamente qué es lo que sucede con el sistema en su conjunto, sin perder de vista las actitudes individuales.

Desde Antropocaos, por ejemplo, estamos aplicando esta clase de modelos para simular las acciones de los guardavidas frente a casos de ahogamiento en la costa de Buenos Aires. También lo hemos aplicado a problemas como la distribución de la riqueza y hemos visto cómo, en situaciones de crisis económica, aquellos que tienen más quedan con más luego de la crisis, y la mayoría de los que poseían menos, queda aún con menos. A esto se lo llama en economía el “efecto san Mateo”.

La siguiente es una animación desarrollada por el Lic. Diego Diaz Córdova basándose en el modelo propuesto por Axtell y Epstein en el Capítulo II de su libro Sugarscape. En esta animación puede verse cómo ante una distribución inicial equivalente de recursos se deriva en una distribución desigual de la riqueza. En los gráficos puede verse como crece la concentración de recursos en unos pocos agentes y como la presión selectiva actua a favor de aquellos agentes con atla visión y bajo metabolismo. Este video está comprimido, necesita el programa Winzip para abrirlo
http://portal.educ.ar/noticias/entrevistas/sugarscape.zip

La teoría de juegos es un conjunto de operaciones matemáticas que intenta describir y explicar estrategias desarrolladas por individuos o grupos, considerando un linaje de más de 60 años, aplicadas a fenómenos económicos tales como las negociaciones o las actitudes de los agentes en los mercados. El énfasis está puesto en la interacción de cada uno de los agentes y en cuál es su estrategia para obtener mejores resultados en negociaciones. Y a pesar de que en sus formulaciones más sencillas los agentes son absolutamente egoístas, la concatenación de jugadas puede dar como resultado comportamientos cooperativos. Un ejemplo famoso de la aplicación de esta teoría es el desarrollo de una serie de soluciones por parte del matemático John F. Nash, el de la película Una mente brillante, que desarrolló el primer concepto de equilibrio u óptimo de negcociación. Sin embargo, no es el único que trabajó en esta área.

La teoría de juegos, como conjunto de matemáticas, desarrolla modelos más bien abstractos de negociación y estrategias. El juego más conocido es el denominado Dilema del prisionero, en el que los dos jugadores son arrestados y son sometidos a diferentes tipos de penas de acuerdo con la actitud que adopten. Si uno confiesa y el otro permanece callado, el que confiesa es liberado y el otro es sometido a la máxima condena; si sucede al revés, el resultado es el mismo pero a la inversa; si los dos confiesan le corresponde a los dos una pena que es la mitad de la pena máxima; si los dos permanecen callados, entonces la pena es mínima para los dos. En términos de estrategia, lo óptimo es que ambos permanezcan callados, ya que el costo global es el menor, pero como los jugadores son absolutamente egoístas y no saben qué actitud tomará el otro, puede darse que ambos se inculpen mutuamente, pagando, en la suma total de años de condena, el costo mayor. Este tipo de modelos pueden ser vistos, por ejemplo, para probar actitudes de cooperación o egoísmo en organizaciones. Y he aquí otra de las diferencias en el enfoque que damos desde Antropocaos, ya que contamos con modelos reales a los cuales aplicar esta teoría. Un compañero de Antropocaos, Ignacio García, utilizó este marco en un trabajo con la agrupación de desocupados Aníbal Verón. Otro compañero, Ramón Quinteros, la aplica al desarrollo de estrategias por parte de una comunidad indígena en Jujuy y su lucha por la tenencia y propiedad comunal.

—¿Cómo definirían la antropología actual, qué cambios se han producido desde su surgimiento hasta hoy?


—La antropología se instala como ciencia social reconocida hacia finales del siglo XIX. La historia de la disciplina presenta un comienzo muy auspicioso, con grandes avances que van a marcar el desarrollo de otras ciencias sociales. Las necesidades del trabajo de campo, de la observación participante y del conocimiento del mundo local van siendo de a poco adoptadas por otras disciplinas tales como la sociología, la psicología social o la economía. Por otra parte, hay una especificidad en la antropología, relacionada con la diversidad de culturas que componen su material de estudio y que a su vez se entronca con la historia evolutiva de la especie Homo sapiens, que está siendo redescubierta por las otras ciencias sociales en los últimos años. A través de los movimientos políticos indigenistas de los años 80 y de los análisis del multiculturalismo, que eclosiona en las sociedades occidentales, sociólogos y politicólogos vuelven sus miradas hacia los trabajos clásicos de la antropología. Hay que decir, sin embargo, que desde la década del 70 hasta nuestros días la antropología sufrió, de algún modo, un revés teórico, motivado por corrientes denominadas interpretativas y posmodernas, que ven en la disciplina una tendencia hacia la crítica literaria sin preocuparse por el grado de contrastabilidad de sus hipótesis y renunciando a un conocimiento científico, dejando así de lado el comparativismo que fuera tan importante en los comienzos de la ciencia antropológica.

Si bien las críticas que estas corrientes plantearon son atendibles y apuntaban a los criterios que se ponen en juego cuando el antropólogo construye con sus textos las voces de los otros, lo cierto es que la relatividad extrema que surge de ellas invalida toda clase de conocimiento y coloca en un mismo plano las conductas de opresores y oprimidos.

Hoy día estamos asistiendo a una renovación de los cánones teóricos y a una nueva vitalidad de la metodología, con generaciones de antropólogos jóvenes que cuestionan a los cuestionadores de los 70 y de los 80, proponiendo una vuelta a los orígenes, a la posibilidad de comparar y de establecer distinciones claras que no mezclen los diferentes puntos de vista que se encuentran en todo grupo social, apostando por una mirada crítica pero no exenta de una ideología clara. Las ciencias de la complejidad y el caos, con su carga teórica pero también metodológica, brindan elementos conceptuales y herramientas concretas que invalidan el uso de cualquier metáfora y someten a un escrutinio explícito las formas de abordaje de la realidad, dando la posibilidad de una contrastabilidad rigurosa. Ya nadie acepta una “descripción densa” sin las pautas adecuadas para su interpretación. La inferencia clínica geertziana puede ser reproducida hoy día con un sistema experto que corre en una PC de escritorio. Los saltos entre lo local y lo global son emulados en una corrida en la que hay muchas interacciones en simultáneo. Y hasta la vieja oposición diacronía/sincronía es vista desde una perspectiva diferente con la utilización de las redes sociales y los modelos de simulación.

—Como antropólogos, ¿qué podrían aportar al análisis de fenómenos actuales como el Burning Man Festival ( por mencionar uno de los eventos autoorganizados más llamativos) en términos de redes sociales?

—En general lo que puede observarse de acontecimientos masivos autoorganizados, más allá de las particularidades del Burning Man o de cualquier otro fenómenos similar, es que estructuralmente se necesita de un tipo particular de red para que se produzca el acontecimiento. Lo interesante es que este tipo de herramientas metodológicas pueden aplicarse a eventos como el mencionado o a la caída del muro de Berlín, o a la distribución de una epidemia como fue la peste negra del siglo XIV. En general se observa que hay hubs (podría traducirse como concentradores), es decir, nodos que poseen una mayor cantidad de lazos que el resto. A su vez se puede distinguir entre nodos innovadores y conservadores (con la gama de gradación que se desee en el medio), y señalar aquellos puntos donde son más fácilmente aceptadas las novedades y los centros que rechazan las novedades.

La conectividad y el grado de aceptabilidad de las novedades son las dos propiedades necesarias para la distribución de un mensaje nuevo en una red. Evidentemente, en el caso del Burning Man, los artistas que comenzaron la movida estaban muy bien conectados, ya sea porque poseían muchos vínculos, o bien ya sea porque poseían pocos vínculos que a su vez estaban bien conectados (algo así como una conectividad de segundo grado). Su vanguardismo fue bien recibido por aquellos encargados de dispersar el mensaje y todo esto contribuyó al éxito de la convocatoria. En general puede suceder que estos fenómenos masivos se dan de vez en cuando; es más sencillo que un mensaje circule en una red circunscripta que en una red mucho más amplia, y que permanezca en un estado estable por un buen lapso de tiempo hasta que o bien se expande a una velocidad asombrosa o bien va perdiendo fuerza hasta desaparecer. Este tipo de distribuciones fue estudidado por el físico Per Bak, por ejemplo, para la predicción de terremotos. Hay muy pocos terremotos realmente grandes, hay algunos cuantos relativamente grandes y hay montones de pequeños movimientos sísmicos.

Tomemos por ejemplo el fenómeno editorial. Un libro como Harry Potter se convirtió en un éxito luego de un periplo, por parte de la autora, de una buena cantidad de editoriales, en las que no encontró eco para su publicación. Más allá de los valores literarios y de marketing que pueda contener el texto, lo cierto es que su éxito superó cualquier expectativa. No estamos hablando en este caso de un éxito editorial, sino de uno de los mayores triunfos comerciales en la historia del mercado. ¿Qué elementos de la red pueden observarse aquí? Evidentemente el libro se puso de moda y eso implica que superado un cierto umbral de lectores, la avalancha es imparable. Nuestro equipo está estudiando el asunto, en función del lanzamiento de nuestro primer volumen Exploraciones en antropología y complejidad.

El fenómeno de las redes libres de escala como medio para el alcance masivo es bien conocido de las técnicas de marketing, aunque su análisis teórico no se tome en cuenta. Por ejemplo, tomemos un reality, armemos un grupo de música pop y hagamos difusión por todos los medios posibles. Seguramente el primer disco se convertirá en un éxito, recordemos el caso de Bandana, aunque nada garantiza, sino se vuelve a poner el mismo énfasis económico, que el segundo disco sea un éxito.

—¿Qué cambiaron las redes sociales que se forman diariamente por medio de las nuevas tecnologías (a través de los blogs, los wikis, los tumblelogs y los softwares sociales) en términos de relaciones humanas y en general del proceso biosocial de la existencia humana?

—Aquí hay que distinguir entre dos cuestiones: por un lado, el análisis de esas redes como objeto de estudio, donde la misma estructura puede aplicarse al canto sincronizado de los grillos o al vuelo de las aves (no existen líderes que guíen al resto sino que el todo se organiza en función de lo que cada ave observa que hace su vecino inmediato) o a la ola mexicana (aquel efecto dominó de brazos y cuerpos irguiéndose dentro de un estadio).

Por el otro, son las nuevas formas de comunicación que parten de la tecnología y que permiten, valga el perogrullo, una velocidad y un acceso nunca antes visto. Es realmente la globalización hecha bytes, donde con apenas un cable y una computadora es posible conectarse casi con cualquier lugar del planeta. Esto no es ni bueno ni malo de por sí, sino que depende del uso que se le dé. Hay ejemplos realmente asombrosos del uso de la tecnología; tomemos por caso el revés del Partido Popular en España luego de los atentados del 11 M. Montones de mensajes de texto circulaban llamando a concentrarse y a repudiar la versión de Aznar de los ataques, versión que inculpaba a ETA. O los disturbios provocados en el 2006 en las afueras de Paris. También podemos pensar en qué hubiera sido del Ejército Zapatista sin el auxilio y el buen uso de los medios de comunicación. Es probable, aunque no lo sabemos, que la supervivencia de este movimiento haya sido posible gracias al éxito mediático sobre todo del subcomandante. Tal vez en otra época la represión del Estado mexicano hubiera sido feroz, sin el control de la opinión pública internacional. Podemos preguntarnos si se podría haber aplicado un terrorismo de Estado, como lo hizo la dictadura argentina del 76, con los elementos tecnológicos que existen hoy día, donde hasta los celulares poseen cámaras de video y es muy difícil para los Estados controlar las páginas webs que pueden mudar de servidor si estos son allanados (para lo que por cierto necesitan que se encuentren dentro del territorio, cosa que en la mayoría de los casos no se da).

Ahora bien, la forma estructural que adoptan las nuevas redes no es diferente de las que existían tradicionalmente, y los mismos análisis pueden aplicarse a los vínculos entre los blogs, o a las sedas chinas que utilizaba el patriciado romano. El Homo sapiens es un animal social, de hecho todos los primates, orden al que pertenecemos, lo son. Por lo tanto, la necesidad de establecer vínculos nos acompaña desde hace muchísimo tiempo, incluso desde antes de ser seres humanos. Y estos lazos se dan en una vecindad inmediata, que en algún tiempo estuvo circunscripta a regiones geográficas cercanas pero que hoy día puede abarcar lugares distantes.

Sin embargo, en lo sustancial, las cosas se mantienen iguales, ya que por más alcances tecnológicos que se logren, el círculo de relaciones siempre se mantiene dentro de un número manejable.

—Como especialistas en metodología de Análisis de Redes Sociales (ARS) (metodología que a partir del mapeo estructurado de relaciones sociales puede determinar el perfil organizacional y las tendencias evolutivas más relevantes de cualquier grupo humano), ¿qué podrían decir de la evolución del docente como grupo?

—Un punto muy importante a notar es la diversidad de formas de organización de la educación en nuestro país.
La realidad de una escuela de provincia, o una escuela rural como las que vemos en la Puna jujeña, o las yungas de Salta es muy distinta a la de los colegios del Gran Buenos Aires, y más aún la de los colegios privados, como pueden ser el Northlands, o el San Patricio. Si bien Antropocaos no tiene como tema de investigación particular la escuela y los maestros, podemos, en base a experiencias de investigación, aportar algunas opiniones. En ese sentido vemos que en los colegios que más necesitan del apoyo y mantenimiento del Estado se ha producido un corrimiento de las relaciones del docente con la comunidad, y el docente ha pasado a ser un nodo primordial en el mantenimiento, no ya de la escuela, sino también de las comunidades. Ahora cumple funciones que antes no cumplía, y que las escuelas se han convertido en lugares de reunión para la autoorganización de las comunidades, siendo el maestro uno de los líderes. Sin contar con que en muchos casos suplanta o complementa otros roles, y se conforma en un nuevo nodo, por ejemplo dentro de la familia.Esto genera en los docentes una carga de estrés mayor que la que tenían, digamos, 20 años atrás, y en ese sentido vemos que los maestros pierden energía en conseguir cosas que deberían ser dadas como algo natural. En este sentido, la evolución como grupo es dispar y, como grupo, notamos las mismas diferencias que se notan en cualquier grupo organizacional en la Argentina. Mientras que algunos nodos se dedican con más fuerza a trabajar para conseguir lo mínimo indispensable para la actividad educativa, otros que viven una realidad distinta intentan mantener el statu quo, lo cual genera las diferencias educacionales que vemos constantemente.

—Sería interesante que la escuela y no solo los universitarios entren en contacto con grupos de investigación como este. ¿Cómo ven el abordaje de la ciencia y la investigación en la escuela?

—Lo que podemos observar como sujetos que pasamos por todas las etapas educativas, es que en el secundario y en el primario la ciencia está atada a lo que se piensa de ella desde el sentido común. La gente y los docentes caen en esa categoría. Creen que existen las verdades científicas, y ese es el primer error. La ciencia avanza por la negativa, falsando hipótesis y tratando de encontrar los contraejemplos. Nunca se dan por ciertas las hipótesis sino que se asumen como no falsas por el momento. La ciencia no tiene certezas sino que su fundamento es el de generar preguntas.
A medida que uno aprende más se va dando cuenta, socráticamente, de que cada vez sabe menos y que ese conocimiento que uno adquiere genera más dudas. Hay cosas increíbles: por ejemplo, hasta que uno no toma algún curso avanzado de matemáticas no se entera de que la división por cero es una indeterminación que no puede ser resuelta en ningún campo.

Dentro de las ciencias sociales creemos que hay un cierto avance en la educación. Al menos ya no postulan a Roca como un héroe civilizador. Muchos de nosotros hicimos el primario y parte del secundario en la dictadura y creemos que en ese sentido ha habido avances. Ya no hay una leyenda blanca de la conquista de América; ya no se establece que los gobiernos de Perón fueron una tiranía, ni se plantea que “la familia es la base de la sociedad” y que el matrimonio es sagrado por gracia divina. Sin embargo, creemos, la escuela debería básicamente fomentar la curiosidad, y a partir de allí promover el amor por el conocimiento. Cuando uno se encuentra frente a un dilema intelectual, de la naturaleza que fuere, se genera una carga de adrenalina que coloca a la ciencia dentro de los deportes extremos. Se percibe la excitación y las horas pasan volando. El contagio por esa pasión por el saber es lo que debería fomentar la escuela, y la mejor forma de contagiar, dicho esto en términos de una epidemiología reticular, es estando contagiado.


La entrevista fue producto de una elaboración conjunta con los miembros de Antropocaos:

Sebastián Abeledo, Damián Castro, Mora Castro. Marina Cefali, Matias Conde, Anibal Del Olmo, Diego Díaz Córdova, Matías Dominguez, Ignacio García, Sergio Guerrero, Juan de Jager, Jordan Kristoff, María Eugenia Lodi, Mayra Lucio, Magdalena Mactas, Jorge Miceli, Manuel Moreira, Malena Ortegón, Ana Ortiz, Ramón Quinteros, Carlos Reynoso, Lucas Sgrecia, German F. Silva.

Ficha

Publicado: 26 de marzo de 2008

Última modificación: 12 de noviembre de 2012

Audiencia

Área / disciplina

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

antropología

antropocaos

teoría de juegos

red social

Autor/es

Verónica Castro

Licencia

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