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Julio Alonso: "La tecnología está magnificando el discurso"

"La tecnología está magnificando el discurso. El sermón (unos pocos pontifican para muchos) está dando paso a la conversación (muchos hablan con muchos)."

23082006Julio Alonso, nacido en Granada (España) en 1940, ejerció como periodista especializado en relaciones internacionales hasta su incorporación, en 1976, al equipo fundacional de El País. En este periódico fue sucesivamente jefe de Diseño, redactor jefe del suplemento dominical y luego de cierre, editor del Libro de estilo, subdirector de Investigación y Desarrollo y, por último, profesor y director adjunto de su Escuela de Periodismo. Tras abandonar El País en 1990 ha dirigido o formado parte del equipo directivo de una agencia de infografía, un diario deportivo, una revista para emprendedores, un portal de internet para directivos empresariales y un semanario político. Asimismo, ha ejercido como consultor periodístico en diversos periódicos de Latinoamérica y Europa. En la actualidad es asesor editorial del Grupo Joly, empresa editora de ocho periódicos en Andalucía, y director adjunto de Cuadernos de Periodistas, una revista de reflexión profesional que publica la Asociación de la Prensa de Madrid.

En diálogo con educ.ar, Julio Alonso analizó el impacto de internet en la trasformación de los mercados editoriales y algunas tendencias de la nueva generación de medios de comunicación.

Por Pablo Mancini

—Usted estudia a diario el impacto de internet en la trasformación de los mercados editoriales. ¿Cómo describiría la instancia que actualmente transita ese fenómeno?

—El periodismo impreso que conocemos está vinculado a los inventos que lo hicieron posible: la linotipia, la rotativa o el telégrafo, no explotados industrialmente hasta principios del siglo XX. Por tanto, apenas tiene un siglo. O la mitad de esos años si queremos añadir entre sus características la paginación abultada, la explosión de cuadernillos o suplementos con los que se pretende satisfacer a una audiencia cada vez más heterogénea y más reacia. No digamos nada si pretendiésemos añadir el color en todas las páginas, algo que sólo unos cuantos periódicos pueden ofrecer hoy en todo el mundo.

El caso es que ese periodismo, relativamente moderno y que todavía no ha completado su círculo, está tecnológicamente desahuciado. Lo está matando internet, que representa otra dimensión, un modo de informarse más rápido, más variado (texto, audio, video…), más personalizable y sin fronteras.

—Los sitios web de los medios de comunicación tradicionales son cada vez más sofisticados. En ese sentido, muchos intentan ofrecer plataformas abiertas a los usuarios y generar herramientas de participación. ¿Cómo analiza esta instancia del proceso de migración digital que han emprendido los medios?

—La participación ciudadana es, por ahora, una faceta de la comunicación que sólo algunos medios tradicionales se han atrevido a experimentar; no tanto por sofisticados, creo, como por visionarios. En un futuro no muy lejano esa participación será moneda corriente, parte esencial de la comunicación.

La tecnología está magnificando el discurso. El sermón (unos pocos pontifican para muchos) está dando paso a la conversación (muchos hablan con muchos). Y aunque este proceder, el de la participación ciudadana, siempre será proporcionalmente minoritario, pues está en la naturaleza gregaria del ser humano, la facilidad para acceder a cualquier corro conversacional, así como la variedad temática y de composición de estos, harán inimaginable en el futuro el carácter unidireccional y de paquete cerrado que representan hoy los medios llamados tradicionales. Es más, el caudal de participación o conversación, aun siendo bajo en relación con la audiencia potencial, es muy posible que en el futuro sea superior al número de lectores reales, pieza a pieza, que registran los periódicos de hoy.

—The Guardian y la BBC son dos de los medios comunicación que en el último tiempo han generado proyectos sensiblemente participativos e innovadores. Me refiero especialmente a Comment is free y Create with the BBC. En el caso de la BBC, por ejemplo, los usuarios pueden crear sus propios ringtones, producir cortometrajes y compartirlos y componer y escuchar música. ¿Cómo analiza este tipo de proyectos? ¿Cómo se explica que la BBC, por ejemplo, proponga a los usuarios actividades de elaboración fuera del campo estrictamente periodístico y que los usuarios pongan manos a la obra?

—Creo que tanto The Guardian como la BBC han comprendido como pocos el alcance de la revolución en la que estamos inmersos. El primero, un periódico con 188 años de historia que no hace todavía un año cambió de formato e introdujo el full color en todas sus páginas (con una inversión equivalente a 185 millones de dólares), se ha propuesto –según su director, Alan Rusbridger– “ser siempre el mejor periódico y siempre el mejor website”. De ahí, sin duda, su última decisión: publicar en internet antes que en el papel las informaciones de sus corresponsales relacionadas con el “mundo” o con los “negocios”, una iniciativa que puede canibalizar su edición impresa y, desde luego, contraria a los hábitos y a la filosofía de las redacciones tradicionales.

Se trata de apostar por el futuro, aun corriendo riesgos, y no sólo desde el punto de vista industrial o empresarial. Basta ojear las biografías de los colaboradores de Comment is free para darse cuenta de lo diverso y abierto que es el elenco, con todo lo que esto supone de profundización democrática por parte de The Guardian.

En cuanto a la BBC, me parece que la respuesta del público a su plan para “reinventarse” con ayuda del usuario no es sino justa correspondencia a la decisión del ente público de poner en la red cerca de un millón de programas de radio o de televisión emitidos en los últimos 75 años. La gente está deseosa de participar, no hay más que ofrecerle la oportunidad y la plataforma.

Con todo, no hay que olvidar que ambas iniciativas tienen mucho que ver con las posibilidades de expansión que la era digital ofrece a los medios británicos en los mercados de Estados Unidos y la India. Y que para ello hay que desplegar los medios adecuados.

—Usted sabe que los nanomedios, los medios generados por audiencias, se están convirtiendo en fuentes altamente especializadas sobre distintos temas. ¿Cómo es ese nuevo entono competitivo en el que operan los medios tradicionales de comunicación, ante tanta especialización y ante los desafíos de informar sobre el interés general?

—El interés general esconde en su enunciado grandilocuente un grave impedimento, que internet se ha encargado de remover: la imposibilidad de satisfacer los intereses informativos particulares. El hecho de que la lectura de un periódico se sustancie en la mayoría de los casos en 20 minutos obedece a premuras de tiempo, cierto, pero también a que no todo lo que contiene el diario interesa al lector, el cual extrae de él una pequeña porción: según un estudio que leí, y que ahora mismo no recuerdo dónde, alrededor de un 15%.

Este hecho incuestionable no tenía hasta ahora solución: en aras del interés general dejaban de publicarse noticias que sí interesaban a ciertos sectores, aunque minoritarios, y quienes decidían sobre el interés general o particular de una noticia eran los periodistas, no los posiblemente interesados en ella. Esto se está acabando.

Con internet, y gracias a recursos como los agregadores y las fuentes RSS, por ejemplo, cada cual puede construirse su diario a la medida. Es lo que hacen ya la mayoría de los lectores de alto consumo.

La consecuencia es clara: sólo tienen futuro los periódicos de interés general que alcanzan niveles de excelencia y aquellos otros que concentran su esfuerzo en mercados muy concretos. Por ejemplo, los diarios muy locales.

—Con la Web, las audiencias tienen más competencias y herramientas para constatar la información que publican los medios. ¿Cuáles son los principales desafíos de los medios de comunicación respecto de sus contenidos?

—La calidad y la transparencia. El lector de hoy tiene mayores conocimientos y más donde elegir, así que ese es el gran desafío para los medios. Además, los lectores pueden hacer oír sus quejas con mayor eficacia.

—En un post del blog Visión, que mantiene para el Grupo Joly, usted tituló “Noticias locales y periodismo explicativo, eso es lo que vende”. ¿Podría ampliar esa idea?

—Esa entrada comentaba un reportaje aparecido en la American Journalism Review sobre cómo la prensa norteamericana está enfocando sus portadas en función de la pérdida de lectores, y constituía un mensaje implícito (confirmándole que está en el buen camino) a mi audiencia natural: el equipo directivo de los ocho periódicos que el Grupo Joly edita en Andalucía. Los compradores de prensa local, así como quienes acceden remotamente a sus websites (entre los que abundan los naturales desplazados), buscan informaciones locales. Eso, lo primero. Y en segundo término, en el caso concreto de los periódicos impresos, nuevos datos o enfoques explicativos sobre las noticias locales que ya conocen a través de la radio o la televisión.

La tentación de salirse del marco local es permanente. Porque es lo que los periodistas de provincias ven que hacen los “grandes” periódicos y porque las más de las veces el material textual y gráfico que facilitan las agencias sobre hechos remotos ofrecen oportunidades de lucimiento no comparables con el propio. Ahora bien, enfrentados en el quiosco a los periódicos nacionales, cuyas ediciones regionales se cierran a la misma hora y se imprimen en plantas tan próximas a la ciudad como las del propio periódico, lo que salva a los periódicos locales es su especialización doméstica.

—Usted estudia con especial cuidado cómo los medios diseñan sus audiencias. Cómo “tratan” a sus lectores, desde los aspectos formales pero también con relación a la rigurosidad periodística de los contenidos. ¿Qué diría al respecto?

—La pérdida de credibilidad que la prensa sufre actualmente a nivel mundial hunde sus raíces en una deformación de la profesión de informar y del negocio editorial. Los periodistas a veces escribimos más para nuestros colegas o nuestras fuentes que para los lectores; los comerciales de publicidad piensan más en los anunciantes que en satisfacer al público que leerá, oirá o verá los reclamos, y las empresas están preocupadas sobre todo por la cotización de sus acciones en Bolsa y el consiguiente reparto de dividendos, frente a lo cual no vacilarán en introducir todo tipo de recortes. Los ejemplos son numerosos.

Con ese panorama, yo creo que en muchos casos hay que cambiar de modelo de negocio, porque no es rentable, así como de modelo de periodismo. El énfasis puesto en las exclusivas o en las primicias es flor de un día; el rigor, la calidad y la transparencia en las informaciones fidelizan lectores, y son esas audiencias fieles las que garantizan la continuidad y el prestigio.

—Pensando que es económicamente rentable y estratégico, muchas veces los medios operan exclusivamente en función de lo que hace la competencia. ¿No es ese plan –el de mirar más a la competencia que a las audiencias– perjudicial para los medios? ¿No atenta, a largo plazo, contra la legitimidad periodística e incluso contra la viabilidad comercial de las empresas periodísticas?

—Pues sí. En las redacciones se pierde mucho tiempo pensando en lo que hará o dejará de hacer la competencia, en función de lo cual se planifican muchas informaciones, cuando la pura realidad es que los lectores de un periódico raramente ven el otro y, por tanto, no caben las comparaciones. Es, una vez más, el fallo de no pensar en el lector. Por eso tengo tanta fe en la participación ciudadana: contribuirá a corregir muchos vicios adquiridos en la profesión periodística.


Fecha: Junio 2006

Ficha

Publicado: 23 de agosto de 2006

Última modificación: 18 de diciembre de 2012

Audiencia

Área / disciplina

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

internet

mercado editorial

medio de comunicación

Autor/es

Pablo Mancini

Licencia

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