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Guía de preguntas sobre la muerte

Esta serie de preguntas se propone como un mecanismo para facilitar el abordaje en la clase de un tema crucial para la experiencia humana: su carácter ineludible nos permite decir que es uno de los pilares del trabajo en profundidad del pensamiento, ya que ignorarlo implica cerrar los ojos frente a una de las cuestiones dramáticas fundamentales de la existencia.


Cubierta de la novela «Over the edge» de Lawrence Treat, que tiene una ilustración en la que un hombre está empujando a una mujer en el borde de un precipicio.

Se me ocurre que las siguientes preguntas, que intentan captar algunas de las diversas posiciones posibles respecto de este tema, pueden funcionar orientando el planteo de la cuestión en la clase:

¿Qué es la muerte, el fin de un ser, su aniquilación total y definitiva, el momento en el que se borra de manera completa la persona que fuimos hasta entonces? ¿O es la muerte el paso a otra cosa, a otro estado, una transición que no podemos pensar desde el lado de acá -el de la vida- porque corresponde a una instancia más sutil, a un nivel espiritual de existencia que nos resulta por el momento inaccesible, de tan atados a los hechos de la sensibilidad como estamos? ¿Es parte del hecho de estar vivos el no poder captar esa evolución sutil que se da tras la muerte o se trata de algo más simple y concreto, como lo es el hecho de que muerto el cuerpo muere también todo en nosotros porque no somos más que eso, carne y sangre, neurona y tendón?

¿Y la mente, el espíritu, el alma, acaso mueren también, desaparecen, dejan de existir de manera abrupta y total o emigran hacia otra zona del ser, mutando? ¿O son, como dice Nietzsche, meras palabras para designar algo en el cuerpo, expresiones de la vida de un cuerpo que parece limitado pero no lo es tanto, porque en su sensibilidad es capaz de construir sentido y grandes deseos, de parir ideas y de parir -aun más- otros cuerpos semejantes a sí mismo, en un acto de creación casi sobrenatural pero esencial e inevitable?

¿Y si fuera la muerte sencilla y trágicamente el final de todo para nosotros, el momento en el que termina la vida que fuimos, si aunque no nos guste tuviéramos que hacerle frente a esta realidad y a sus consecuencias? ¿Viviríamos distinto, haríamos otras cosas? ¿Se vive de una forma si uno cree que hay otra cosa después de esta vida y se vive de otra si uno considera que al morir desaparece definitiva y completamente? ¿Es tolerable la idea de la muerte como desaparición, no es demasiado terrible, demasiado extrema, una realidad a la que no es posible hacerle frente porque produce demasiada angustia, y porque esa angustia cierra la vida, estrangula nuestra libertad y nuestras ganas de seguir? ¿O puede incorporarse de alguna manera, puede uno llegar a aceptar que sí, que la muerte es terrible y total pero seguir igual queriendo vivir y desplegarse, aunque ese despliegue trabajoso no conduzca en última instancia a nada, o al menos a nada que nos trascienda, o a una trascendencia limitada y en realidad incapaz de colocarnos en ningún más allá salvador sino posible sólo de ser vivida como marco de un más acá que se alimenta de afirmaciones sensibles y de metas concretas y palpables?

¿Me muero y basta, y todo lo que soy y lo que fui se convierte en nada? ¿Y los que quise, una vez muertos, están perdidos para siempre, definitivamente idos, inalcanzables sin apelación, por más que los sienta vivos en mí, por más que los siga queriendo aunque no estén? ¿Cómo es posible que los sienta tanto si están muertos? ¿Este sentirlos no es una forma de vida? ¿Es una forma de vida mía, pero no los afecta porque ya no están, es una huella que ha dejado, una estela que tardará en apagarse lo que tarde yo a mi vez en morir, matando conmigo también ese tardío resplandor de los otros que el afecto hace vivir en mí?

¿Y si digo está bien, es cierto, no hay nada tras la muerte, nos espera un final definitivo y sin vueltas, puedo vivir bien igual? ¿Cómo se vive mejor, eludiendo la cuestión de la muerte o enfrentándola, confrontando con el hecho tan temido para solucionarlo de alguna forma y seguir luego ubicados en una existencia observada con realismo o inventando una historia que no terminamos de creer pero de la que podemos de todas formas obtener una especie de protección, de techito contra la intemperie del sentimiento de la muerte, que tan fácilmente se transforma en sensaciones de inutilidad de la vida?

¿Se soluciona de alguna manera este tema, se cierra, se responde, o se trata de una cuestión que una vida bien vivida desdibuja, limitándose la angustia frente a la muerte a ser más bien el testimonio de importantes momentos de cambio personal, fruto de esas necesarias y saludables muertes parciales que se dan en el proceso de crecimiento, cuando uno deja de ser el que era y avanza hacia ser el que quiere o puede ser? ¿Hay entonces que asustarse al sentir el temor de la muerte, o corresponde entender que se trata de algo normal, propia de seres vivos con conciencia y deseos, parte de lo que nos ha tocado por ser personas, seres humanos que buscan sentido y encuentran muchas veces problemas que les parecen terminales e insuperables pero con los que hay que vivir igual porque no queda otra?

Ficha

Publicado: 15 de julio de 2009

Última modificación: 21 de abril de 2021

Audiencia

Docentes

Área / disciplina

Filosofía

Nivel

Secundario

Categoría

Entrevistas, ponencia y exposición

Modalidad

Todas

Formato

Texto

Etiquetas

muerte

guía

sentido de la vida

Autor/es

Alejandro Rozitchner

Licencia

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