Pero los programas pueden ser también, más que una serie de contenidos, un esquema de acción, una serie pautada o repetida de actividades. Por ejemplo: lectura de textos y charla informal sobre los mismos. Complementada tal vez con escritura de diario personal, sobre lo leído y hablado, y sobre cualquier otra cosa que el alumno haya pensado. Ese podría ser un programa de actividades. La evaluación puede incluso ser hecha en base a la cantidad de trabajo práctico: cada alumno debe presentar un cuaderno completamente escrito a fin de año y el profesor o profesora puede hacerlo leer y hablar sobre dos o tres páginas escogidas al azar.