VOLVER A FILTROS

Diversidades en plural

Esta colección de pódcast propone explorar la diversidad, entendida como una pluralidad de formas de vivir, de ser, de sentir y de estar en el mundo, desde la perspectiva de las juventudes. Cada episodio presenta  testimonios de estudiantes que cuentan cómo sienten y qué piensan sobre temas como la participación, los derechos, la identidad de género y la orientación sexual, desde las distintas formas en que los sienten y los vivencian.


Episodio 1: Deseamos

¿Qué es el amor? ¿Qué es «querer a alguien»? ¿Qué es la orientación sexual? ¿Cómo se relacionan con alguien que les gusta? Este primer episodio del podcast Diversidades en plural invita a reflexionar sobre el deseo, las distintas formas en las que se vivencia y se construye, a partir de las voces de estudiantes del nivel secundario.

Leer más
Transcripción

¿Estás escuchando? Deseamos el episodio uno de la serie Diversidades en Plural. Hoy vamos a reflexionar sobre el deseo. Para esto le pedimos a quienes están en el recreo, en el patio de la escuela, que nos cuenten qué cosas de su vida cotidiana les dan mucho placer. Escuchamos. A mí, personalmente me da mucho placer comer, pasar tiempo con mi familia, conocer lugares, pasar tiempo con mis amigos. Cosas como dormir o estar con gente que me lleve bien, ya sean mis amigos o mi familia o. O jugar al fútbol más con gente que conozco que me encanta hacer deporte, pasar tiempo real de la gente que quiero escuchar música en el bondi cuando voy al colegio es algo que me relaja y que disfruto bastante. Muchas gracias por sus palabras. Qué bueno que puedan identificar qué les hace bien y en qué momentos experimentan esa sensación de placer. Se trata nada más y nada menos, de poder reconocer qué deseamos. Y por esto es que les preguntamos qué les parece que es el deseo. Y la verdad siento que es como un sentimiento de querer o hacer, intentar tener algo que por cierta cosa o por por cierto motivo, no podés, por eso lo deseas. Yo creo que el deseo es algo que cada uno necesita, o sea que es una necesidad que no todo el mundo tiene la misma. Son por tener el deseo de jugar al fútbol y poder vivir de eso. ¿Alguien tiene el sueño de vivir, de ser cantante, de vivir, de ser periodista o de viajar por el mundo? Son esas cosas para mí. Empezás a decir desde muy chiquito, cuando ves algo que te apasiona y quieres lograr algo en base a eso, es la acción, la sensación de querer hacer algo con mucho ímpetu y con muchas ganas también. Quizás sea a un ámbito más de las relaciones, de lo amoroso, de lo sexual. Es en el deseo como las ganas de tener algo con otra persona que de relacionarte con otra persona de una manera más sana, de una forma linda. El deseo es exactamente todo eso que mencionaron. Es una construcción que cada quien hace poniendo en juego su identidad, sus gustos y experiencias. No vamos a hacer divisiones sobre si la menta granizada sí o no, cada quien decía lo que quiere. Así es. El deseo es el resultado de un proceso complejo y muy personal. Además, es parte de la construcción de nuestros proyectos de vida como personas autónomas. Y si lo pensamos de esta manera, incluso lo podemos imaginar como una fuerza que nos moviliza, que nos impulsa a seguir el camino que elijamos. Claro, porque si pensamos una posible definición de deseo relacionada con los vínculos, podemos pensarlo como la atracción sexual amorosa, erótica o emocional que sentimos hacia otras personas. Y esto, como venimos diciendo, no es algo estático, sino que puede ir cambiando a lo largo de nuestras vidas. Igualmente, es importante tener en cuenta que no hablamos de deseo sólo cuando se trata de tener relaciones sexuales. Existen muchas formas de vincularnos. Es muy interesante lo que contás. ¿Podríamos pensar entonces cómo y cuándo aprendimos a desear? ¿No? Si es algo que nos enseñaron, como fue que lo aprendimos. Escuchemos nuevamente qué tenemos para compartir sobre el deseo. Yo creo que desde. Desde. Desde corta edades, no de cortas edades no deseadas. No sé, por ejemplo, un chupetín o en un kiosco, que mamá te compre tal cosa, tal juguete. Supongo que es de desde temprana edad de no pensar como cuando aprendimos a desear. La verdad es que no la había hecho nunca, pero lo que se me viene a la cabeza ahora es, por ejemplo, cuando éramos chiquitos y teníamos hambre y llorábamos y llorábamos. Ese tener hambre era uno de nuestros primeros deseos. El mismo sistema nuestro nos hizo aprender a desear. No es algo que podamos controlar. Qué interesante sus aportes en relación a esto. Es importante que tengamos en cuenta que el deseo no se vive de igual forma según nuestra identidad de género u orientación sexual. Sí, y también que en todo lo que hacemos en nuestra vida están presentes los mandatos sociales, como por ejemplo los estereotipos de género, y cómo el deseo no es la excepción. También existe una manera impuesta sobre qué deseamos y qué no, Claro, los mandatos y las expectativas por parte de nuestras familias o amistades están presentes de alguna manera. Entonces nuestros deseos también se construyen con lo que las otras personas esperan. Por eso es que algunas veces hacer realidad los vínculos basados en el deseo suele ser difícil. Nuestro deseo entra en relación con lo que las otras personas esperan y también con lo que la sociedad nos dice. Esto es porque en nuestra sociedad no todos los deseos se viven de igual manera. Hay deseos que no están bien vistos. Incluso la sexualidad, el goce y el placer se viven muy diferentes según nuestro género. Las mujeres y LGBT+ pueden llegar a encontrar más obstáculos o dificultades para vivir la sexualidad y los vínculos sexo afectivos que los varones cis y hetero. Nos gustaría saber qué piensan sobre esto. ¿Están de acuerdo? ¿Cómo les parece que se puede llegar a sentir una persona que no responde a estos estereotipos y mandatos? Yo creo que las personas LGBT y más tal vez tienen la misma posibilidad de elegir que desear lo que no tienen es la misma libertad de ser aceptados socialmente. Sí, para mí todos no sentimos, no nos sentimos habilitados y habilitados a decir lo que lo que no queremos por miedo a un rechazo social o a lo que pueda decir la gente. Creo que en mujeres, varones y personas LGBTI con más tiene la misma libertad para elegir que desear más que hace unos años atrás. Sin embargo, siento que falta todavía siento que está más normalizado entre comillas, aunque igualmente hay personas que todavía siguen teniendo la la cabeza, la idea de que todos tenemos que ser heterosexuales y yo creo que a esa parte que falta todas cosas y todes podemos aportar un granito de arena para que se resuelva. No creo que sea lo mismo para todos, creo que depende de la edad y la clase social, del género, de la sexualidad, depende de tu nacionalidad, del lugar donde vivir, de tu cultura. Creo que hay muchísimos factores que afectan que tapujos y qué condiciones se te pone el deseo. Y no creo que todos podamos ser igual de libres para estudiar de la misma manera. Muchas gracias nuevamente. No tenemos que olvidar que el deseo es una construcción y como toda construcción se puede desarmar, transformar y reconstruir. No viene grabado en nuestro ADN, viene con nuestras costumbres, con nuestra crianza y con lo que nos enseñaron. Por eso es bien importante tener presente que somos personas deseantes y que podemos vivir nuestra vida identificando qué deseamos, qué nos hace bien, qué nos gusta y con qué fantaseamos. Esto incluso es válido para aquellas cosas que no queremos, todo aquello que no deseamos y esta vez preguntamos. ¿Sienten que pueden decir lo que no quieren? Y siento que sí, que estoy habilitado para decir lo que no quiero. Siento que el género femenino, en este caso hace bastante tiempo, no estaba tan habilitado, pero siento que ahora se está escuchando más. Si tengo la suerte de sentirme habilitada, más que nada porque me suelo manejar en ambientes que me generan confianza. Lo mismo mis amigos, mi familia, las personas con las que me relaciono, me dan esa sensación de seguridad con la que puedo decir las cosas sin reprimirme a mí misma. Sin embargo, sé que es una posibilidad que no todos tenemos y que estaría bueno que en algún momento podamos llegar a tener, ya que poder hablar las cosas, sentirte escuchado y entendido es algo que evitaría malos entendidos y problemas. Si siento que a veces no me siento en un lugar de poder para decirle a la gente que tienen actitudes para conmigo que no me están gustando, me pasa mucho en el espacio del aula. A veces cuando un compañero más, un chiste desagradable o un comentario que a mí me duele muchas veces, no me siento en poder de poder decírselo. Me pasa también a veces hablando quizás en el ámbito del centro de estudiantes y de la militancia política. A veces me siento un poco cuestionada como mujer y siento que a veces, no siempre, en esos espacios puedo decir cuando siento que no se me está tomando en cuenta. Igual que a los compañeros varones. Tenemos entonces dos cuestiones distintas para pensar. Por un lado siempre, pero siempre tenemos derecho a decir que no en todo momento podemos decir que hay algo que no nos gusta, que nos incomoda y que simplemente no forma parte de nuestro deseo. En todo vínculo tenemos que dar consentimiento con total libertad y si hay un poquitito de presión o de prohibición ya no es consentido tanto tal cual. Cuando hablamos de consentimiento nos referimos a poder decir que no libremente, poder expresar qué queremos o qué no queremos, que nos gusta y qué no En el encuentro con otras personas no sólo debemos dar, sino también pedir consentimiento y hacerlo de forma directa. Y es muy importante el consentimiento a la hora de pensar nuestro deseo. ¿Entonces, por qué hablamos de estas cosas? ¿Para hablar de deseo? Porque así podemos comprender que hay aspectos de nuestro deseo que tienen que ver con mandatos, estereotipos y expectativas ajenas. Así es. Reflexionar sobre este tema es parte de la promoción de vidas más libres, plenas y deseantes. Nos despedimos hasta el próximo episodio de Diversidades en plural. Hasta la próxima. Este podcast fue elaborado Conjunto por educar, Sociedad del Estado, Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

Transcripción

¿Estás escuchando? Deseamos el episodio uno de la serie Diversidades en Plural. Hoy vamos a reflexionar sobre el deseo. Para esto le pedimos a quienes están en el recreo, en el patio de la escuela, que nos cuenten qué cosas de su vida cotidiana les dan mucho placer. Escuchamos. A mí, personalmente me da mucho placer comer, pasar tiempo con mi familia, conocer lugares, pasar tiempo con mis amigos. Cosas como dormir o estar con gente que me lleve bien, ya sean mis amigos o mi familia o. O jugar al fútbol más con gente que conozco que me encanta hacer deporte, pasar tiempo real de la gente que quiero escuchar música en el bondi cuando voy al colegio es algo que me relaja y que disfruto bastante. Muchas gracias por sus palabras. Qué bueno que puedan identificar qué les hace bien y en qué momentos experimentan esa sensación de placer. Se trata nada más y nada menos, de poder reconocer qué deseamos. Y por esto es que les preguntamos qué les parece que es el deseo. Y la verdad siento que es como un sentimiento de querer o hacer, intentar tener algo que por cierta cosa o por por cierto motivo, no podés, por eso lo deseas. Yo creo que el deseo es algo que cada uno necesita, o sea que es una necesidad que no todo el mundo tiene la misma. Son por tener el deseo de jugar al fútbol y poder vivir de eso. ¿Alguien tiene el sueño de vivir, de ser cantante, de vivir, de ser periodista o de viajar por el mundo? Son esas cosas para mí. Empezás a decir desde muy chiquito, cuando ves algo que te apasiona y quieres lograr algo en base a eso, es la acción, la sensación de querer hacer algo con mucho ímpetu y con muchas ganas también. Quizás sea a un ámbito más de las relaciones, de lo amoroso, de lo sexual. Es en el deseo como las ganas de tener algo con otra persona que de relacionarte con otra persona de una manera más sana, de una forma linda. El deseo es exactamente todo eso que mencionaron. Es una construcción que cada quien hace poniendo en juego su identidad, sus gustos y experiencias. No vamos a hacer divisiones sobre si la menta granizada sí o no, cada quien decía lo que quiere. Así es. El deseo es el resultado de un proceso complejo y muy personal. Además, es parte de la construcción de nuestros proyectos de vida como personas autónomas. Y si lo pensamos de esta manera, incluso lo podemos imaginar como una fuerza que nos moviliza, que nos impulsa a seguir el camino que elijamos. Claro, porque si pensamos una posible definición de deseo relacionada con los vínculos, podemos pensarlo como la atracción sexual amorosa, erótica o emocional que sentimos hacia otras personas. Y esto, como venimos diciendo, no es algo estático, sino que puede ir cambiando a lo largo de nuestras vidas. Igualmente, es importante tener en cuenta que no hablamos de deseo sólo cuando se trata de tener relaciones sexuales. Existen muchas formas de vincularnos. Es muy interesante lo que contás. ¿Podríamos pensar entonces cómo y cuándo aprendimos a desear? ¿No? Si es algo que nos enseñaron, como fue que lo aprendimos. Escuchemos nuevamente qué tenemos para compartir sobre el deseo. Yo creo que desde. Desde. Desde corta edades, no de cortas edades no deseadas. No sé, por ejemplo, un chupetín o en un kiosco, que mamá te compre tal cosa, tal juguete. Supongo que es de desde temprana edad de no pensar como cuando aprendimos a desear. La verdad es que no la había hecho nunca, pero lo que se me viene a la cabeza ahora es, por ejemplo, cuando éramos chiquitos y teníamos hambre y llorábamos y llorábamos. Ese tener hambre era uno de nuestros primeros deseos. El mismo sistema nuestro nos hizo aprender a desear. No es algo que podamos controlar. Qué interesante sus aportes en relación a esto. Es importante que tengamos en cuenta que el deseo no se vive de igual forma según nuestra identidad de género u orientación sexual. Sí, y también que en todo lo que hacemos en nuestra vida están presentes los mandatos sociales, como por ejemplo los estereotipos de género, y cómo el deseo no es la excepción. También existe una manera impuesta sobre qué deseamos y qué no, Claro, los mandatos y las expectativas por parte de nuestras familias o amistades están presentes de alguna manera. Entonces nuestros deseos también se construyen con lo que las otras personas esperan. Por eso es que algunas veces hacer realidad los vínculos basados en el deseo suele ser difícil. Nuestro deseo entra en relación con lo que las otras personas esperan y también con lo que la sociedad nos dice. Esto es porque en nuestra sociedad no todos los deseos se viven de igual manera. Hay deseos que no están bien vistos. Incluso la sexualidad, el goce y el placer se viven muy diferentes según nuestro género. Las mujeres y LGBT+ pueden llegar a encontrar más obstáculos o dificultades para vivir la sexualidad y los vínculos sexo afectivos que los varones cis y hetero. Nos gustaría saber qué piensan sobre esto. ¿Están de acuerdo? ¿Cómo les parece que se puede llegar a sentir una persona que no responde a estos estereotipos y mandatos? Yo creo que las personas LGBT y más tal vez tienen la misma posibilidad de elegir que desear lo que no tienen es la misma libertad de ser aceptados socialmente. Sí, para mí todos no sentimos, no nos sentimos habilitados y habilitados a decir lo que lo que no queremos por miedo a un rechazo social o a lo que pueda decir la gente. Creo que en mujeres, varones y personas LGBTI con más tiene la misma libertad para elegir que desear más que hace unos años atrás. Sin embargo, siento que falta todavía siento que está más normalizado entre comillas, aunque igualmente hay personas que todavía siguen teniendo la la cabeza, la idea de que todos tenemos que ser heterosexuales y yo creo que a esa parte que falta todas cosas y todes podemos aportar un granito de arena para que se resuelva. No creo que sea lo mismo para todos, creo que depende de la edad y la clase social, del género, de la sexualidad, depende de tu nacionalidad, del lugar donde vivir, de tu cultura. Creo que hay muchísimos factores que afectan que tapujos y qué condiciones se te pone el deseo. Y no creo que todos podamos ser igual de libres para estudiar de la misma manera. Muchas gracias nuevamente. No tenemos que olvidar que el deseo es una construcción y como toda construcción se puede desarmar, transformar y reconstruir. No viene grabado en nuestro ADN, viene con nuestras costumbres, con nuestra crianza y con lo que nos enseñaron. Por eso es bien importante tener presente que somos personas deseantes y que podemos vivir nuestra vida identificando qué deseamos, qué nos hace bien, qué nos gusta y con qué fantaseamos. Esto incluso es válido para aquellas cosas que no queremos, todo aquello que no deseamos y esta vez preguntamos. ¿Sienten que pueden decir lo que no quieren? Y siento que sí, que estoy habilitado para decir lo que no quiero. Siento que el género femenino, en este caso hace bastante tiempo, no estaba tan habilitado, pero siento que ahora se está escuchando más. Si tengo la suerte de sentirme habilitada, más que nada porque me suelo manejar en ambientes que me generan confianza. Lo mismo mis amigos, mi familia, las personas con las que me relaciono, me dan esa sensación de seguridad con la que puedo decir las cosas sin reprimirme a mí misma. Sin embargo, sé que es una posibilidad que no todos tenemos y que estaría bueno que en algún momento podamos llegar a tener, ya que poder hablar las cosas, sentirte escuchado y entendido es algo que evitaría malos entendidos y problemas. Si siento que a veces no me siento en un lugar de poder para decirle a la gente que tienen actitudes para conmigo que no me están gustando, me pasa mucho en el espacio del aula. A veces cuando un compañero más, un chiste desagradable o un comentario que a mí me duele muchas veces, no me siento en poder de poder decírselo. Me pasa también a veces hablando quizás en el ámbito del centro de estudiantes y de la militancia política. A veces me siento un poco cuestionada como mujer y siento que a veces, no siempre, en esos espacios puedo decir cuando siento que no se me está tomando en cuenta. Igual que a los compañeros varones. Tenemos entonces dos cuestiones distintas para pensar. Por un lado siempre, pero siempre tenemos derecho a decir que no en todo momento podemos decir que hay algo que no nos gusta, que nos incomoda y que simplemente no forma parte de nuestro deseo. En todo vínculo tenemos que dar consentimiento con total libertad y si hay un poquitito de presión o de prohibición ya no es consentido tanto tal cual. Cuando hablamos de consentimiento nos referimos a poder decir que no libremente, poder expresar qué queremos o qué no queremos, que nos gusta y qué no En el encuentro con otras personas no sólo debemos dar, sino también pedir consentimiento y hacerlo de forma directa. Y es muy importante el consentimiento a la hora de pensar nuestro deseo. ¿Entonces, por qué hablamos de estas cosas? ¿Para hablar de deseo? Porque así podemos comprender que hay aspectos de nuestro deseo que tienen que ver con mandatos, estereotipos y expectativas ajenas. Así es. Reflexionar sobre este tema es parte de la promoción de vidas más libres, plenas y deseantes. Nos despedimos hasta el próximo episodio de Diversidades en plural. Hasta la próxima. Este podcast fue elaborado Conjunto por educar, Sociedad del Estado, Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.


Episodio 2: Somos

¿Qué es la identidad de género? ¿Se trata de algo inamovible o puede cambiar a lo largo del tiempo? ¿Cuáles son las expectativas sociales sobre las formas en que debe expresarse? Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos en el segundo episodio de la serie Diversidades en plural.

Leer más
Transcripción

¿Estás escuchando? Somos el episodio dos de la serie Diversidades en Plural. Hoy nos proponemos reflexionar sobre la identidad. Pensemos, por ejemplo, en el nombre de este capítulo. Somos. Notaron que se trata de una afirmación, pero también podría ser una pregunta. Somos. No se me había ocurrido. ¿Cómo sería eso? ¿Una forma de verlo es que la identidad responde a la pregunta Quién soy yo? Y que esta pregunta puede tener distintas respuestas a lo largo del tiempo. En las que participan muchos aspectos. El lugar donde nacimos o donde vivimos. La cultura y el grupo étnico a la que pertenecemos. Si nos coopera el club. Escuchar música. También el género, la orientación sexual. Entre muchas otras cosas. Es algo individual. Sí, tiene un componente individual que surge enteramente de las personas y de su forma de ver el mundo, pero que al mismo tiempo se construye en relación con otra gente, con sus miradas, con su acompañamiento. Entonces está diciendo que la identidad es una construcción personal y a la vez social y sumaria, que cambia con el tiempo. Así es. Te propongo que charlemos sobre un aspecto particular de nuestra identidad, que es la identidad de género. Una característica que está presente en todas las personas. En nuestro país tenemos una ley al respecto. Una de las más avanzadas del mundo. Sí, es una ley muy potente, de tan solo dos carillas, que considera la identidad de género un derecho básico. Se trata de la Ley 26743. Uno de los pilares de dicha ley es que vincula a la identidad de género y a los modos en los cuales cada persona la vive o la siente. Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género, tal como cada persona lo siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento. Se me hace un poco confuso el término género. Es lo mismo que el sexo de las personas. Son cosas distintas. Pero vamos por partes. El sexo es una asignación que se realiza al momento de nacer. ¿Qué significa esto? Que cuando nacemos a partir de un conjunto de características biológicas como genes o hormonas o genitales, nos etiquetan como varón o mujer y así figura en nuestro certificado de nacimiento. Bajo la categoría sexo, es importante entender que esta asignación o etiquetado es producto de una convención social. Es decir, podría ser distinto. Y el género bien es a partir de esta asignación que se empieza a construir nuestro género, es decir, nuestra forma particular de ser mujeres, varones u otras identidades. ¿Claro, el género es algo personal, pero también social, no? Si no se puede separar la construcción personal del género de las expectativas y mandatos sociales. Es como si la sociedad estuviera configurada para que seamos de determinada forma. Algo así. Pero como decíamos antes, la identidad es algo que cambia con el tiempo y afortunadamente también cambian las sociedades y sus mandatos que para entender mejor cuáles son estos mandatos, fuimos a preguntarle a estudiantes de distintas escuelas qué cosas les parece que se esperan de los varones y cuáles de las mujeres escuchamos. Escuchemos. Ahora estamos en una sociedad que espera que las mujeres sean igual que los hombres. Entonces sea más feminista. Se puede decir que trabajen igual que ellos, que sean iguales, pero no de cierta manera, sino que tengan los mismos derechos. Creo que hay una parte de la sociedad que todavía cree que las mujeres tienen que quedarse en la comodidad de sus casas criando a sus hijos. Tienen que estar sometidas a una realidad que es vieja. Pero también existe otra parte de la sociedad que ya despertó y que quiere mujeres en la industria de cualquier tipo de industria. Sí, es una ley muy potente, de tan solo dos carillas, que considera la identidad de género un derecho básico. Se trata de la Ley 26743. Uno de los pilares de dicha ley es que vincula a la identidad de género y a los modos en los cuales cada persona la vive o la siente. Esto es válido para su registro, legajo, boletines, citaciones y cualquier otra gestión o servicio, tanto en los ámbitos públicos como privados. ¿Cuántas cosas podemos hacer para que la inclusión de todas las personas sea una realidad en la escuela? Nos despedimos hasta el próximo episodio de Diversidades en plural. Hasta la próxima. Este podcast fue elaborado por Educar, Sociedad del Estado, Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

Transcripción

¿Estás escuchando? Somos el episodio dos de la serie Diversidades en Plural. Hoy nos proponemos reflexionar sobre la identidad. Pensemos, por ejemplo, en el nombre de este capítulo. Somos. Notaron que se trata de una afirmación, pero también podría ser una pregunta. Somos. No se me había ocurrido. ¿Cómo sería eso? ¿Una forma de verlo es que la identidad responde a la pregunta Quién soy yo? Y que esta pregunta puede tener distintas respuestas a lo largo del tiempo. En las que participan muchos aspectos. El lugar donde nacimos o donde vivimos. La cultura y el grupo étnico a la que pertenecemos. Si nos coopera el club. Escuchar música. También el género, la orientación sexual. Entre muchas otras cosas. Es algo individual. Sí, tiene un componente individual que surge enteramente de las personas y de su forma de ver el mundo, pero que al mismo tiempo se construye en relación con otra gente, con sus miradas, con su acompañamiento. Entonces está diciendo que la identidad es una construcción personal y a la vez social y sumaria, que cambia con el tiempo. Así es. Te propongo que charlemos sobre un aspecto particular de nuestra identidad, que es la identidad de género. Una característica que está presente en todas las personas. En nuestro país tenemos una ley al respecto. Una de las más avanzadas del mundo. Sí, es una ley muy potente, de tan solo dos carillas, que considera la identidad de género un derecho básico. Se trata de la Ley 26743. Uno de los pilares de dicha ley es que vincula a la identidad de género y a los modos en los cuales cada persona la vive o la siente. Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género, tal como cada persona lo siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento. Se me hace un poco confuso el término género. Es lo mismo que el sexo de las personas. Son cosas distintas. Pero vamos por partes. El sexo es una asignación que se realiza al momento de nacer. ¿Qué significa esto? Que cuando nacemos a partir de un conjunto de características biológicas como genes o hormonas o genitales, nos etiquetan como varón o mujer y así figura en nuestro certificado de nacimiento. Bajo la categoría sexo, es importante entender que esta asignación o etiquetado es producto de una convención social. Es decir, podría ser distinto. Y el género bien es a partir de esta asignación que se empieza a construir nuestro género, es decir, nuestra forma particular de ser mujeres, varones u otras identidades. ¿Claro, el género es algo personal, pero también social, no? Si no se puede separar la construcción personal del género de las expectativas y mandatos sociales. Es como si la sociedad estuviera configurada para que seamos de determinada forma. Algo así. Pero como decíamos antes, la identidad es algo que cambia con el tiempo y afortunadamente también cambian las sociedades y sus mandatos que para entender mejor cuáles son estos mandatos, fuimos a preguntarle a estudiantes de distintas escuelas qué cosas les parece que se esperan de los varones y cuáles de las mujeres escuchamos. Escuchemos. Ahora estamos en una sociedad que espera que las mujeres sean igual que los hombres. Entonces sea más feminista. Se puede decir que trabajen igual que ellos, que sean iguales, pero no de cierta manera, sino que tengan los mismos derechos. Creo que hay una parte de la sociedad que todavía cree que las mujeres tienen que quedarse en la comodidad de sus casas criando a sus hijos. Tienen que estar sometidas a una realidad que es vieja. Pero también existe otra parte de la sociedad que ya despertó y que quiere mujeres en la industria de cualquier tipo de industria. Sí, es una ley muy potente, de tan solo dos carillas, que considera la identidad de género un derecho básico. Se trata de la Ley 26743. Uno de los pilares de dicha ley es que vincula a la identidad de género y a los modos en los cuales cada persona la vive o la siente. Esto es válido para su registro, legajo, boletines, citaciones y cualquier otra gestión o servicio, tanto en los ámbitos públicos como privados. ¿Cuántas cosas podemos hacer para que la inclusión de todas las personas sea una realidad en la escuela? Nos despedimos hasta el próximo episodio de Diversidades en plural. Hasta la próxima. Este podcast fue elaborado por Educar, Sociedad del Estado, Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.


Episodio 3: Participamos

En el tercer episodio de la serie Diversidades en plurales conversamos sobre los derechos. Nos preguntamos: ¿Cuáles son los derechos vinculados a la diversidad y las normas que los garantizan? ¿Cuál es el rol de las instituciones? ¿Cómo ejercen las juventudes sus derechos? ¿Qué pueden hacer cuando son vulnerados? ¿Cómo se organizan?

Leer más
Transcripción

¿Estás escuchando? Participamos el episodio cuatro de la serie Diversidades en plural. Hoy vamos a pensar qué quiere decir participar. Es lo mismo participar, opinar y tomar decisiones. Todas las personas tenemos derecho a participar más allá de nuestra edad. ¿De qué manera participamos? Hay grupos, identidades y colectivos que tuvieron que luchar para poder ejercer libremente su derecho a participar. Para esto les pedimos a quienes están en el recreo, en el patio de la escuela, que nos cuenten qué significa para ustedes participar. Escuchamos. Participar para mí es hacerme valer mi voto, mi pensamiento, mi todo. Es como decir yo estoy, yo soy. Yo puedo hacer muchas cosas. Participar para mí es justamente eso, participar, formar parte y ser escuchada. Gracias por todo lo que compartieron, cómo nos fueron diciendo. La participación tiene que ver con formar parte de algo, con poder decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Tiene que ver con ser protagonistas en las decisiones. Además, participar posibilita sociedades más plurales porque se abre la posibilidad de escuchar nuevas voces. Para poder participar tenés que sentir que lo que vos decís va a ser escuchado y que no te van a juzgar por eso. Para esto es importante que entre todas y todos construyamos espacios basados en relaciones de confianza. La escuela es un lugar donde también aprendemos a participar. Las personas adultas tienen la responsabilidad de habilitar espacios donde las chicas y los chicos puedan expresarse, debatir y construir acuerdos. El otro día un grupo de chicos y chicas me contaron que en su escuela se armó un revuelo bárbaro porque a un compañero no lo dejaron ir con las uñas pintadas. Entonces conversaron con la directora para que se pueda debatir con qué vestimenta se va a la escuela. Se juntó toda la escuela. Qué bueno lo que me contás. Cuando yo iba a la escuela había un reglamento y no podíamos decidir sobre esas normas. En cambio, esto que me contás significa pensar en modos de convivencia más democrática y plurales, donde todas y todos tenemos voz. Así es. Estos acuerdos de convivencia parten de la idea de que participar en la toma de decisiones sobre cómo nos gustaría convivir en la escuela es un derecho que tienen todas las personas que forman parte de ese espacio y no una concesión de las y los adultos a las nuevas generaciones. Puede ser que esto nos sorprenda y nos une algo nuevo, porque no siempre tenemos la oportunidad de poder decidir. Mirá, me puse a investigar un poco en internet. Encontré un montón de leyes que hablan del derecho a participar y a expresarse de las y los estudiantes. Si existen leyes para que podamos construir nuestros centros de estudiantes en la escuela y para que armemos los acuerdos de convivencia. ¿Podemos preguntarles a las chicas y a los chicos cuáles son los espacios de participación que tienen en sus escuelas? Sí, en mi colegio hay muchos puntos donde los chicos pueden participar, son muy inclusivos. Por ejemplo, nosotros tenemos un programa de radio Semana por medio y hacemos programa de radio o el curso más grande. Nosotros hacemos copa de leche para los chicos. Tratamos de incluir siempre a todos. O sea, no hace falta que seamos más grande para que hagamos algo. A mí me gusta participar mucho también en los talleres, al igual que computación. A mí me gustaba mucho también. Y después de lo que leer en la biblioteca también, mis compañeritos participamos juntos. En mi escuela, los espacios de participación que tenemos serían bueno, como. Como la escuela. En otros hablás con las materias, con los profesores y los alumnos y también los actos. Por lo que nos cuentan, en las escuelas hay diversos espacios donde podemos participar, como las clases o dentro del centro de estudiantes. Nos referimos a los órganos de participación como las asambleas, consejos de aula y consejos de convivencia. Algunos de ellos son de representación directa y otros de representación indirecta. La diferencia es que en estos últimos elegimos a quienes nos representen en esos espacios. La diferencia con otros espacios es que los órganos de participación no parten de una conversación espontánea, sino que tienen un encuadre que incluye el día, la hora, el tema a tratar y un registro de lo conversado. Muchas veces los acuerdos de convivencia se deciden en estos espacios. También sabemos que los acuerdos de convivencia pueden ir cambiando de asamblea a asamblea. No son estáticos. Lo bueno de estos espacios es que podemos ir repensando estos acuerdos dependiendo de las necesidades del momento. Claro, porque nuestras formas de ver el mundo van cambiando y junto con eso, los modos de vincularnos. Y en esos procesos de creación de acuerdos, la voz de todas y todos es muy importante también pensar los acuerdos y generar un debate que permita el diálogo entre generaciones. Por otro lado, es importante pensar que hay cuestiones que no se debaten. Por ejemplo, no tomamos decisiones en torno a si se puede o no discriminar a alguien o si podemos o no nombrar a una persona de la forma que elijamos auto pasiva. Es decir, que nunca podríamos generar un acuerdo sobre una situación que vulnere un derecho o sobre una norma que nos regule. Más allá de la escuela. ¿Y a ustedes sobre qué tema le gustaría debatir en las escuelas? Me gustaría que se debata el tema del bullying, porque en el turno tarde, en la tarde no lo he visto, pero sé que en el turno mañana hay más que todos los primeros cursos, así que concientizar desde ahora no más. Me gustaría debatir sobre la falda del uniforme, ya que no nos dejan usarla y nos dicen que hay que pedir permiso para usarla o que solamente es para las galas o debatir sobre los espacios porque contamos con un patio histórico justamente cargado de historia que no se nos deja pisar. En mi escuela me gustaría debatir el tema de los años porque realmente no le dan importancia. En los colegios no hay papel higiénico, no hay jabón, no hay para secarse. Entonces creo que eso es muy importante en la higiene, para más que todo, para una mujer. Qué interesante que son todos los temas que proponen ejercer la ciudadanía. Se trata tan bien de debatir y participar en todos los espacios de nuestra comunidad. Claro, y cuando formamos parte de las decisiones que hacen a la vida cotidiana en la escuela, generamos modos de convivir democráticos e igualitarios, donde todas y todos somos parte. Esperamos que estas reflexiones nos ayuden a seguir abriendo espacios de participación en la escuela. Este podcast fue elaborado conjunto por Educar, Sociedad del Estado, Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

Transcripción

¿Estás escuchando? Participamos el episodio cuatro de la serie Diversidades en plural. Hoy vamos a pensar qué quiere decir participar. Es lo mismo participar, opinar y tomar decisiones. Todas las personas tenemos derecho a participar más allá de nuestra edad. ¿De qué manera participamos? Hay grupos, identidades y colectivos que tuvieron que luchar para poder ejercer libremente su derecho a participar. Para esto les pedimos a quienes están en el recreo, en el patio de la escuela, que nos cuenten qué significa para ustedes participar. Escuchamos. Participar para mí es hacerme valer mi voto, mi pensamiento, mi todo. Es como decir yo estoy, yo soy. Yo puedo hacer muchas cosas. Participar para mí es justamente eso, participar, formar parte y ser escuchada. Gracias por todo lo que compartieron, cómo nos fueron diciendo. La participación tiene que ver con formar parte de algo, con poder decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Tiene que ver con ser protagonistas en las decisiones. Además, participar posibilita sociedades más plurales porque se abre la posibilidad de escuchar nuevas voces. Para poder participar tenés que sentir que lo que vos decís va a ser escuchado y que no te van a juzgar por eso. Para esto es importante que entre todas y todos construyamos espacios basados en relaciones de confianza. La escuela es un lugar donde también aprendemos a participar. Las personas adultas tienen la responsabilidad de habilitar espacios donde las chicas y los chicos puedan expresarse, debatir y construir acuerdos. El otro día un grupo de chicos y chicas me contaron que en su escuela se armó un revuelo bárbaro porque a un compañero no lo dejaron ir con las uñas pintadas. Entonces conversaron con la directora para que se pueda debatir con qué vestimenta se va a la escuela. Se juntó toda la escuela. Qué bueno lo que me contás. Cuando yo iba a la escuela había un reglamento y no podíamos decidir sobre esas normas. En cambio, esto que me contás significa pensar en modos de convivencia más democrática y plurales, donde todas y todos tenemos voz. Así es. Estos acuerdos de convivencia parten de la idea de que participar en la toma de decisiones sobre cómo nos gustaría convivir en la escuela es un derecho que tienen todas las personas que forman parte de ese espacio y no una concesión de las y los adultos a las nuevas generaciones. Puede ser que esto nos sorprenda y nos une algo nuevo, porque no siempre tenemos la oportunidad de poder decidir. Mirá, me puse a investigar un poco en internet. Encontré un montón de leyes que hablan del derecho a participar y a expresarse de las y los estudiantes. Si existen leyes para que podamos construir nuestros centros de estudiantes en la escuela y para que armemos los acuerdos de convivencia. ¿Podemos preguntarles a las chicas y a los chicos cuáles son los espacios de participación que tienen en sus escuelas? Sí, en mi colegio hay muchos puntos donde los chicos pueden participar, son muy inclusivos. Por ejemplo, nosotros tenemos un programa de radio Semana por medio y hacemos programa de radio o el curso más grande. Nosotros hacemos copa de leche para los chicos. Tratamos de incluir siempre a todos. O sea, no hace falta que seamos más grande para que hagamos algo. A mí me gusta participar mucho también en los talleres, al igual que computación. A mí me gustaba mucho también. Y después de lo que leer en la biblioteca también, mis compañeritos participamos juntos. En mi escuela, los espacios de participación que tenemos serían bueno, como. Como la escuela. En otros hablás con las materias, con los profesores y los alumnos y también los actos. Por lo que nos cuentan, en las escuelas hay diversos espacios donde podemos participar, como las clases o dentro del centro de estudiantes. Nos referimos a los órganos de participación como las asambleas, consejos de aula y consejos de convivencia. Algunos de ellos son de representación directa y otros de representación indirecta. La diferencia es que en estos últimos elegimos a quienes nos representen en esos espacios. La diferencia con otros espacios es que los órganos de participación no parten de una conversación espontánea, sino que tienen un encuadre que incluye el día, la hora, el tema a tratar y un registro de lo conversado. Muchas veces los acuerdos de convivencia se deciden en estos espacios. También sabemos que los acuerdos de convivencia pueden ir cambiando de asamblea a asamblea. No son estáticos. Lo bueno de estos espacios es que podemos ir repensando estos acuerdos dependiendo de las necesidades del momento. Claro, porque nuestras formas de ver el mundo van cambiando y junto con eso, los modos de vincularnos. Y en esos procesos de creación de acuerdos, la voz de todas y todos es muy importante también pensar los acuerdos y generar un debate que permita el diálogo entre generaciones. Por otro lado, es importante pensar que hay cuestiones que no se debaten. Por ejemplo, no tomamos decisiones en torno a si se puede o no discriminar a alguien o si podemos o no nombrar a una persona de la forma que elijamos auto pasiva. Es decir, que nunca podríamos generar un acuerdo sobre una situación que vulnere un derecho o sobre una norma que nos regule. Más allá de la escuela. ¿Y a ustedes sobre qué tema le gustaría debatir en las escuelas? Me gustaría que se debata el tema del bullying, porque en el turno tarde, en la tarde no lo he visto, pero sé que en el turno mañana hay más que todos los primeros cursos, así que concientizar desde ahora no más. Me gustaría debatir sobre la falda del uniforme, ya que no nos dejan usarla y nos dicen que hay que pedir permiso para usarla o que solamente es para las galas o debatir sobre los espacios porque contamos con un patio histórico justamente cargado de historia que no se nos deja pisar. En mi escuela me gustaría debatir el tema de los años porque realmente no le dan importancia. En los colegios no hay papel higiénico, no hay jabón, no hay para secarse. Entonces creo que eso es muy importante en la higiene, para más que todo, para una mujer. Qué interesante que son todos los temas que proponen ejercer la ciudadanía. Se trata tan bien de debatir y participar en todos los espacios de nuestra comunidad. Claro, y cuando formamos parte de las decisiones que hacen a la vida cotidiana en la escuela, generamos modos de convivir democráticos e igualitarios, donde todas y todos somos parte. Esperamos que estas reflexiones nos ayuden a seguir abriendo espacios de participación en la escuela. Este podcast fue elaborado conjunto por Educar, Sociedad del Estado, Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.


Episodio 4: Nos vinculamos

¿Qué son los vínculos? ¿Cómo nos vinculamos? ¿Todas las personas nos relacionamos de la misma manera? ¿Cómo aprendemos a vincularnos en la escuela? ¿Qué pasa con los conflictos entre pares? Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos en el cuarto episodio de la serie Diversidades en plural.

Leer más
Transcripción

¿Estás escuchando? Nos vinculamos. El episodio tres de la serie Diversidad es en plural. Hoy vamos a hablar sobre los vínculos. Para vincularnos siempre necesitamos de un otro o una otra. Hay muchas formas de vincularse. ¿Para ustedes qué son los vínculos? Vincularme para mí con otra persona es compartir ideas, gustos, tipos. Y la verdad es que está bueno para saber también y entender cómo es la otra persona. Y aprender también a convivir y compartir con los demás. Además de toda la diferencia que podamos tener. Para mí, vincularse significa llevarse bien con otra persona. Que vos le caigas bien como a vos. Él también te caiga bien. Estar cerca de las personas que amas, con tu pareja, tus familiares, con cualquier persona. Tener contacto, comunicarse. Qué bueno todo lo que nos dijeron, pero que no todas las respuestas son iguales. Es que vincularnos implica un montón de aspectos: conocernos, divertirnos, enamorarnos, pelearnos, respetarnos, pensar distinto, reírnos, llorar y muchas cosas más. Con todo eso que acabamos de escuchar, les proponemos pensar cómo nos vinculamos en la escuela. Muchas veces creemos que por el solo hecho de compartir un mismo espacio y tiempo, la convivencia se da de forma automática. Pero al igual que otros temas que trabajamos en la escuela, a convivir y a vincularnos, también se aprende. La convivencia en la escuela no es un tema de uno, una profe en particular o algo que solo aparece cuando hay un conflicto. La escuela es una oportunidad para aprender a relacionarnos así. Convivir junto a otras personas se transforma en algo valioso y significativo. Claro, nadie nos enseña la ecuación de la convivencia. Pero en la escuela vivimos un montón de experiencias que nos enseñan a relacionarnos de forma democrática y solidaria. ¿Cómo creen que aprendemos a vincularnos en la escuela? Yo creo que aprendés a vincularte a raíz de todos los proyectos que hay que se pueden hacer y también sintiéndote parte. Porque si no, si no te involucras, es medio difícil aprender a vincularte. Yo creo que sí se puede vincular en una escuela, ya que bueno, ahí conocemos personas, aprendemos a conocernos también a nosotros mismos y a través de cada materia podemos aprender los gustos sobre los demás. Yo creo que sí. En la escuela sí, porque todo el tiempo estamos juntos. La profe a veces hace preguntas y ahí nos vinculamos. O a veces también discutir. Discutimos de las cosas que no nos das, no estamos de acuerdo. Y de la manera que se vincule la escuela, de la manera que vos creo. ¿Capaz que diciéndole hola, cómo estás? ¿Te gusta este color? ¿Te gusta? ¿Te gustaría jugar a algo? ¿Te gustaría estar conmigo? ¿Te puedo ayudar en algo? ¿Piensan que es fácil vincularse? Creo que a partir de todo lo que nos cuentan podemos decir que la convivencia también es una construcción. Como venimos hablando en capítulos anteriores, las cosas no están dadas de una vez y para siempre. Las relaciones no son siempre iguales a lo largo del tiempo, es decir, que cambian, se profundizan y hasta pueden llegar a su fin. Lo que pasa es que vincularse no quiere decir que de una nos llevemos bien. A ver, estaría rebueno que siempre podamos sentirnos cómodos y cómodas en la escuela, pero también está bueno pensar que no todas las personas tienen los mismos gustos e intereses y eso nos hace crecer un montón porque aprendemos más cosas de las que conocemos. Es todo un desafío porque se trata de aprender a relacionarnos, reconociendo y valorando la igualdad y la diversidad. Y si decimos que las formas de vincularnos cambian a lo largo del tiempo, también podemos pensar que antes, en el recreo, no nos enojamos. Y un varón decía que las mujeres no podían jugar al fútbol. ¿Y ustedes qué piensan? ¿Cómo influye el género en el modo de vincularnos? Yo creo que no, en la escuela no mucho no se ve porque somos todos uno y la misma persona. Y yo creo que la mayoría luchamos por lo mismo, por ser escuchados. Porque muchas veces por ahí hay algunos chicos que tienen más amiguitos y las chicas también. No para mí, no. Porque sea una mujer o un varón. Podés ser amigo. Pueden ser amigos. Igual o también pueden ser novios. No hay ninguna diferencia. Para mí es lo mismo. Creo que no debería influir porque en realidad no hay mucha diferencia entre el varón y la mujer. Ambos pueden ser buenos amigos o buenos novios. Todo lo que nos comparten nos deja pensando para. Que algo que cambió mucho en el último tiempo es el modo en el cual nos vinculamos en las redes sociales. Es verdad. Y dentro de los entornos digitales, los malos entendidos y los conflictos pueden ser más complicados. Al no contar con la persona ahí mismo, delante tuyo, a la hora de vincularnos. Las situaciones pueden prestarse más fácilmente al equívoco. Además, a veces los conflictos se acrecientan porque se viraliza. Entonces una situación se transforma en pública rápidamente. Eso alimenta el dolor y hasta muchas veces la humillación. Y si se trata de pensar que detrás de la pantalla hay otra persona que lee mis comentarios y que puede sentirse mal por lo que yo publico. A veces también se publican cosas de otras personas sin su consentimiento. Consentir implica decir que sí en libertad y en forma directa dentro de nuestros vínculos. Y eso mismo. Y además, tenemos la obligación de respetar la decisión de la otra o el otro. Muchas veces somos parte de un grupo y nos llegan mensajes o fotos que agreden a otras personas. Compartir esas imágenes o no hacer nada con eso también contribuye a reproducir la situación de violencia. Es importante que si te pasa algo de todo lo que estamos hablando, puedas recurrir a una persona adulta. Va a poder ayudarnos a resolver el conflicto. Cuando hay alguien sufriendo, es importante involucrarse. Siempre es importante recurrir a adultos de confianza cuando necesitamos ayuda. Ya estamos llegando al final de este episodio en el que todas y todos juntos pensamos sobre qué son los vínculos y cuáles son los modos en los que nos relacionamos. Este podcast fue elaborado conjunto por Educar, Sociedad del Estado, Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

Transcripción

¿Estás escuchando? Nos vinculamos. El episodio tres de la serie Diversidad es en plural. Hoy vamos a hablar sobre los vínculos. Para vincularnos siempre necesitamos de un otro o una otra. Hay muchas formas de vincularse. ¿Para ustedes qué son los vínculos? Vincularme para mí con otra persona es compartir ideas, gustos, tipos. Y la verdad es que está bueno para saber también y entender cómo es la otra persona. Y aprender también a convivir y compartir con los demás. Además de toda la diferencia que podamos tener. Para mí, vincularse significa llevarse bien con otra persona. Que vos le caigas bien como a vos. Él también te caiga bien. Estar cerca de las personas que amas, con tu pareja, tus familiares, con cualquier persona. Tener contacto, comunicarse. Qué bueno todo lo que nos dijeron, pero que no todas las respuestas son iguales. Es que vincularnos implica un montón de aspectos: conocernos, divertirnos, enamorarnos, pelearnos, respetarnos, pensar distinto, reírnos, llorar y muchas cosas más. Con todo eso que acabamos de escuchar, les proponemos pensar cómo nos vinculamos en la escuela. Muchas veces creemos que por el solo hecho de compartir un mismo espacio y tiempo, la convivencia se da de forma automática. Pero al igual que otros temas que trabajamos en la escuela, a convivir y a vincularnos, también se aprende. La convivencia en la escuela no es un tema de uno, una profe en particular o algo que solo aparece cuando hay un conflicto. La escuela es una oportunidad para aprender a relacionarnos así. Convivir junto a otras personas se transforma en algo valioso y significativo. Claro, nadie nos enseña la ecuación de la convivencia. Pero en la escuela vivimos un montón de experiencias que nos enseñan a relacionarnos de forma democrática y solidaria. ¿Cómo creen que aprendemos a vincularnos en la escuela? Yo creo que aprendés a vincularte a raíz de todos los proyectos que hay que se pueden hacer y también sintiéndote parte. Porque si no, si no te involucras, es medio difícil aprender a vincularte. Yo creo que sí se puede vincular en una escuela, ya que bueno, ahí conocemos personas, aprendemos a conocernos también a nosotros mismos y a través de cada materia podemos aprender los gustos sobre los demás. Yo creo que sí. En la escuela sí, porque todo el tiempo estamos juntos. La profe a veces hace preguntas y ahí nos vinculamos. O a veces también discutir. Discutimos de las cosas que no nos das, no estamos de acuerdo. Y de la manera que se vincule la escuela, de la manera que vos creo. ¿Capaz que diciéndole hola, cómo estás? ¿Te gusta este color? ¿Te gusta? ¿Te gustaría jugar a algo? ¿Te gustaría estar conmigo? ¿Te puedo ayudar en algo? ¿Piensan que es fácil vincularse? Creo que a partir de todo lo que nos cuentan podemos decir que la convivencia también es una construcción. Como venimos hablando en capítulos anteriores, las cosas no están dadas de una vez y para siempre. Las relaciones no son siempre iguales a lo largo del tiempo, es decir, que cambian, se profundizan y hasta pueden llegar a su fin. Lo que pasa es que vincularse no quiere decir que de una nos llevemos bien. A ver, estaría rebueno que siempre podamos sentirnos cómodos y cómodas en la escuela, pero también está bueno pensar que no todas las personas tienen los mismos gustos e intereses y eso nos hace crecer un montón porque aprendemos más cosas de las que conocemos. Es todo un desafío porque se trata de aprender a relacionarnos, reconociendo y valorando la igualdad y la diversidad. Y si decimos que las formas de vincularnos cambian a lo largo del tiempo, también podemos pensar que antes, en el recreo, no nos enojamos. Y un varón decía que las mujeres no podían jugar al fútbol. ¿Y ustedes qué piensan? ¿Cómo influye el género en el modo de vincularnos? Yo creo que no, en la escuela no mucho no se ve porque somos todos uno y la misma persona. Y yo creo que la mayoría luchamos por lo mismo, por ser escuchados. Porque muchas veces por ahí hay algunos chicos que tienen más amiguitos y las chicas también. No para mí, no. Porque sea una mujer o un varón. Podés ser amigo. Pueden ser amigos. Igual o también pueden ser novios. No hay ninguna diferencia. Para mí es lo mismo. Creo que no debería influir porque en realidad no hay mucha diferencia entre el varón y la mujer. Ambos pueden ser buenos amigos o buenos novios. Todo lo que nos comparten nos deja pensando para. Que algo que cambió mucho en el último tiempo es el modo en el cual nos vinculamos en las redes sociales. Es verdad. Y dentro de los entornos digitales, los malos entendidos y los conflictos pueden ser más complicados. Al no contar con la persona ahí mismo, delante tuyo, a la hora de vincularnos. Las situaciones pueden prestarse más fácilmente al equívoco. Además, a veces los conflictos se acrecientan porque se viraliza. Entonces una situación se transforma en pública rápidamente. Eso alimenta el dolor y hasta muchas veces la humillación. Y si se trata de pensar que detrás de la pantalla hay otra persona que lee mis comentarios y que puede sentirse mal por lo que yo publico. A veces también se publican cosas de otras personas sin su consentimiento. Consentir implica decir que sí en libertad y en forma directa dentro de nuestros vínculos. Y eso mismo. Y además, tenemos la obligación de respetar la decisión de la otra o el otro. Muchas veces somos parte de un grupo y nos llegan mensajes o fotos que agreden a otras personas. Compartir esas imágenes o no hacer nada con eso también contribuye a reproducir la situación de violencia. Es importante que si te pasa algo de todo lo que estamos hablando, puedas recurrir a una persona adulta. Va a poder ayudarnos a resolver el conflicto. Cuando hay alguien sufriendo, es importante involucrarse. Siempre es importante recurrir a adultos de confianza cuando necesitamos ayuda. Ya estamos llegando al final de este episodio en el que todas y todos juntos pensamos sobre qué son los vínculos y cuáles son los modos en los que nos relacionamos. Este podcast fue elaborado conjunto por Educar, Sociedad del Estado, Ministerio de Educación de la Nación y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

Créditos:
Área de Convivencia Escolar y Programa Nacional de Educación Sexual Integral de la Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y ESI del Ministerio de Educación de la Nación; Subsecretaría de Políticas de Diversidad y Subsecretaría de Abordaje Integral de las Violencias por Razones de Género, ambas dependientes del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.
 

Ficha

Publicado: 24 de noviembre de 2023

Última modificación: 06 de diciembre de 2023

Audiencia

Estudiantes

Docentes

Área / disciplina

Educación Sexual Integral

Nivel

Secundario

Categoría

Material audiovisual

Modalidad

Todas

Formato

Podcast

Etiquetas

convivencia

género

diversidad

Autor/es

Programa de Convivencia Escolar

Programa Nacional de Educación Sexual Integral

Ministerio de Educación de la Nación

Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad

Licencia

Creative Commons: Atribución – No Comercial – Compartir Igual (by-nc-sa)


;