¿Y en casa cómo nos organizamos?

En un contexto tan particular como éste, de aislamiento preventivo, social y obligatorio en los hogares para la prevención del contagio por el virus COVID-19, surge la oportunidad de reflexionar respecto de las formas en que se dividen y organizan las tareas en los hogares desde una perspectiva de género. Repartir las tareas no sólo ayudará a terminar más rápido, sino también a cansarse menos y poder pasar más tiempo en familia. Por supuesto, la repartición de tareas debe ser equitativa y es necesario considerar las habilidades de cada integrante.

Hacer participar a las niñas y a los niños en las tareas cuidado y limpieza es importante para mejorar la confianza en sí mismos/as, adquirir mayor autonomía y fortalecer su valoración propia. Sugerimos que les propongan la realización de tareas breves, que estén a su alcance y puedan cumplir. Por ejemplo, ordenar sus propios juguetes, poner la mesa, poner a lavar su ropa, colgarla luego del lavado, etc.

Recomendamos que se intente establecer una rutina diaria, sin que sea algo rígido e inamovible, en la que niños y niñas puedan tener un rol que les dé previsibilidad. Por ejemplo, regar las plantas todas las tardes.

Lo que finalmente importa, de todas estas estrategias, es llamar la atención acerca de las distintas responsabilidades que cada persona tiene en las tareas del hogar y revisar la equidad en su distribución desde una perspectiva de género.

Invitamos a las familias a pensar, junto con los chicos y las chicas, si la organización de las tareas del hogar ha cambiado a partir del aislamiento: ¿cómo cambió la organización en la casa a partir del aislamiento?, ¿qué cambios notamos?, ¿quiénes hacen las distintas tareas? (por ejemplo: quién lava, quién cocina, quién ayuda a las chicas y chicos con la tarea de la escuela)

Para lograr una mejor organización les proponemos realizar una grilla en la que figuren las tareas y quien las tiene que realizar.

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