¿Por qué elegimos este tema?

Rayado con un clavo Doblado Estirado Cortado con cuchillo Golpeado con martillo

Diferentes esfuerzos aplicados al material






Nos parece importante que durante el transcurso del primer ciclo los alumnos se pongan en contacto de manera operacional con los materiales, para que puedan construir una base personal de observaciones y de palabras descriptivas acerca de ellos. La noción de comportamiento mecánico de un material incluye las respuestas que generalmente se dan a partir de la aplicación de fuerzas de torsión, flexión, compresión y tensión, y normalmente las expresamos a través de palabras de uso cotidiano como dureza, fragilidad, tenacidad, flexibilidad, maleabilidad, elasticidad, etc. Por este motivo, al tratar este tema será posible concretar una amplia variedad de ensayos para que los alumnos observen y evalúen esas propiedades.

Esto les permitirá desarrollar, posteriormente, una conceptualización cada vez más precisa de las nociones de material y propiedades. A su vez, el tema permite plantear relaciones interesantes con las aplicaciones de los materiales. Desde el punto de vista de los contenidos procedimentales, brinda oportunidades para trabajar procedimientos de anticipación, observación programada y diversas estrategias de registro de la información.

En relación con este tema, podemos trabajar desde Lengua las palabras vinculadas con las acciones que producen deformación (verbos) y las características de los materiales (adjetivos). También podemos mostrar que algunas palabras de uso cotidiano, como resistente o duro, tienen un sentido especial cuando se usan para describir un material.

Cuando haya finalizado la tarea sobre este tema, los alumnos habrán aprendido, entre otras cosas, que cuando afirman que un material es duro, están transmitiendo la idea de que son objetos más difíciles de romper, rayar o quebrar, que otros objetos se deforman permanentemente cuando les aplicamos una fuerza y que otros recuperan la forma inicial. Los alumnos habrán realizado entonces una clasificación construyendo una primera noción de cuantificación (por ejemplo, que un material puede ser muy duro, medianamente duro o blando).

Secuencia didáctica

Para empezar la actividad usted puede pedir a sus alumnos que lleven a la escuela algunos objetos de sus casas, como piedras, trozos de baldosas o azulejos, vasos, tenedores, platos, dedales, carreteles, llaves, etc. para hacer las exploraciones, o bien que busquen objetos en el aula. Luego, los alumnos confeccionarán un listado de dos columnas y colocarán de un lado el nombre del objeto o utensilio, y del otro lado el material del que está hecho.Tenga en cuenta que, en general, los alumnos no se detienen a examinar de qué están hechos los objetos cotidianos, ni suelen ponerles nombre a sus características. Durante este ciclo, es esperable que aún no tengan las palabras adecuadas para designar los materiales.

Mediante preguntas, será posible averiguar qué tipo de ideas tienen los alumnos acerca de lo duro y lo blando. ¿Cómo saben cuando algo es duro? A continuación, observará que, a grandes rasgos, las respuestas se relacionan con la comprobación de que el objeto no se rompe al golpearlo. Cuando lleguen a esta instancia, le sugerimos que aporte información a la reflexión de los niños presentando otro tipo de esfuerzos que sí pueden romper un material, a través de nuevas preguntas: ¿Se les ocurren formas de romper algo torciéndolo o doblándolo? ¿Qué pasa cuando queremos hacer una marca en un material duro?

Es interesante preguntar por objetos no tangibles o no visibles, como la luz, las nubes o un ruido, de los que los alumnos suelen decir que también pueden ser duros o blandos. Posteriormente, usted podrá invitar a los alumnos a anticipar qué será lo que va a ocurrir al someter un material a esfuerzo. Las predicciones de los alumnos pueden quedar registradas por escrito, para luego compararlas con los resultados de las exploraciones. Si usted les pregunta por qué piensan de esa forma, puede encontrarse con predicciones que se hayan originado a partir de conocimientos previos sobre el material («el hierro es duro») o que se basen en generalizaciones («las cosas blancas son blandas, como el jabón»). Sin embargo, todavía no ha llegado el momento de contradecir estas ideas. Luego de la discusión, le sugerimos que pida a los niños que exploren todos los materiales que han traído en torno a una consigna, por ejemplo: golpearlos con un martillo y ver si se rompen o se abollan, golpearlos entre sí, intentar arrancarles un fragmento con una pinza o una tijera, intentar rayarlos con un clavo de hierro. Cuando finalicen con esa experiencia, puede sugerirles que confeccionen un registro de la información bajo diferentes formatos, por ejemplo, armando una tabla de dos columnas que clasifique materiales duros y blandos, o listados separados donde figuren los materiales que se doblan, los que se rompen, etc. Será conveniente que usted haya diseñado previamente el modo en que los chicos registrarán la información durante la planificación general de la actividad. Como cierre, usted puede organizar la exposición y comparación de las predicciones de los alumnos para que ellos reflexionen y discutan si la información que obtuvieron al realizar la actividad confirmó o no lo que ellos pensaban antes.

Sugerencias para seguir trabajando

El tratamiento de las propiedades mecánicas de los materiales raramente se enseña como un tema aislado y resultará más apropiado hacerlo formar parte de una unidad didáctica mayor donde se incluyan otros aspectos de Ciencias Naturales, Tecnología y/o Ciencias Sociales. Un ejemplo de unidad didáctica podría titularse «A explorar la casa» y, dentro de este contexto, usted podría incentivar a los chicos a examinar los materiales que forman las partes de la casa.