Niño leyendo en voz alta

Ilustración: Fernando Pont

En la tradición escolar, la lectura en voz alta ha sido empleada predominantemente para evaluar el desempeño de los alumnos en lectura. Sin embargo, esta función escolar contrasta con las prácticas de lectura en voz alta fuera de la escuela: leer para alguien que no sabe o no puede leer por sí solo, intentar provocar en los otros el efecto que en uno mismo produjo un poema, compartir alguna información que se ha encontrado, "hacer" teatro leído. Es decir que siempre se trata de compartir la lectura con otros.

En esta propuesta, se ofrece una secuencia de situaciones que intentan mantener o recuperar el sentido social de la lectura en voz alta dentro de las prácticas escolares. Se trata de preparar sesiones de lectura de cuentos leídos en voz alta1 destinadas a niños más pequeños, de Nivel Inicial o de Primer Ciclo.2 En este caso, los alumnos conocen con anticipación el contenido de los textos porque ellos mismos los han seleccionado entre otros posibles y porque desean o necesitan hacerlos conocer a otros niños.

Estas situaciones permiten transmitir a los alumnos que existen modos especiales para generar diferentes efectos en quienes escuchan la lectura y que, para leer a una audiencia, no se puede leer de cualquier manera o de un modo improvisado. Por lo tanto, en procura de este objetivo, el maestro tiene la oportunidad de proponerles ensayar una y otra vez, leyendo el mismo texto varias veces, hasta que alcancen una interpretación que satisfaga a todos.

Un desarrollo posible

Selección de materiales. Es importante plantear una discusión en torno a los cuentos que resulten más apropiados para su lectura en voz alta: historias con suficiente cantidad de personajes como para que participen varios compañeros, que se refieran a temas o subgéneros que despierten el interés de los oyentes más pequeños y que -inicialmente- no resulten extensas (pues si fuese así no se podría mantener la atención de la audiencia). Tener en cuenta estas variables significa elegir las obras más adecuadas ejerciendo un criterio de selección que los chicos irán desenvolviendo sobre la marcha. Esta tarea les asegurará el posterior éxito de las sesiones. Este trabajo supone leer o releer cuentos atendiendo a ciertas características que se van acordando, esto significa que durante la selección se irá profundizando la comprensión de las historias. Finalmente, los alumnos escogerán un cuento y se organizarán en equipos, cuyo número podrá variar de acuerdo con la obra elegida.

Antes de comenzar los ensayos de las obras completas, el docente puede seleccionar pasajes de algunos cuentos para leérselos a los alumnos. Se busca favorecer que ellos adviertan que no sólo se trata de leer con una clara dicción para que quien escuche pueda entender, sino que, además, se deberá procurar causar un efecto en la audiencia. Por este motivo, no elige cualquier pasaje como ejemplo, sino aquel que manifieste cierta intensidad de emociones o de un rasgo de temperamento. Por ejemplo: "Acá el dinosaurio chiquito está rabioso por lo que le hizo el más grande y hay que causar esa impresión en los oyentes...". Es decir, hay que expresar con la voz cada emoción que sienten los personajes; muchas veces, esa intencionalidad está marcada en el texto mediante signos de exclamación o de interrogación, letras en mayúsculas, y otros detalles tipográficos. Sin embargo, esas marcas nunca son suficientes y, además, el lector siempre "agrega" interpretación.3 De este modo, se trabaja la interpretación de la obra y, en este caso, específicamente los estados de ánimo de los personajes.

Mientras ensayan, la clase se puede organizar bajo la forma de una tarea individual sobre los pasajes seleccionados; luego, todos los alumnos que trabajan sobre el mismo cuento leen sus partes en el orden en que el relato lo requiere y un ensayo completo se repetirá tantas veces como sea necesario. Después, cada equipo puede presentar su lectura ante el resto de los compañeros o ante otros compañeros de la escuela que desconozcan las historias, realizando un "simulacro de lectura" que les permitirá "practicar" antes del debut frente a los destinatarios reales.

Seguramente, en el marco de esta situación surgirán comentarios entre compañeros que facilitarán el ajuste de la lectura. Por ejemplo: "Estás leyendo demasiado rápido y no se entiende lo que decís", "el piojo está asustado y vos le decís como si no pasara nada". Estos comentarios no tienen por qué estar reservados sólo a los niños, el maestro también podrá participar ayudándolos durante el proceso de ajuste de la lectura. Así, podrá focalizar sobre la interpretación de ciertos pasajes que considere relevantes para una rica interpretación del texto o sobre aquellos que presenten algunas dificultades para los niños.

Finalmente, será importante cuidar los detalles de la invitación y presentación de las sesiones de lectura para que el trabajo adquiera mayor prestigio ante los alumnos que tanto esfuerzo ponen en llevarlo a cabo. Mientras los chicos ensayan y se realizan los ajustes de la lectura en función de las observaciones críticas de los compañeros y del docente, se podrán identificar numerosas oportunidades para abordar la reflexión sobre diversos contenidos, por ejemplo:

1. Esta situación también podría desarrollarse mediante la grabación de casetes. Esta modalidad facilita un mayor control de los alumnos participantes sobre la calidad de la producción final, pues ellos tienen la oportunidad de escucharse a sí mismos en las grabaciones.

2 . La práctica de lectura en voz alta puede iniciarse durante el Primer Ciclo organizando sesiones de lectura de coplas, adivinanzas, trabalenguas y otros textos poéticos. Si el texto es breve, es posible que los niños terminen por memorizarlo. La memorización no impide que los alumnos deban pasar por una práctica de lectura donde, para producir un efecto en los otros, necesiten realizar cambios en la entonación, la velocidad de la lectura, la claridad de la pronunciación, etc. Éste será un trabajo de adecuación entre la interpretación del lector y el efecto que se desea producir en los destinatarios. Obviamente, al variar el género trabajado, también variarán algunos contenidos sobre los que se podrá reflexionar.

3. Si se contara con materiales adecuados -cuentos y poemas- grabados por narradores y/o locutores, los alumnos tendrían la oportunidad de escuchar modelos de lectura profesional.