La vida de Martin Luther King
Desde que tenía 17 años, Martin Luther King enseñó a sus hermanos de
raza negra a luchar por sus derechos bajo el estandarte de la no
violencia. Pero la mañana del 4 de abril de 1968 en Memphis, Estados
Unidos, el sueño de un hombre que bregaba por la igualdad de las razas,
moría de un disparo en el cuello. King, de 39 años, había
llegado a Memphis una semana antes de su muerte. Buscaba pacificar la
violencia racial que se sucedía en las calles. Quería demostrar que los
blancos pueden convivir con los de color. Sin embargo, él
mismo sería blanco de la violencia irracional cuando desde un lugar
desconocido partió un disparo que terminaría con su vida. El
supuesto ejecutor de ese único tiro fue James Earl Ray, recibió una
sentencia de 99 años, luego de declararse culpable. Aunque, apenas entró
en la cárcel, Ray se retractó y aseguró que el verdadero asesino era un
hombre llamado Raúl, a quién él había comprado el fusil con el que
presuntamente fue asesinado King.
Disturbios y protestas La muerte de Martin Luther
King convirtió a los Estados Unidos en un infierno. Por algunos días se
sucedieron incendios, saqueos y motines, como protesta de los seguidores
por la injusticia que se había cometido. Hubo disturbios
en 125 ciudades de 28 estados diferentes, dejando un saldo lamentable:
46 muertos (41 negros y 5 blancos), 2600 heridos (la mitad, en
Washington) y 21.000 detenidos (la mayoría por destrucción y robo). Se
necesitó que se sumaran a la fuerza de la policía 55.000 soldados y
guardias federales para poder controlar los desmanes. Cinco
días después, 100.000 personas caminaron detrás de una modesta carreta
empujada por mulas que llevaba el cuerpo de Martin Luther King hasta
la iglesia bautista de Ebenezer. El mismo lugar donde el «Ángel Negro»,
como lo bautizaron algunos medios, comenzó a luchar por los derechos
de una sociedad dividida. Un 9 de abril, el
hombre que recibió el Premio Nobel de la Paz, fue sepultado en el
cementerio de South View, en Atlanta, dejando un legado de igualdad para
las generaciones posteriores. «Temprano, en la mañana del
4 de abril, un disparo se escuchó en el cielo de Memphis, libre al fin,
ellos tomaron tu vida, pero no pudieron tomar tu orgullo […]». Fragmento
de la canción «Pride (In the name of love)», de U2.
Los comienzos de un luchador pacífico King, hijo y
nieto de pastores bautistas de Atlanta, nació en Georgia el 15 de enero
de 1929 en una sociedad dividida entre negros y blancos. Por
esa época, las personas de color no podían comprar o alquilar una casa
en el lugar que quisiese. No podían votar ni sentarse en la barra de un
bar. Les estaba prohibido registrarse en un hotel y usar baños que eran
para blancos. Al sur del país, en las zonas rurales,
estaban obligados a bajar de la vereda y permanecer parado si un hombre
blanco caminaba por la calle. Desde los 17 años, cuando
fue ordenado ministro bautista, King profundizó sus conocimientos sobre
la lucha por la igualdad entre las razas, basándose en la no violencia.
«Fuerte es el hombre que defiende sus derechos sin devolver los
golpes», repetía el ángel negro cuando pregonaba las enseñanzas
inspiradas en la vida del Mahatma Ghandi.
Una fecha simbólica El 1° de diciembre de 1955,
Rosa Parks, de 43 años y militante por los derechos humanos, se negó a
darle el asiento en un colectivo a un hombre blanco. Y por no acatar la
ley, esta costurera de Montgomery, Alabama, fue arrestada. King,
que para esa época ya era un reconocido ministro bautista de la
comunidad negra local, encabezó un boicot en contra de la compañía de
transportes de la ciudad. Con sentadas y manifestaciones
casi diarias, la protesta duró 381 días. Durante todo ese tiempo, King
fue varias veces apresado por vagancia en la vía pública y amenazado por
distintos sectores de la sociedad. «Cortesía para los
pasajeros negros, contratación de conductores de color y el derecho a
permanecer sentados aunque hubiera blancos de pie», exigía la comunidad
negra con King a la cabeza. Finalmente, el Tribunal
Supremo prohibió la discriminación en el transporte público de
Montgomery. Esa fue la primera batalla que Martin Luther
King ganaba.
«Tengo un sueño…» «Sueño que mis cuatro pequeños
hijos vivirán un día en un país en el que no serán juzgados por el color
de su piel, sino por los rasgos de su personalidad […] Hoy tengo un
sueño. Este día será, cuando todos los hijos de Dios podrán cantar un
nuevo significado […] y si Estados Unidos de América será grande, eso
tendrá que ser realidad…». Debajo del monumento a Lincoln,
en Washington, estas palabras fueron pronunciadas por Martin Luther King
ante 250 mil manifestantes. Ese 28 de agosto de 1963, la gente marchaba
a la capital norteamericana en busca de trabajo e igualdad.
Premio Nobel de la Paz En 1964, Martin Luther King
recibió el Premio Nobel de la Paz por «sostener siempre el principio de
la no violencia». De esta manera se convertía en el
segundo hombre de color en recibir este premio, luego de que el
dirigente sudafricano Albert Luthuli lo obtuviera en 1960.