Documentos y testimonios del Cordobazo

Documento 1

“[…] Un año antes, en el 68 ya habíamos tomado con el gringo el Barrio Clínicas, en Córdoba, porque les queríamos demostrar que con los laburantes y los estudiantes les podíamos tomar la ciudad. Les tomamos un día el barrio y no pudieron entrar. Me acuerdo que lo fui a buscar a Agustín Tosco a la usina donde trabajaba y salió al frente de toda la gente. El Cordobazo no es de nadie, es de todos, pero sin la CGT de los Argentinos no hubiera existido. El Cordobazo fue preparado, organizado, pero nadie esperaba la adhesión impresionante de la gente. Me acuerdo lo que siempre cuenta Quagliaro, cuando habla del Rosariazo: ‘Nosotros salimos quinientos tipos y cuando llegamos al centro había diez mil’. La gente estaba indignada con la dictadura. Nosotros comenzamos a plantear un sindicalismo de liberación: el tema no pasa por la cantidad de afiliados, sino por la concepción de los dirigentes, si es revolucionario o no”.

Entrevista a Alfredo Ferraresi, sindicalista del gremio de Farmacia, dirigente de la resistencia peronista. En Garulli, Liliana y col. Nomeolvides. Memoria de la Resistencia Peronista 1955-1972. Buenos Aires, Biblos, 2000.

Documento 2

“Todo se prepara para el gran paro. La indignación es pública, notoria y elocuente en todos los estratos de la población. […]

El día 29 de mayo amanece tenso. Algunos sindicatos comienzan a abandonar las fábricas antes de las 11 horas. A esa hora, el gobierno dispone que el transporte abandone el casco céntrico. Los trabajadores de Luz y Fuerza de la Administración Central pretenden organizar un acto a la altura de Rioja y General Paz y son atacados con bombas de gases […].

Mientras tanto, las columnas de los trabajadores de las fábricas de la industria automotriz van llegando a la ciudad. Son todas atacadas y se intenta dispersarlas.]

El comercio cierra sus puertas y las calles se van llenando de gente. Corre la noticia de la muerte de un compañero, era Máximo MENA del sindicato de Mecánicos. Se produce el estallido popular, la rebeldía contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el Pueblo. Son las bases sindicales y estudiantiles, que luchan enardecidas. Todos ayudan. El apoyo total de la población se da tanto en el centro como en los barrios. […]

El saldo de la batalla de Córdoba –el Cordobazo– es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos”

Agustín Tosco. “Testimonio del Cordobazo”. En Lannot, Jorge, Amantea Adriana y Sguiglia, Eduardo. Agustín Tosco, conducta de un dirigente obrero. Buenos Aires, CEAL, 1984.

Documento 3

“Cuando en paz y con optimismo la República marchaba hacia sus mejores realizaciones, la subversión, en la emboscada, preparaba su golpe.

Los trágicos hechos de Córdoba responden al accionar de una fuerza extremista organizada para el estallido de la insurrección urbana.

Las estructuras caducas que no buscan otra posibilidad que la subversión, los intereses que temen perder un control sobre el destino argentino, y los descontentos que nunca faltan, todos contribuyeron al clima para el estallido.

Comenzaron en Córdoba con una manifestación estudiantil. Producida la víctima, la simpatía que despierta la juventud tronchada, fue la mecha que arrimaron al polvorín largamente preparado.

La Revolución (Argentina) no pide venganza, pero hace justicia, aunque las sombras esconden a muchos de los responsables de los estragos; quienes han sido condenados deberán soportar las consecuencias de su acción, no habrá argucia legal que los redima”

Diario La Nación. 5 de junio de 1969

Documento 4

“El pueblo no elige la violencia, lucha por la justicia”

“Como respuesta a toda la ‘violencia institucionalizada’ lanzada sistemáticamente durante estos tres años contra los trabajadores, sus organizaciones sindicales, sus derechos y conquistas sociales, y sobre todo contra su dignidad, se han venido dando –desde los sucesos de mayo en Córdoba– los hechos que manifiestan la violencia popular, la violencia de los pobres, la violencia de la justicia.

Con motivo de la huelga ferroviaria y de los paros generales, Rosario, Córdoba, Tucumán y otras ciudades fueron ocupadas por el pueblo para expresar la protesta legítima contra todos los abusos económicos, sociales y políticos que viene soportando y contra el mayor abuso que se pretende continuar: la negación del poder que les corresponde como pueblo, como trabajadores, como pobres.
La violencia y la conciencia de poder de los pobres se manifiestan así, con estas formas de lucha, cuando se han cerrado sistemáticamente todas las puertas, todas las posibilidades, cuando todos los diálogos se endurecen; cuando los ricos, los explotadores, los dueños de la ‘violencia establecida’ y los usurpadores del poder popular usan y abusan de la fuerza de la prepotencia, de la represión y del terror”

Elorrio, Juan García. Cristianismo y Revolución. Año III, n.º 20, septiembre - octubre de 1969.

Documento 5


“… Confundida entre la múltiple masa de valores morales que es Córdoba por definición, se anida una venenosa serpiente cuya cabeza le pido a Dios me depare el honor histórico de cortar de un solo tajo”.

Gobernador Camilo Uriburu ante un nuevo estallido en Córdoba en 1971. En Caraballo, Liliana y col. La Dictadura. Testimonios y documentos. Buenos Aires, EUDEBA, 1998.