Maestra y alumno

Introducción

Si bien el conocimiento de la sintaxis y de la normativa es un aspecto importante del dominio de la lengua materna, por sí solo no asegura un uso eficaz. Esta eficacia se manifiesta cuando un hablante o escritor es capaz de elegir, en cada situación, qué decir o escribir y cómo hacerlo, y también cuando un oyente o lector comprende lo que escucha o lee. Es en este sentido que la reformulación, como procedimiento que permite transformar un texto en otro contribuye al desarrollo de la competencia comunicativa.

En la escuela hay diversas situaciones en las que, casi sin advertirlo, se realizan actividades de reformulación:

El objetivo de esta propuesta es reflexionar acerca de los procedimientos de reformulación que involucran estas prácticas habituales y proponer algunas actividades.

Existen cuatro estrategias básicas de reformulación: sustitución, expansión, reducción y recolocación. En este propuesta nos ocuparemos específicamente de la primera.

La sustitución

La sustitución consiste en presentar de forma diferente una frase, una oración, un párrafo o un texto completo, sin alterar la información (es decir, sin agregar ni quitar información). Nuestra lengua ofrece distintas opciones para referirse a lo mismo:

  1. Los sinónimos. Por ejemplo, para referirnos a un ser humano varón que no es adulto ni bebé podemos optar entre niño, pibe, nene, chico, etc.; sin embargo, hay algunas palabras más adecuadas que otras para una situación comunicativa determinada.
  2. Los hiperónimos son palabras cuyo significado engloba el de otras. Por ejemplo, la palabra arma es hiperónimo de revólver, fusil, espada, escopeta, entre otras.
  3. Los pronombres. Ciertos adverbios (aquí, allí, ahora) y las palabras de referencia muy generalizada (hacer, cosa, persona, tal) son formas que pueden sustituir palabras, expresiones o partes completas de un texto. Por ejemplo: «Retomé las clases de portugués. Mi amigo también lo hizo».
  4. Las paráfrasis. Muchas veces no existen sinónimos o hiperónimos para una palabra y es necesario sustituirla por una frase que signifique lo mismo, es decir, una paráfrasis. Por ejemplo: «Luis cabeceó la pelota. Después de pegarle con la cabeza, la pateó y metió un gol».

Cuando escribimos, no solo sustituimos palabras por otras sinónimas o por frases, sino también frases por otras frases. Por ejemplo, en los casos donde una frase contiene una palabra que ya fue escrita, cuando se detectan problemas sintácticos o cuando al que redacta no le gusta cómo queda.

Si bien en muchos casos se sustituyen palabras o frases para evitar repeticiones, este procedimiento no siempre es posible. Muchos términos especializados (cromosoma, gen, prefijo) no admiten sinónimos. Y si queremos sustituirlos por paráfrasis, es necesario conocer muy bien el tema. En el siguiente ejemplo puede verse una sustitución de ese tipo: «Muchos vegetales tienen raíces gemíferas, es decir, raíces capaces de producir nuevas partes aéreas».

En otros casos, la repetición es intencional y se usa para enfatizar o destacar algo, como en: «Y ya no teníamos escudos, ya no teníamos macanas, y nada teníamos que comer, nada comimos» (E. Galeano).

Propuestas

La sustitución puede practicarse en forma escrita y oral con diferentes objetivos: facilitar y/o evaluar la comprensión de un texto propuesto para la lectura, enriquecer el vocabulario de los alumnos o enseñarles a corregir sus propios escritos.

Una secuencia posible para trabajar la reformulación oral basada en la sustitución es la siguiente.

  1. Al preparar la clase, el docente elige un texto y selecciona frases y palabras (términos especializados, pronombres, conectores, palabras de referencia generalizada) que considere claves para la comprensión del texto y/o que le interese incorporar al vocabulario de los alumnos.
  2. En la clase, se realizan actividades de anticipación a partir del título, la lectura del texto completo y una puesta en común sobre la comprensión global.
  3. Se listan en el pizarrón las palabras y frases que el docente haya seleccionado –los alumnos pueden incorporar más– y se buscan distintas maneras de decir lo mismo. Las opciones se escriben en el pizarrón junto a las palabras y/o frases que les corresponden.
  4. Se vuelve al texto y se discute cuál es la forma más adecuada para sustituir las palabras y frases seleccionadas. En la discusión surgirán reflexiones más o menos intuitivas sobre cuestiones como la adecuación al registro o variedad de la lengua utilizada, al estilo, al objetivo y la función del texto, al género.
  5. Se relee el texto y se revisa la interpretación inicial a la luz de estas reflexiones.

El objetivo final de esta actividad no es proponer una reescritura del texto fuente, sino utilizarlo como base para ejercitar la comprensión, ampliar el vocabulario y problematizar la noción de adecuación.