Juvenilia, de Miguel Cané (fragmento)

“Me invade en este momento el recuerdo fresco y vivo de los primeros días pasados entre los oscuros y helados claustros del antiguo convento. No conocía a nadie y notaba en mis compañeros, aguerridos ya a la vida de reclusión, el sordo antagonismo contra el nuevo, la observación constante de que era objeto, y me parecía sentir fraguarse contra mi triste individuo los mil complots que, entre nosotros, por el suave genio de la raza, solo se traducen en bromas más o menos pesadas, pero que en los seculares colegios de Oxford y de Cambridge alcanzan a brutalidades inauditas, a vejámenes, a servidumbres y martirios. Me habría encontrado, no obstante, feliz con mi suerte, si hubiera conocido entonces el Tom Jones, de Fielding.”