La transformación de la energía eólica (Segunda parte)
Argentina
es un país con larga tradición eólica. Se estima que la llanura
pampeana cuenta aún hoy con la mayor concentración de molinos de campo
de todo el mundo, con más de 400.000 ejemplares en existencia. Si
bien
las primeras máquinas de viento equipadas para generar
electricidad aparecieron a comienzos del siglo pasado, la novedad de su
tecnología y sus mayores costos relativos resultaron barreras
insalvables para su difusión en una época dominada por los combustibles
fósiles. Fue el principio del fin de la era del petróleo barato en 1973
lo que marcó el renacer del viento como fuente energética viable.
Actualmente el alto grado de desarrollo alcanzado por los
aerogeneradores modernos permite al viento aportar un porcentaje
relevante de la generación eléctrica en muchos países. El primer parque
eólico comercial argentino se instaló en Comodoro Rivadavia, provincia
de Chubut, en 1994 (500 kW). Nuestro país, pionero en
Latinoamérica, dispone actualmente de 13 parques eólicos localizados en
6 provincias que suman una potencia instalada de 29,7 MW, registrando
un interesante factor de planta medio cercano al 30%, aun cuando los
parques funcionando en la Patagonia alcanzan regularmente factores de
utilización muy superiores, con valores tan altos como 40% o más.
Varios de estos emprendimientos han crecido al amparo de los beneficios
fiscales concedidos por el Régimen Nacional de la Energía Eólica y
Solar. Introducido por la Ley 25.019/98. El más representativo es
seguramente el parque eólico Antonio Morán de la Sociedad Cooperativa
Popular de Comodoro Rivadavia, que con 24 aerogeneradores en servicio,
es uno de los más grandes de Sudamérica. Las
perspectivas del país en materia de energía eólica son francamente
alentadoras. Se estima que el potencial eólico patagónico al sur del
paralelo 42 encierra una energía decenas de veces mayor al contenido en
toda la producción anual argentina de petróleo. Más aún, no solo el
extremo sur argentino posee condiciones favorables para la instalación
de granjas eólicas, existen asimismo numerosas regiones aptas en las
provincias de Río Negro y Neuquén, en varias zonas serranas y costeras
de la provincia de Buenos Aires, y en muchos otros sitios puntuales de
todo el país. En este sentido, el Plan Nacional de
Energía Eólica encomendado por el Ministerio de Planificación Federal
al Centro Regional de Energía Eólica del Chubut (CREE), sienta las
bases para el primer desarrollo nacional de envergadura en esta
materia. El plan no sólo comprende la confección del mapa eólico
nacional (ideado para identificar los sitios de emplazamiento óptimos)
sino que también prevé la instalación de parques con una potencia
sumada del orden de los 300 MW en un lapso cercano a tres años. La
primera etapa del Plan es la concreción del proyecto Vientos de la
Patagonia I, que supone la construcción de un parque de 50 a 60 MW en
cercanías de la ciudad de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut. En
sucesivas etapas se contempla instalar parques similares en las
provincias de Santa Cruz, Buenos Aires, Río Negro, Neuquén, La Rioja y
San Juan. Naturalmente la concreción de esta
ambiciosa iniciativa plantea numerosos desafíos tecnológicos,
logísticos e industriales, pero indudablemente el país dispone de todos
los recursos técnicos y humanos necesarios para afrontarlos. A largo
plazo, la suma de proyectos públicos y privados identificados ronda
aproximadamente los 2000 MW.E
Fuente:
Secretaría de Energía, Ministerio de Planificación Federal, Inversión
Pública y Servicios de la Nación (2008).
Energías renovables, energía
eólica.