“Mediterráneo”, de Joan Manuel Serrat

Quizá porque mi niñez

sigue jugando en tu playa

y escondido tras las cañas

duerme mi primer amor

llevo tu luz y tu olor

por dondequiera que vaya

y amontonado en tu arena

guardo amor, juegos y penas.

Yo que en la piel tengo el sabor

amargo del llanto eterno

que han vertido en ti cien pueblos

de Algeciras a Estambul

para que pintes de azul

sus largas noches de invierno

a fuerza de desventuras

tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos

se acostumbraron mis ojos

como el recodo al camino.

soy cantor, soy embustero,

me gusta el juego y el vino,

tengo alma de marinero.

¡Qué le voy hacer! si yo

nací en el Mediterráneo.

Y te acercas y te vas

después de besar mi aldea

jugando con la marea

te vas pensando en volver

eres como una mujer

perfumadita de brea

que se añora y se quiere,

que se conoce y se teme.

¡Ay!, si un día para mi mal

viene a buscarme la parca

empujad al mar mi barca

con un levante otoñal

y dejad que el temporal

desguace sus alas blancas

y a mí enterradme sin duelo

entre la playa y el cielo.

En la ladera de un monte

más alto que el horizonte

quiero tener buena vista

mi cuerpo será camino,

dará verde a los pinos

y amarillo a las genistas.

Cerca del mar porque yo

nací en el Mediterráneo.