Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor
llevo tu luz y tu olor
por dondequiera que vaya
y amontonado en tu arena
guardo amor, juegos y penas.
Yo que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno
a fuerza de desventuras
tu alma es profunda y oscura.
A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino.
soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero.
¡Qué le voy hacer! si yo
nací en el Mediterráneo.
Y te acercas y te vas
después de besar mi aldea
jugando con la marea
te vas pensando en volver
eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y se quiere,
que se conoce y se teme.
¡Ay!, si un día para mi mal
viene a buscarme la parca
empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas
y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo.
En la ladera de un monte
más alto que el horizonte
quiero tener buena vista
mi cuerpo será camino,
dará verde a los pinos
y amarillo a las genistas.
Cerca del mar porque yo
nací en el Mediterráneo.