Jamás volverá a ensombrecer la vida argentina la cruel tiranía totalitaria

En pocas horas se ha derramado mucha sangre de argentinos. El ex dictador, en su criminal intento para que otros le abran la puerta definitivamente cerrada con su fuga, ha llevado a la muerte a muchos de sus corifeos y ha provocado episodios de lucha civil. (…) Pensando en los muertos y en los vivos, en los sacrificados y en los que ahora lloran, el país recobra su tranquilidad al comprobar que se ha producido el reencuentro de los hombres de la Revolución y el reencuentro del pueblo con el rumbo cierto del proceso libertador. Los hechos de la noche del sábado 9 y domingo 10, dentro de su inmensa tragedia, definen circunstancias y posiciones sobre las cuales parece necesario detenerse a pensar hondamente. En primer lugar, es dato fundamental de los hechos acaecidos, la absoluta y total determinación del gobierno de reprimir con energía todo intento de volver al pasado. Se acabó la leche de la clemencia. Ahora todos saben que nadie intentará sin riesgo de vida alterar el orden porque es impedir la vuelta a la democracia. Parece que en materia política los argentinos necesitan aprender que la letra con sangre entra.

Américo Ghioldi en La Vanguardia, 14 de junio de 1956.


Documento 2 La matanza de junio ejemplifica pero no agota la perversidad de ese régimen. El gobierno de Aramburu encarceló a millares de trabajadores, reprimió cada huelga, arrasó la organización sindical. (…) (…) el humanismo liberal retrocede a fondos medievales: pocas veces de ha visto aquí ese odio, pocas veces se han enfrentado con tanta claridad dos clases sociales.

Rodolfo Walsh, “Aramburu y el juicio histórico”. En Operación Masacre. Ediciones de la Flor, 1972]