Caricatura

Caricatura de Urquiza, 1851.

La lectura de documentos históricos es una de las tareas más habituales que llevan a cabo tanto los historiadores como los estudiantes para conocer los hechos del pasado. Cuando se utiliza este procedimiento, es necesario tener en cuenta que los documentos no reflejan "lo que pasó" sino un punto de vista sobre los acontecimientos, que depende en gran medida de quién es el autor del documento y en qué circunstancias lo produjo.

Leer y contextualizar

Cada disciplina tiene un modo especial de hacer las cosas. Es decir, posee métodos, procedimientos y criterios de validación propios. La historia, por cierto, no escapa a esta afirmación general: los historiadores profesionales debemos respetar una serie de requisitos y postulados que van cambiando con el tiempo, y que animan nuestro saber científico. Los historiadores utilizamos procedimientos bastante complejos. En este caso, nos detendremos a reflexionar sobre uno de ellos: la lectura crítica de las fuentes.

Se denomina genéricamente fuentes a un conjunto heterogéneo de testimonios (escritos, orales, producciones artísticas, etcétera) que produjeron personas que vivieron en otra época y que constituyen la materia prima de nuestro trabajo. Sin embargo, la especificidad de nuestra profesión no reside en la clase de fuentes utilizadas ya que muchas de ellas son consultadas también por otras disciplinas, ni tampoco, como se supone habitualmente, en el rastreo de documentos originales o de limitada circulación en archivos y bibliotecas, actividad propia de los cronistas. En verdad, con la ubicación y recuperación de esas fuentes empieza la tarea propia del historiador, quien, lejos de creer ingenuamente lo que esos testimonios parecen querer revelarle, debe mostrarse desconfiado y someter el material a un conjunto de interrogantes.

Para realizar una lectura crítica es necesario ubicar la fuente en el contexto en que fue producida. Por ejemplo, un acto político será descrito de modo diferente por los organizadores del evento que por un opositor del partido. Esta contextualización puede plantearse como una serie de preguntas que le hacemos al texto con el objetivo de analizarlo. Estas preguntas pueden formularse de la siguiente manera:

Todas estas preguntas nos remiten a la necesidad de reconstruir la relación entre la fuente y las condiciones históricas en que tuvo lugar su producción. Esta pretensión constituye, justamente, el aspecto que permite diferenciar la tarea del historiador de la del cronista. Para llevar adelante esa tarea resulta indispensable realizar una minuciosa lectura previa de la bibliografía disponible sobre el tema, con el fin de contar con un conocimiento adecuado de las condiciones históricas en que se produjeron los testimonios.

Luego podemos dar el segundo paso: confrontar los testimonios de distintos protagonistas referidos a una misma situación, o bien las opiniones que un mismo actor formula en distintos momentos de su vida, cuando las condiciones históricas han variado.

En síntesis, debemos recordar que las fuentes históricas se producen en condiciones históricas concretas, y que su producción se corresponde con el interés de un actor o grupo específico para conservar o modificar esas condiciones (por ejemplo, llegar al gobierno o mantenerse en él; construir un imperio o liberarse del yugo imperial, etc.). Sin embargo, para reconstruir un proceso histórico, el simple testimonio de los protagonistas no resulta suficiente, sino que debe ser analizado en el marco de sus condiciones históricas.

Cuando estudiamos historia en la escuela o en casa nos encontramos muchas veces con fuentes. Varios de los métodos que siguen los historiadores nos sirven para entender mejor lo que leemos. Trabajar con fuentes comienza siempre con una lectura atenta del material, distinguiendo las ideas principales de las secundarias. Recuerden que, en el caso de una fuente original, muchas palabras que se utilizaban entonces han caído en desuso, y que otras no conservan exactamente su significado actual. Para ubicar la fuente en el contexto en que fue producida pueden guiarse con las pautas que les proponemos en la actividad.

Actividad: Urquiza y los porteños

Los invitamos a desarrollar una actividad que permitirá observar la relación entre las fuentes y las condiciones históricas en que fueron producidas. Para ello hemos seleccionado tres testimonios sobre la situación política existente en Buenos Aires, Argentina, durante el primer semestre del año 1852. Según indicamos, es muy importante tener en cuenta que el punto de vista de los protagonistas no es imparcial, sino que está teñido por sus propios intereses e ideologías.

Les proponemos que realicen las siguientes actividades:

1. Lean las fuentes citadas y averigüen el significado de todos los términos que no conozcan.

2. Analicen los siguientes aspectos del contexto de cada fuente: su autor, a quién va dirigida (si es posible), en qué lugar se produjo, fecha, etcétera.

3. Analicen su contenido, ideas principales y secundarias.

4. Lean la información sobre el histórico. Pueden completarla con otros datos que ustedes hayan conseguido.

5. Evalúen cada fuente según el contexto histórico de la época, qué argumentos utiliza el autor de acuerdo con sus intereses políticos o su ubicación social.

6. Comparen las fuentes según su visión del acontecimiento histórico narrado.

«Millares de personas en carruajes, a caballo y a pié, llenaban los caminos, yendo y viniendo sin cesar. La casa del general Urquiza estaba siempre llena de gente. Todos querían verle, todas querían tener el honor de darle la mano, de expresarle su agradecimiento por el inmenso servicio que acababa de rendir al país; a nadie se negaba esta satisfacción, la puerta estaba abierta para todo el mundo.» Benjamín Victorica, secretario de Urquiza. En Bosch, B. (1980). Urquiza y su tiempo (p. 228). Buenos Aires: Eudeba.

«No obstante el poderoso motivo de curiosidad que se presentaba en el pasaje por medio de las calles de masas de soldados tan numerosos cuan jamás se habían visto en aquellos lugares, pocas personas se asomaban á las puertas de las casas para vernos, y si algunos lo verificaban no era sino dando a sus fisonomías cierto aire de desdeñosa indiferencia o despreciativa compasión.

»Querían evitar nuestro contacto como si fuera odioso; las casas de campo estaban abandonadas y sus moradores se habían retirado a los vecinos pueblos huyendo de nosotros como hubieran podido hacerlo de una irrupción de vándalos. Urquiza se quejaba con razón de no haber encontrado en la Provincia de Buenos Aires la menor cooperación, la más leve muestra de simpatía [...].

»Si no hubiera sido por el interés que tengo de promover la organización de la República yo hubiera debido conservarme aliado a Rosas, porque estoy persuadido que es un hombre muy popular en este pais.» General Díaz, C. Memorias. 1842-1852 (p. 143). Buenos Aires: Ferrari.

«El pueblo de Buenos Aires estaba entregado al delirio de verse libre, a la felicidad de poder maldecir a Rosas [...] Las clases acomodadas de la sociedad acudían por millares a Palermo, a visitar, a ver, a aplaudir, a admirar al general vencedor, objeto del amor y del entusiasmo públicos.» Sarmiento, D. F. (1957) Campaña en el Ejército Grande (pp. 256 y ss). Buenos Aires: Kraft.

Orientaciones didácticas

* Empleo de fuentes de las distintas disciplinas sociales: documentos históricos y cartográficos.
* Elaboración de nuevos conocimientos en virtud del análisis, las comparaciones y las relaciones que se producen con la información obtenida.

Descripción de las actividades

El trabajo con fuentes forma parte de un proceso de aprendizaje organizado. Por lo general, abarca las siguientes fases de trabajo:


Materiales

Información acerca del contexto histórico.

Fuentes documentales.

Objetivos

Guiar a los alumnos hacia una comprensión crítica de los problemas históricos. De esta manera se pretende fomentar la adquisición de determinadas operaciones cognitivas, como por ejemplo las de abstracción y síntesis.

Comentarios




Sugerencias de evaluación

Expresión oral y escrita en la puesta en común de las actividades.


Tiempo

Entre 60 y 120 minutos.


Otras fuentes para trabajar con los alumnos

* Presentamos a continuación tres imágenes a partir de las cuales podemos poner en práctica un procedimiento similar al descripto en  la Actividad: Urquiza y los porteños.

  1. Caricatura de Urquiza aparecida en 1851. Circuló en Buenos Aires, en hoja suelta, en el contexto del pronunciamiento de Urquiza y la inminente caída de Rosas.

  2. Ilustración, de W. Melgarejo Muñoz, de mediados del siglo XX, sobre el recibimiento ofrecido a Urquiza por el pueblo de Buenos Aires después de la batalla de Caseros.

  3. Caricatura de Urquiza y Rosas del año 1851, de Rafael Mendes de Carvalho. Circuló en Montevideo después de la proclama de Urquiza de 1851.
Caricatura
illustración
Caricatura
1
2
3

* Si bien en la enseñanza de la historia se ha tenido preferencia por las fuentes escritas, el trabajo con imágenes permite abordar los hechos históricos desde otra dimensión. A partir de una imagen se pueden establecer vínculos con las lecturas. Al mismo tiempo, este trabajo representa una buena oportunidad para apreciar usos y costumbres, vestimentas, etcétera.

* En el procedimiento de lectura de imágenes debe contemplarse:

  1. La descripción de las imágenes, lo más detallada posible, de todo lo que se observa.

  2. La interpretación de las imágenes, que lleva a entender el significado que sus autores quisieron imprimirles. En el caso de las caricaturas, es necesario recordar que se trata siempre de una ilustración que exagera ciertos rasgos con el fin de destacar, sin palabras, lo que se quiere dar a entender.

* Comentarios sobre las imágenes:

En la imagen 1 se puede enfatizar cuál es el tratamiento que se hace de la figura de Urquiza en la Buenos Aires rosista, después del pronunciamiento contra Rosas, en 1851.

En la imagen 2 es interesante observar las características de la recepción a Urquiza en Buenos Aires, después de la batalla de Caseros.

En la imagen 3, realizada en Montevideo, República Oriental del Uruguay, se puede observar y analizar cómo se presenta una visión de la figura de Urquiza diferente de la imagen 1.

Cronistas

Los textos escritos por cronistas, las crónicas, presentan los hechos sin ser sometidos a un juicio crítico, es decir, tal como han sucedido. La intención de los cronistas se limita, en principio, a informar sobre una realidad a la cual el destinatario de la crónica no tiene acceso, tratando de ser lo más objetivo posible en su descripción. Es el caso de los llamados cronistas de Indias, que debían informar a las autoridades españolas sobre los distintos aspectos del Nuevo Mundo, sin que sus opiniones o puntos de vista interfirieran en el relato.

Contexto histórico

Entre 1835 y 1852, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, ejerció un control de hecho sobre las demás provincias argentinas. La mayor parte de los gobernadores, pertenecientes, como Rosas, al Partido Federal, fueron sus aliados, y su lealtad fue premiada con beneficios económicos y militares. Hacia fines de la década del 40, Rosas ya no parecía tener adversarios de importancia en el país, puesto que los disidentes, en su mayoría liberales, habían debido marcharse al exilio.

Sin embargo, los liberales no se dieron por vencidos y continuaron su lucha desde el exterior, cuestionando, a través de la prensa, al gobierno de Rosas y proponiendo una serie de cambios para que la Argentina dejara de ser un país atrasado y desunido, entre los que se destacaban la exigencia del derrocamiento de Rosas y la sanción de una constitución.

En 1851, el gobernador de la provincia de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, que hasta entonces había sido uno de los principales comandantes de Rosas, adhirió a la propuesta de los exiliados y lanzó una proclama en la que reclamaba la organización constitucional de la República, en contra de los deseos de Rosas. Este reclamo lo enemistó con el gobernador de Buenos Aires, y Urquiza se vio obligado a organizar un gran ejército, de más de 25.000 hombres, para enfrentarlo.

Este ejército estaba compuesto por fuerzas militares de diversas provincias y efectivos provistos por el Imperio del Brasil; la mitad de las tropas extranjeras estaba comandada por el general César Díaz. También acompañaban a Urquiza su secretario, Benjamín Victorica, y algunos escritores liberales argentinos exiliados, como Domingo Faustino Sarmiento y Vicente Fidel López, que se habían trasladado a Montevideo para ponerse en contacto con el gobernador entrerriano.

El 3 de febrero de 1852, Urquiza venció a Rosas en la batalla de Caseros y puso fin a su largo gobierno. La mayor parte de los testimonios de los vencedores afirma que el pueblo de Buenos Aires ofreció una calurosa recepción al general vencedor. Sin embargo, otras voces ponen en duda esas afirmaciones: si bien Rosas había cosechado muchos enemigos durante su largo gobierno, también contaba con un amplio respaldo en Buenos Aires, sobre todo entre los sectores populares, que no desapareció de un día para otro.