“Acechos cercanos”, de José María Merino

Las tazas tienen el asa a la izquierda, pero los tazos la tienen a la derecha. Los cucharos ofrecen una concavidad menor que las cucharas. Las púas de los tenedores son menos afiladas que las de las tenedoras. ¿Qué resultará cuando empiecen a reproducirse? Eso que parecen desvanecimientos del azogue, no son sino los ojuelos con que los espejos nos miran. En el extremo de los brazos de los sillones permanecen disimuladas unas largas garras. Los colchones ocultan los estómagos y los intestinos de las camas. Por ahora, se han alimentado de sueños. Fue comprendiendo poco a poco que los objetos domésticos parecían inertes, pero que estaban al acecho. La noche de fin de año abandonó la casa con toda su investigación. Cuando lo encontraron en la habitación del hotel, el agua rebosante del baño casi había disuelto la tinta de los documentos. Enroscada con fuerza en el cuello, la goma de la ducha parecía una serpiente.

Fuente: “Acechos cercanos”, de José María Merino (en Días imaginarios. Barcelona: Seix-Barral, 2002).