Hace tiempo, los grandes relojes funcionaban con un péndulo. Un péndulo puede transmitirle su movimiento a otro y para comprobarlo, vamos a hacer un experimento. Necesitarán un alambre metálico, hilo y dos pesas (dos tuercas, por ejemplo). Doblen el alambre tal como en el dibujo (las medidas son aproximadas), colóquenlo entre dos mesas o dos sillas de la misma altura y suspendan las pesas.
Cuando los péndulos estén inmóviles, muevan uno de ellos y observen.
Después de un cierto tiempo, el péndulo pierde velocidad y el otro la va
adquiriendo, y así sucesivamente.
El principio físico que está detrás de este fenómeno se llama movimiento
armónico forzado. Uno de los movimientos más importantes
observados en la naturaleza es el movimiento oscilatorio. Una partícula
oscila cuando se mueve periódicamente con respecto a la posición de
equilibrio tal y como ocurre, por ejemplo, en los péndulos, en masas
sujetas a muelles o a átomos y electrones en los sólidos. De todos los
movimientos oscilatorios, el más importante es el movimiento armónico que
constituye una aproximación muy cercana a muchas de las oscilaciones
encontradas en la naturaleza. El primer péndulo arrastra al segundo debido
a la energía que se transmite, principalmente a través del alambre
metálico. Cuando los dos péndulos llegan a tener una frecuencia idéntica,
cada uno de ellos absorbe toda la energía del otro.