La actitud etnocéntrica consiste en considerar las creencias y costumbres de la comunidad donde nos hemos formado como superiores a las de comunidades diferentes. Tal sentimiento de superioridad suele apoyarse en la pretensión de que nuestros usos y costumbres son universales, de que nuestra comunidad ha merecido la preferencia de alguna divinidad o de que es agente de algún destino histórico que la sitúa por encima de otras comunidades cuyas costumbres son juzgadas, entonces, como equivocadas. Se ha llegado incluso al extremo de no reconocer la humanidad de otros cuyas costumbres difieren de las propias.

Por otro lado, la actitud exotista consiste en estimar los valores de otra comunidad como superiores a los de la nuestra y suele apoyarse en la creencia de que tales o cuales valores extranjeros son universales o establecidos por alguna instancia absoluta encarnada en esa comunidad.

Por último, la actitud relativista extrema que también consideraremos durante esta propuesta es la que considera que todas las diferencias en cuanto a costumbres o valores son igualmente legítimas. Tanto el etnocentrismo, como el exotismo y el relativismo son actitudes mediante las cuales las costumbres de culturas diferentes son descalificadas, exaltadas o justificadas de forma extrema, y sin un fundamento racional.

Propósito

Para el tratamiento de estos temas proponemos una actividad sobre un relato de viaje. Como el discurso epistolar, como las memorias, como las biografías o los diarios, los relatos de viajes constituyen un género que ofrece recursos para trabajar los contenidos del área relacionados con el encuentro entre culturas diferentes y con las actitudes etnocéntricas, exotistas o relativistas. En este sentido, el viaje ha constituido, para diferentes épocas y culturas, una forma de la experiencia de lo desconocido y de lo diferente. En otras épocas, la acción de viajar suponía aventuras y peligros, pues el viajero se alejaba de lo familiar y de lo habitual hacia lo extraño y lo novedoso. Pero aun así este viajero llevaba en sí mismo a su país, ya que su identidad personal se había formado en determinadas creencias y costumbres. Y esto suponía una serie de conflictos.

El observar otras costumbres permite la experiencia de la diversidad y modifica el supuesto de concebir a las costumbres y conductas de origen como las únicas conductas posibles. Sin embargo, ocurre que, ante lo diferente, las actitudes inmediatas suelen no ser reflexivas sino temerosas o de rechazo e, incluso, pueden traducirse en descalificaciones y agresiones diversas.

La presente actividad se propone que los alumnos logren distinguir las actitudes mencionadas para que puedan tomar una posición crítica frente a ellas. Por lo tanto, será necesario que analicen el discurso distinguiendo las descripciones y los juicios de valor. Asimismo, se buscará, mediante la actividad, que los alumnos puedan reconocer en los juicios de valor los condicionamientos culturales de quienes han emitido esos mismos juicios.

Desarrollo de la actividad

Para esta actividad hemos escogido como textos de trabajo algunas notas del relato de un viajero inglés que estuvo en Buenos Aires entre 1820 y 1825. En ellas, abundan descripciones y comparaciones que ponen de relieve la actitud etnocéntrica. Este relato es anónimo y su peculiaridad nace, justamente, del choque entre pautas culturales y educativas adquiridas mediante usos y costumbres ajenos a la cultura que se visita. "Con excepción de la belleza de las mujeres, el visitante inglés parece observar con cierto desdén, gobernado por el asombro, las raras aficiones de una especie urbana algo misteriosa cuyos descendientes serían llamados porteños". (Monteleone, Jorge. El relato de viaje, Buenos Aires, El Ateneo, 1998. p. 180).

Para iniciar la tarea, le sugerimos que divida a sus alumnos en varios grupos pequeños y que reparta entre ellos la selección de textos que presentamos a continuación junto con la guía de estudio.

El mate: La planta llamada "yerba", que crece en el Paraguay y en el Brasil, es el té de Buenos Aires. Lo sirven en un pequeño globo al que aplican un tubito. Tanto el recipiente como la bebida reciben el nombre de "mate". Los mates son generalmente de plata y se pasan de mano en mano (práctica no muy limpia). Cuando vi por primera vez la bombilla en la boca de las damas supuse que estaban fumando. El sabor del mate no es desagradable, pero no puede compararse con el sabor del té. Se dice que hace mal a los dientes. Recuerda su aspecto a la pipa del tabaco, lo cual me hace mirarlo con desagrado en manos de las señoras.

La carne y los gauchos: La carne de vaca es buena, pero inferior a la nuestra, y la manera de prepararla le confiere un sabor semejante al carbón y leña, bastante insípido por cierto. No les pasa por las mientes que pueda usarse un espetón [...] El beefsteak es un plato tan inglés que conserva su nombre original en todos los idiomas. Se le puede encargar en los cafés pero, como el biftec francés, no vale gran cosa. Los gauchos de la campaña se alimentan de carne: el pan es para ellos un lujo. Como no tienen hornos, se ven obligados a asar la carne en estacas clavadas en el suelo. Me agradaría que hiciesen lo mismo en Buenos Aires: comería yo la carne entonces con más apetito. El verdadero roastbeaf es el que aderezan los gauchos. Estos gauchos son gentes muy raras: llevan el cabello largo y trenzado como los chinos. Entre otras singularidades de su indumentaria está la de atarse pañuelos bajo la barbilla que cuelgan sueltos por detrás. Sentados en el pasto, alrededor de una hoguera, recuerdan a las brujas de Macbeth.

Perros callejeros y ratas educadas: Pululan cantidad de perros en Buenos Aires, todos de muy escaso valor. Un bulldog inglés destrozaría a cincuenta de éstos. Existe la abominable costumbre de enviar a criminales armados de machetes y bajo custodia a matar perros callejeros. Los cadáveres abandonados se pudren en las calles. Muchos falderos han sido muertos por equivocación. Deberían inventar un método más humano de reducir el número de perros; esta cruel y desagradable costumbre es cada vez menos frecuente. [...] Las ratas inglesas son tan feroces que no vacilan en hacer frente en caso de cortárseles la retirada; las ratas de Buenos Aires son más educadas.

Fuente: Monteleone, Jorge. El relato de viaje, Buenos Aires, El Ateneo, 1998. pp. 180 a 183

Luego de la lectura, cada grupo responderá, intercambiando opiniones, a las siguientes preguntas.

A partir del análisis de los anteriores textos ¿cómo caracterizaría este inglés a la población que habita en Buenos Aires? ¿cómo define el autor a la yerba? ¿por qué lo hace de ese modo? ¿cómo califica la costumbre de tomar mate? ¿por qué? ¿qué dice del sabor del mate? ¿con qué lo compara? ¿por qué lo ve con desagrado en manos de las mujeres?

¿Qué opina de la carne de vaca, de su consumo y de los modos de prepararla? ¿con qué la compara? ¿qué dice de los gauchos? ¿cómo caracteriza a los perros? ¿cómo describe a las ratas argentinas y a las inglesas?

En cada caso, ¿está describiendo o juzgando (abriendo juicios de valor)? Si hay juicios de valor, ¿en qué se apoyan?

A partir de la puesta en común de las ideas que surjan del intercambio, le sugerimos realizar una exposición para describir las características básicas del etnocentrismo, el exotismo y el relativismo. Y, también, que dialogue con sus alumnos sobre la posibilidad de formular algunos criterios universales que permitan el respeto de la diversidad sin caer en posturas relativistas extremas.

Cierre de la actividad

En forma individual, cada alumno se pondrá en el lugar de un joven inglés que, debido a un intercambio educativo, vive una temporada en la casa de una familia argentina de hoy. El ejercicio consistirá en escribir las cartas que este joven enviaría a su familia describiendo las costumbres del lugar desde una visión etnocéntrica, desde una exotista y desde una relativista. Finalmente, los alumnos leerán a sus compañeros las cartas que escribieron y tratarán de llegar a una conclusión acerca de las diferentes consecuencias de las actitudes etnocéntrica, relativista y exotista.

Teniendo en cuenta la diversidad de costumbres existente en nuestro país, podría llevarse a cabo una actividad similar a la descripta más arriba, pero esta vez pidiendo que los alumnos se pongan en el lugar de un habitante de una provincia que va a visitar otra provincia (por ejemplo, un porteño que visita una localidad de la provincia de Jujuy).

Sugerencias

Los alumnos también pueden buscar en textos de literatura, historia o geografía, situaciones similares a la trabajada e incluso, podrán hacerlo relevando videos documentales o films pertinentes.

Entre los textos que usted puede sugerirles, se presentan diversos clásicos de la literatura universal y de la iberoamericana y argentina. Los relatos de Marco Polo, Heródoto, Estrabón. Los viajes de Simbad, en Las mil y una noches, de Ulyses, en la Odisea, o de los argonautas, en la Eneida. Los diarios de Cristóbal Colón y sus tratamientos literarios en Claudel, Carpentier o Roa Bastos. Los viajes de Magallanes en el Magallanes de Stefhan Sweig. Las crónicas de Bernal Díaz del Castillo o los Naufragios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Los Viajes de Gulliver de Johnathan Swift y el cuento El informe de Brodie, de Borges, donde Lemuel Gulliver visita un extraño lugar.

Los recorridos de Don Quijote y la reconstrucción contemporánea de su itinerario realizada por Azorín en La ruta del Quijote. El Facundo o los Viajes, de Sarmiento. Su visión de los gauchos y la que luego nos dan José Hernández, Eduardo Gutiérrez (Juan Moreira), Lugones (La guerra gaucha, El payador), Güiraldes (Don Segundo Sombra), Benito Lynch (Los caranchos de La Florida o El romance de un gaucho), Borges (por ejemplo en Los gauchos, de Elogio de la sombra) o Bioy Casares (Memoria de La pampa y sus gauchos). Además podrá consultar la visión del indio en Martín Fierro y en Una excursión a los indios ranqueles.