Disciplinamiento y reorganización de la sociedad argentina (1976-1995)
Disciplinamiento y reorganización son dos conceptos que definen y
sintetizan los resultados de las transformaciones implementadas por la
dictadura militar en los planos económico, social, político y cultural
ideológico, entre 1976 y 1983. En la etapa que se abrió en
1976, el proceso de disciplinamiento alcanzó al conjunto de la sociedad
argentina. No se trató sólo de recuperar la obediencia de aquellos que
desconocían la autoridad política o económica de los gobernantes o los
capitalistas. Se trató, además, de eliminar cualquier oposición al
proyecto refundacional que tenían los funcionarios militares y civiles
del gobierno militar, inspirado en las tendencias ideológicas,
económicas y políticas, de la época. Pero esta vez, eliminar la
oposición significaba eliminar físicamente a las personas que sostenían
ideas contrarias. El sometimiento de la sociedad argentina a la
violencia del terrorismo de Estado y del libre mercado alentado por el
neoliberalismo económico provocó víctimas de diverso tipo. Miles de
adultos y cientos de niños desaparecidos…; muchos otros, muertos,
torturados, exiliados, amenazados, asustados… Pero también, cientos de
miles de argentinos expulsados del mercado de trabajo, urbano y rural,
sin recursos suficientes para satisfacer las necesidades básicas de su
familia. El disciplinamiento tuvo alcances inéditos porque
incluyó no sólo a los sectores populares obreros y trabajadores, sino
también a una parte de los sectores capitalistas. Antes que reencauzar
el desarrollo de los conflictos sociales en el marco de las
instituciones políticas, la dictadura militar que se desarrolló entre
1976 y 1983 se propuso hacer desaparecer la fuente de esos conflictos.
Desde el punto de vista de los jefes militares y los tecnócratas y los
civiles que los apoyaban, el origen de los conflictos sociales en
Argentina estaba relacionado con el desarrollo de la industrialización.
Declararon que era una actividad económica sostenida artificialmente por
la intervención del Estado. Esto motivó, afirmaban, un exagerado
crecimiento del aparato estatal y el fortalecimiento de un movimiento
obrero organizado y dispuesto a defender sus derechos e intereses por
diversas vías. En este contexto, la apertura de la
economía fue, sobre todo, una decisión económica que perseguían
objetivos políticos y sociales: transformar las relaciones entre los
empresarios y los asalariados industriales urbanos. Según entendían los
hombres de la dictadura, las luchas entre estos sectores por la
distribución de la riqueza eran la causa de la persistente inflación que
azotaba a la economía argentina. Sostenían también que la falta de
estabilidad impedía la llegada de las inversiones extranjeras, a las que
consideraban requisito para la esperada reactivación económica. Además
de la represión y silenciamiento, las políticas de la dictadura
generaron condiciones favorables para la especulación financiera, un
gigantesco endeudamiento externo y la comisión de delitos económicos
por parte de funcionarios públicos y empresarios del sector privado… Y
finalmente, la estatización de la deuda externa para obtener
beneficios particulares por la vía de la especulación y no de
inversores productivas.
María E. Alonso, Roberto Elisalde, Carlos E. Vázquez
(1998).
Argentina: La historia del siglo XX.
Buenos Aires: Aique.