“Persecución”, de Luis Mateo Díez

Enciendo un pitillo, miro por la ventana y vuelvo a verle. Tantos años persiguiéndome. Un acoso que se mantiene insoslayable de la mañana a la noche como si el perseguidor se confundiese con mi sombra. Saber que es él no me importa, pero estar convencido de que esto puede durar toda la vida es terrible. Si al menos no vistiera como yo, si no usara mi gabardina y mi sombrero y abandonase esa costumbre de saludarme con mi propia sonrisa cuando le miro...