Resumen

Si tenemos en cuenta que el tránsito es un sistema organizado y conformado por los seres humanos, al hacer educación vial o del transeúnte trabajamos para generar un conocimiento motivador de actitudes y conductas responsables y solidarias en la vía pública.

Para que estos aprendizajes se concreten desarrollamos actividades participativas, con la modalidad de talleres, donde el alumno es el verdadero protagonista de la acción, procurando estimular su capacidad reflexiva y de observación para la resolución de situaciones problemáticas, partiendo de su nivel madurativo y de la realidad en la que vive y que le es significativa, para ampliar sus horizontes y brindarle nuevas posibilidades para su vida comunitaria.

Objetivos

Que los alumnos logren:

Año escolar sugerido: 4° y 5°

Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP)

Descripción

  1. Prepare junto con sus alumnos el lugar en el que se desarrollará la actividad, motivándolos con el desafío de "hacer el tránsito en el aula". Con sus sugerencias y los elementos disponibles (mesas y sillas) los chicos arman una "ciudad". Ubique los bancos en el aula de manera que se diferencien zonas cuadradas, ocupadas por ellos, que representarán las manzanas y sendas para circulación (preferentemente estrechas). En esta configuración del espacio es necesario no diferenciar calle y vereda, ni colocar señalizaciones ni normas. Si surge la propuesta en los chicos indique que "por ahora no" y proponga imaginar qué edificación compone cada manzana y "armar entre todos la ciudad".
  2. Proponga a los chicos lo siguiente: "Cada uno de ustedes será alguien que circula por la calle. Elijan quién quiere caminar (ser peatón) y quién quiere andar en auto (representarán que son conductor y vehículo a la vez). Pueden elegir el vehículo que prefieran: moto, camión, bicicleta, etc. Tienen que presentarse y presentar el vehículo elegido. Cuando escuchen "¡andando!" cada uno dejará su casa imaginaria, y echará a andar por las calles en cualquier dirección y velocidad... pero, atención, cuando escuchen "¡más rápido!" acelerarán. Y al escuchar "¡suficiente!", deberán detenerse. Será el fin del juego.
  3. Ya sentado cada uno en su lugar, invite a los chicos a hacer comentarios a partir de algunas preguntas: ¿cómo se sintieron?, ¿qué pasó aquí?, ¿por qué pasó?

Oriente el diálogo motivando la observación de los chicos sobre: características de la circulación que se generó, situaciones de choque y/o conflicto, causas de estas situaciones (por falta de espacio, porque no había semáforos, mano y contramano).

Luego de este intercambio, señale algunos conceptos que se han estado trabajando: "En el juego reprodujimos por un ratito el tránsito en la vía pública. Descubrimos que este es un 'sistema' formado, principalmente, por todos los que circulan por ella, ya sea por la calzada o la vereda. Decimos que es un sistema, porque la conducta de cada uno influye y condiciona la conducta de los otros. En el tránsito interdependemos unos de otros como hemos visto en situaciones ocurridas en el juego. Diferenciando el juego de la realidad, podemos darnos cuenta de que aquí los roces o choques fueron divertidos, pero en la vía pública pueden ser muy peligrosos. Entre todos, piensen qué cosas pueden provocar accidentes y qué cosas ayudan a evitarlos".

A partir de las reflexiones de los chicos, el docente introduce el tema de la importancia de que exista un ordenamiento del tránsito (por medio de mano y contramano, semáforos, pasos peatonales, etc.), y que todos (peatones, ciclistas, automovilistas, etc.) conozcan y respeten las normas y señales, que permiten que en el sistema del tránsito todos puedan moverse con seguridad. Porque entrar al espacio compartido de la vía pública no es un juego, es cosa seria.

Esta propuesta es una adaptación de la que se halla en María Cristina Isoba, revista Luchemos por la Vida, Nº 0, Año 1, 1994.