Participar implica "formar parte" y "tomar parte". Así, se forma parte de algo que va más allá del sujeto participante: de un grupo, una organización, una colectividad. Y se toma parte en las acciones del grupo: mediante la necesidad de informarse, del diálogo, del debate, de la deliberación, del voto, del control, del seguimiento y de la ejecución de la obra, del asumir responsabilidades. El derecho a la participación es un derecho inclusivo e implica el reconocimiento, ejercicio y promoción de una serie de derechos (el derecho a la libre expresión, a ser escuchado, a tener voz y voto, a reclamar y controlar el cumplimiento de las normas, a criticar, a reunirse y asociarse, a informarse para la toma de decisiones).
Por todas estas razones, la participación se refiere a actos deliberados y conscientes y se vincula con el derecho de todo ciudadano a construir responsablemente la realidad en la que vive en relación con los otros. Participar en la escuela es una acción social y los alumnos tienen, en la escuela, variadas formas de manifestar su participación. Ellos participan cuando se les informa sobre los temas que los afectan, cuando se les permite y se promueve que expresen sus opiniones, cuando pueden influir en algunas decisiones aunque no tomarlas (por ejemplo, es el docente quien toma la decisión sobre la implementación del currículum, pero los alumnos pueden influir proponiendo actividades, algunos contenidos de las asignaturas o talleres).
Asimismo, los alumnos participan cuando toman decisiones en asuntos grupales internos (por ejemplo, cuando deciden sobre el funcionamiento del grupo para realizar una tarea de investigación, cuando eligen representantes del aula) o en asuntos referidos a la escuela que involucran directamente a toda la población escolar (por ejemplo, la distribución de espacios durante los recreos, la organización de eventos, la resolución de conflictos).
A medida que transcurre la vida escolar, es deseable que el grado de participación vaya en aumento. Pues, de este modo, se promueve que los chicos desarrollen su autonomía y el ejercicio de la responsabilidad tanto personal como grupal.
Esta actividad se propone instalar la reflexión sobre la necesidad de implementar o de controlar el funcionamiento de los mecanismos institucionales para que los alumnos participen activamente en el gobierno de la escuela. Esta participación se traducirá, durante la actividad, en forma de control. Ya que controlar el cumplimiento de las normas es una forma de participar. El propósito específico de la actividad será reflexionar sobre la promoción de los derechos, sobre su grado de cumplimiento y sobre las causas de su incumplimiento, colocando los logros y las afectaciones de los derechos en orden de importancia para que los niños y el docente traten de proponer cursos de acción que eviten su incumplimiento (se empezará a trabajar por los casos más graves de afectación de derechos).
Para que la reflexión sobre el cumplimiento de los derechos dentro del aula sea sincera y para que todos tengan derecho a hablar y a ser escuchados, sugerimos que usted plantee la actividad a través de un juego, por ejemplo del "juego del naipe de los derechos respetados y no respetados".1 Este juego, a través de sus reglas, garantiza el derecho a la igual participación de todos.
En primer lugar, los niños formarán equipos de no más de cinco participantes. Luego, cada equipo recibirá un número determinado de tarjetas (cartas o naipes). Previamente, usted habrá completado cada una de esas tarjetas mediante la redacción de un derecho. Durante esta tarea, podrá hacer especial referencia a la realidad concreta de su grupo y de su aula. Luego, si usted lo considera conveniente, podrá exhibir a los chicos una lista de derechos, que servirá para enriquecer la actividad o, especialmente, para aquellos cursos en los que no se hayan celebrado acuerdos previos en el aula. A continuación, le presentamos un ejemplo de este tipo de listas.
Derechos de los niños y niñas del aula
- Tengo derecho a estar contento y a que me traten con cariño en esta sala. (Esto significa que nadie se va a reír de mí, ni me va a ignorar ni va a herir mis sentimientos.)
- Tengo derecho a ser yo mismo en esta sala. (Esto significa que nadie va a ser antipático conmigo por ser gordo o delgado, rápido o lento, chico o chica, por mi color de cabello o de piel, por mi vestimenta, por mi religión, por mi forma de hablar, por mi condición económica.)
- Tengo derecho a sentirme seguro en esta sala. (Esto quiere decir que nadie me va a pegar, empujar, golpear ni pellizcar.)
- Tengo derecho a escuchar y a ser escuchado en esta sala. (O sea que nadie va a chillar, vociferar o dar alaridos en esta sala y que mis deseos y opiniones serán tenidos en cuenta en todos los planes que hagamos.)
- Tengo derecho a aprender a conocerme en esta sala. (Esto significa que voy a ser libre de expresar mis opiniones y sentimientos sin ser interrumpido ni castigado.) 2
- Tengo derecho a tener las mismas oportunidades de aprendizaje en esta sala. (Es decir que cada uno de nosotros tendrá acceso a los mismos conocimientos y se respetarán nuestros tiempos para aprender.)
Tomando en cuenta esta lista, cada equipo de chicos conformado por cinco participantes recibirá 35 cartas. Por lo tanto, cada alumno recibirá seis tarjetas con cada uno de los derechos y una séptima carta en blanco. En cada una de las cartas el derecho que contiene deberá poseer un número del uno al seis que se corresponda con el número que ese derecho tiene en la lista, para que más tarde, durante el transcurso del juego, los derechos puedan ser identificados rápidamente.
Por otro lado, cada equipo de alumnos deberá nombrar a un delegado o coordinador al que se le asignará la tarea de llevar por escrito un registro del avance del juego.
¿Qué hemos logrado?, ¿qué queremos lograr?, ¿cómo se puede lograr?,
¿cuáles son las causas del incumplimiento de los derechos?, ¿cuál de todas estas causas
consideran que es la principal?, ¿qué podemos hacer para mejorar el respeto de los derechos de todos
dentro del aula?, ¿qué esperamos que haga el docente para que se mejore el cumplimiento de estos
derechos?
Usted podrá concluir esta actividad invitando a los alumnos a celebrar un nuevo acuerdo, que puede surgir precisamente del control que se alcanzó mediante el juego. Si esto se logra, será importante subrayar las siguientes conclusiones:
Los chicos suelen entusiasmarse con la idea de organizarse para debatir y darse mutuamente normas. Tenga en cuenta que el único peligro que reviste esta actividad será caer en el error de proponerles a los alumnos una "pseudoparticipación", es decir, que pasen a participar en cuestiones que ya han sido decididas previamente y donde no se consideren sus opiniones ni para la elección de la decisión ni para su fundamentación.
Por otro lado, el presente juego puede ser adaptado para el trabajo del aula. Entonces, en lugar de formar equipos, usted y los niños se pueden sentar en círculo formando un solo grupo. De esta forma, será usted quien desempeñe las tareas de coordinador, anotando los resultados de cada una de las vueltas.
Otra posibilidad más simple será limitar el número de vueltas y proponer, por ejemplo, que se realicen las vueltas del derecho más respetado y del derecho menos respetado. Si usted no busca durante esta actividad trabajar el tema de la argumentación, entonces, no será necesario que pida a sus alumnos que expliquen la razón sobre la elección de sus cartas y bastará con que cada chico escoja y presente sus cartas en cada vuelta.
2. Los cinco primeros derechos fueron sacados de una actividad propuesta en: Reardon, B., "La tolerancia: umbral de la paz", Unidad para la enseñanza primaria, Santillana-Unesco, Madrid-París, 1999, pág. 72.