Fotografía de metrónomos

Metrónomo: instrumento usado en música para medir el tiempo e indicar el compás.

Tradicionalmente la música es pensada como una sucesión de sonidos y silencios ordenados en el tiempo, y se entiende el silencio como ausencia de sonido, como el espacio en el que este se inserta.1 En ese contexto, es el ritmo quien establece la manera en que sonidos y silencios se suceden en el tiempo, en otras palabras, fija la duración de las intervenciones, organizando su encadenamiento.

Debido a que la mayor parte música occidental se organiza alrededor del metro (patrón de unidad de tiempo fijo), gran parte de la enseñanza del ritmo se centra en la música pulsada. Sin embargo, existe otra manera de organización de mayor libertad rítmica, que caracteriza a expresiones musicales de diversas culturas orientales (cantos africanos, árabes y asiáticos), y a gran parte de la música del siglo XX. El término ritmo libre se emplea para denominar esa falta de estructura métrica regular.

Generalmente en la escuela se enseña el concepto de silencio como pausa musical. Por su parte al ritmo habitualmente se lo aborda considerando únicamente expresiones de ritmo métrico o pulsado. El propósito de esta ficha es acercarse a dichos fenómenos desde una perspectiva más amplia. En ese sentido, la propuesta es descubrir la naturaleza del silencio y explorar el ritmo tanto en el propio cuerpo y el entorno como en canciones y músicas diversas.

Contenidos

Propuestas de trabajo

¿Y dónde está el silencio?

Como hemos señalado, frecuentemente en la escuela se enseña el concepto de silencio homologándolo a la idea de ausencia de sonido. A fin de explorar las propiedades del silencio, es interesante organizar una actividad en la que los alumnos busquen hallarlo a su alrededor. Para hacerlo, sugiera que la clase permanezca en silencio y que cada uno anote y describa las características del mismo.

Mediante esta actividad, los alumnos descubrirán lo escurridizo que es el silencio. Comprobarán que al tratar de escucharlo, habrán percibido toda clase registros sonoros: sus manos rozando contra el papel al escribir, los latidos del corazón, su respiración, los sonidos del cuerpo.

Al intentar escuchar y conocer el silencio, los alumnos confirmarán que se trata de una empresa imposible. Aún cuando la clase logre acallar todos los ruidos y sonidos del entorno aúlico y/o escolar, no encontraría el silencio porque al desalojarlos emanarían otros que habitualmente permanecen tapados y escondidos: los sonidos están tanto a nuestro alrededor como dentro nuestro.

Eso fue lo que comprobó el compositor norteamericano John Cage cuando, buscando hallar el silencio añorado, penetró en una cámara anecoica (recinto a prueba del sonido) y experimentó anonadado que escuchaba su propio sistema nervioso funcionando y su sangre en circulación. "El silencio no existe. Siempre está ocurriendo algo que produce sonido."2

Nuestro reloj interior

Para continuar con esta modalidad de acercamiento, le sugerimos abordar el fenómeno del ritmo, incentivando a los alumnos a descubrir el cronómetro que ellos mismos llevan dentro.

Si prestan atención, los alumnos percibirán el tic-tac de sus corazones. Se les puede sugerir que prueben distintas maneras de registrar las pulsaciones. Ellos podrán comparar la posibilidad de percibir su ritmo con el tacto (apoyando las yemas de sus dedos en la muñeca o en el cuello) y con el oído (para ello tendrán que apoyarlo en el pecho de un compañero y escuchar sus latidos).

Puede pedirles que describan lo que escuchan y, a través de los latidos del corazón, podrá abordar el tema del ritmo y su organización en pulsaciones regulares. Así como los latidos del corazón dividen la duración del tiempo en unidades proporcionadas y constantes, el pulso organiza la música, funcionando como una grilla o malla sobre la que el devenir temporal se estructura.

Casi toda la música occidental organiza el tiempo por medio de pulsaciones que ocurren regularmente. Si el tiempo fuera una superficie, el ritmo regular sería como estrías, es decir, como huellas que acanalasen el espacio en unidades fijas. Al igual que el tic-tac del reloj mecánico, que vuelve una y otra vez por intervalos de tiempo regulares, las pulsaciones de nuestro corazón son un ritmo regular.

Ritmo libre y ritmo métrico

Para abordar estos dos modos de organización rítmica, proponemos elegir un repertorio diverso que agrupe obras de distintos grados de complejidad rítmica e incluir tanto ejemplos que se estructuren sin una métrica perceptible como obras métricas. Para ello se pueden introducir algunos géneros de la India, África u Oriente y/ o de canto litúrgico cristiano, judío, islámico y budista.

Le sugerimos comenzar con el tango "Mi Buenos Aires querido", por ser un ejemplo dentro del repertorio popular argentino que contiene en sí mismo ambos tipos de ritmo:

A B B
Mi Buenos Aires querido... El farolito de la calle... Hoy que la suerte...
C B B
Mi Buenos Aires tierra florida... La ventanita de mi calle... En la cortada más maleva...
A
Mi Buenos Aires querido...


Ritmo libre

Ritmo métrico

Ritmo libre

Al hacer escuchar a los alumnos el tango, puede proponerles que, al igual que los instrumentistas cuando estudian una obra, golpeen con el pie, castañeteen con los dedos o palmeen el latido parejo que les sugiera la música. Mientras en la parte A -que es una suerte de introducción y cumple la función de conclusión al final- les resultará imposible encontrar una estructura métrica perceptible y, consecuentemente, no podrán golpear o palmear el pulso, tanto en la parte B como en C podrán marcar una pulsación constante "al compás " de lo que escuchan. Por lo tanto, A será una sección de ritmo libre mientras que B y C serán ejemplos de ritmo métrico.
La idea es que continúen escuchando diversas músicas y canciones, utilizando la misma modalidad de acercamiento para descubrir si se trata de ejemplos libres o pulsados. A través de esta experiencia, los alumnos se familiarizarán con estos dos modos de organizar el ritmo.

1. Cabe aclarar que el código del lenguaje musical contemporáneo hace un uso particular del silencio que no abordaremos en esta propuesta.

2. Cage, John. Silence; lectures and writings. Wesleyan University Press, Connecticut, 1961.