La capacitación continua es un requerimiento sustancial en cualquier ámbito, y se alinea dentro del paradigma educativo predominante del siglo xxi, que pone el acento en el aprender a aprender, y en cómo aprender permanentemente por cuenta propia, en cualquier tiempo y lugar.

Es un modelo que toma en cuenta las competencias que se requieren para desempeñarse con éxito en este siglo, y que considera tanto a la educación formal como a la no formal. Prioriza la capacidad del hombre de aprender en distintas circunstancias y contextos, más allá de la frontera de las instituciones escolares y académicas.

El avance de las tecnologías de la información y la comunicación dio lugar a la conformación de nuevos espacios para el aprendizaje, como los campus virtuales, las redes sociales y las comunidades de conocimiento. Estos escenarios se caracterizan por potenciar el aprendizaje en colaboración, en cualquier tiempo y lugar y en distintos ámbitos de aprendizaje, formal y no formal.

Antes del surgimiento de la Web 2.0, el uso de las TIC en la educación ya tomaba diversas formas que buscaban descubrir y desarrollar nuevas maneras de enseñar y aprender. El e-learning se dirigió a los estudiantes con modelos pedagógicos que los consideran como los verdaderos protagonistas de su proceso de aprendizaje. En aquel momento se pensaba que el modelo educativo vigente era incapaz de dar respuesta a las necesidades y características propias de los procesos de enseñanza y de aprendizaje en los nuevos entornos virtuales: "el principal problema con que toparán los nuevos desarrollos no será tanto el de las limitaciones de las tecnologías, como el de la falta de un adecuado marco psicopedagógico que permita generar unas estrategias de enseñanza y aprendizaje apropiadas" (Harasim y Hiltz, 1995, en Tiffin, J. en En busca de la clase virtual, España, Paidós, 1997).

Con el transcurso de los años, y a medida que la tecnología se hacía más "ordinaria" y el e-learning crecía (en cuanto a oferta y reconocimiento), ciertos interrogantes encontraron respuestas en experiencias desarrolladas en universidades y centros de estudios.

Dentro de la corriente de líneas psicológicas y teorías del aprendizaje cognitivistas y constructivistas fue delineándose un marco teórico para los nuevos escenarios educativos, que dio lugar al surgimiento de modelos pedagógicos para el e-learning.

Así, por ejemplo, los educadores Daniel Prieto Castillo y Peter Van de Pol comparten con sus lectores una mirada acerca de los recientes desafíos para la promoción y el acompañamiento del aprendizaje. En el libro E-learning. comunicación y educación. El diálogo continúa en el ciberespacio reflexionan acerca del vínculo entre el e-learning, la comunicación y la educación, y describen ciertos conceptos e ideas que consideran importantes a la hora de hablar de procesos de aprendizaje.

Reconociéndose como deudores del pensamiento de Paulo Freire, con una postura definida en relación a la línea de e-learning de sus proyectos actuales, basada en una pedagogía de la participación, el respeto por la cultura y la experiencia de los aprendizajes y el interaprendizaje, exponen y adhieren a ciertos conceptos que resultaron fundamentales en sus experiencias, como la mediación pedagógica, el texto paralelo y el aprendizaje colaborativo, entre otros.

La mediación pedagógica es la tarea de promover y acompañar el aprendizaje. Consiste en tender puentes entre el estudiante (considerando su historia personal, su vida cotidiana, su cultura) y el objetivo que se busca alcanzar a partir del aprendizaje y de la construcción personal y social.

El texto paralelo se caracteriza por el acompañamiento del proceso educativo mediante la redacción de un texto en el que se van volcando los productos de las experiencias de aprendizaje. Más precisamente, el seguimiento y el registro de ese proceso por parte del propio aprendiz.

Finalmente, en su filosofía pedagógica fomentan el aprendizaje colaborativo. Sostienen que el elemento sustantivo en el aprender del otro y con el otro es la comunicación, y una de las variantes de ese aprendizaje es la colaborativa. Dentro de este esquema se encuentra el interaprendizaje, lo que supone una comunidad; la comunidad es la condición de posibilidad del interaprendizaje. Impulsan siempre la creación de comunidades de aprendices, ya sea durante los cursos o bien a través de redes. La tarea de mediar con una concepción pedagógica no finaliza cuando los estudiantes abandonan las aulas.

Creemos que estos conceptos tan trabajados y utilizados por Castillo y Van de Pol bien pueden extenderse más allá de las fronteras de lo virtual para implementar esta metodología en las aulas, en las capacitaciones presenciales, sean formales o no. El aprendizaje colaborativo puede fomentarse desde la presencialidad, por ejemplo en trabajos y experiencias complementarias de aprendizaje; la mediación pedagógica debiera estar siempre presente en la práctica docente, y el texto paralelo es una buena postura para fomentar la autonomía en los procesos de aprendizaje.

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