Introducción

Las relaciones entre la sociedad y la tecnología son tan vastas que se las puede considerar tanto en un aspecto global, relacionado con el terreno del pensamiento, como en un sentido más restringido y aplicado.

Concepto amplio

Se relaciona con el hombre y sus modos de producir artificialidad en entornos culturales.

El concepto amplio de tecnología se alcanza a percibir en un esquema como el que sigue cuando, mediante un emergente -el objeto tecnológico- se procura mostrar la complejidad social que lo contiene.

Tomado de Gay, Aquiles (2002)
¿Qué entendemos por Objeto Tecnológico?
Córdoba (Argentina), Funag, 2002.

Pero el concepto adquiere una dimensión diferente cuando se vincula el modo de pensar tecnológico a la complejidad del pensamiento humano y a las incidencias que la racionalidad tecnológica tendría en el tejido del cuerpo social, al menos en sociedades que tienen o aspiran a tener una estructuración marcada por la impronta de la tecnología.

Estamos ante el problema de la capacidad de la racionalidad tecnológica para afrontar los nuevos problemas del pensamiento. Abogamos por la idea de que la racionalidad tecnológica influenciará especialmente sobre la racionalidad heredera de la Modernidad, y hemos llegado también a la conclusión de que el entendimiento de la complejidad constituye uno de los asuntos más comprometidos, a nivel general, de la razón moderna al final de su camino histórico. Indudablemente, cualquiera puede constatar que la organización de la sociedad contemporánea se apoya necesariamente sobre la tecnología, y que la informatización es una llave esencial para hacer funcionar el conjunto del sistema social. Además, nadie podrá negar que la complejidad de las redes sociales en todas sus dimensiones ha aumentado de manera increíble durante los últimos decenios, es más, se ensancha continuamente de modo que sería ingenuo pensar en la posibilidad de desacelerar el proceso. Ahora bien, este es un hecho característico de la sociedad gracias a la virtualidad operativa contenida en el sistema tecnológico, y vale decir que sin desarrollo tecnológico este fenómeno no se habría producido. Por eso parece, al menos en una primera aproximación, que la racionalidad inmersa en la técnica no sólo puede tener éxito frente a la complejidad, sino que también se ha convertido en el instrumento que garantiza la supervivencia y el crecimiento continuo del conjunto del sistema social. En esta dirección, la virtualidad epistemológica general de la racionalidad tecnológica parecería la solución más a la mano del problema global de la complejidad. Pero las cosas no están tan claras si se pregunta seguidamente acerca de la forma en que la racionalidad tecnológica trataría realmente de resolver dicho problema. Si el instrumento esencial que garantiza el funcionamiento del sistema sociotécnico es el subsistema informático, entonces el modo de encarar el tema de la complejidad será el de la controlabilidad, o sea, se buscará el control de las actividades del sistema según los límites establecidos por sus fines. Lo que significa que, a este nivel, la racionalidad tecnológica se transformaría en racionalidad cibernética prima facie, es decir, en una racionalidad cuyo objetivo principal sería el control de las operaciones del sistema e incluso de sus elementos humanos. Así, lo que garantizaría la racionalidad tecnológica sería el equilibrio social en su funcionamiento. La complejidad vendría, por así decir, dominada en forma de controlabilidad, y lo que interesaría sería de nuevo la eficacia general del conjunto de la red humana y social. En otros términos: se trataría de la racionalización de la complejidad mirando a su vertiente operativa, útil y funcionalista. Todo ello, por supuesto, no es despreciable, dado que, en verdad, resolvería muchos problemas básicos de la vida humana actual. Pero no se debe olvidar que los fines del conocimiento humano, como se ha expuesto antes, son pragmáticos y teóricos, y la controlabilidad se refiere obviamente a los primeros, es decir, a los fines relativos al dominio de lo real y a la adaptación del conocimiento a la necesidad de señorear el mundo. Por tanto, se puede afirmar que la racionalidad tecnológica, en principio, lograría éxito respecto al problema de la complejidad desde el punto de vista de los fines pragmáticos del conocimiento humano. Pero ¿qué ocurriría con los fines teóricos?

Adaptado de Queraltó, Ramón. Ética, Tecnología y valores en la sociedad global. Madrid Tecnos, 2003.

Concepto restringido

Se relaciona con las formas específicas de producir conocimiento en el ámbito de una especialidad técnica. En ese sentido, la tecnología se entiende como:

Como se ve, el concepto restringido de "tecnología" está muy lejos de ser simple o reduccionista. Asume la complejidad y la integra; no necesariamente se interna en un planteo epistemológico que dé cuenta de los modos intrínsecos de su accionar.

El siguiente ejemplo es ilustrativo al respecto y muestra la complejidad del análisis, aun en términos restringidos.

Análisis gráfico del cocnepto restringido de tecnología

Tomado de Mundt. J.C. Complejidad y Sistemas (apuntes de cátedra). Buenos Aires: Universidad del Salvador, 2004.