El diario de Adán y Eva, de Mark Twain (fragmento)

LUNES: La nueva criatura dice que su nombre es EVA. De acuerdo, no tengo nada en contra. Dice que el nombre vale para llamarla, cuando quiero que venga. Le he contestado que, entonces, es superfluo. La palabra, evidentemente, ha aumentado su respeto hacia mí, y, efectivamente, es una parlanchina, y no se acobarda repitiéndolo. Dice que es ‘ella’ y no ‘ésta’. Esto, probablemente, es dudoso, aunque para mí la cosa es completamente indiferente. No me importaría absolutamente nada lo que es, si sólo se interesara de sus cosas y no hablase […] SÁBADO: El martes pasado, por la noche, me he escapado; he caminado durante dos días, me he construido otro refugio en un lugar apartado y he tapado las huellas lo mejor que he podido, pero ella me ha encontrado con la ayuda de un animal que ha domesticado y que llama lobo. Ha llegado aquí emitiendo una vez más ese sonido lamentable y echando agua por los agujeros con los que mira. He tenido que volver otra vez con ella, pero volveré a emigrar, muy pronto, en la primera ocasión. Ella se preocupa de un montón de estupideces; entre otras, por qué los animales llamados leones y tigres se alimentan con hierbas y flores, mientras que –dice ella– su tipo de dientes indicaría que han sido creados para comerse unos a otros, algo que introduciría, si no estoy equivocado, lo que se llama ‘muerte’. Y la muerte, por lo que tengo entendido, no ha entrado aún en el parque […] MARTES: Me ha dicho que ha sido creada con una costilla sacada de mi cuerpo. Esto es dudoso, por no decir algo más gordo. A mí no me falta ninguna costilla… Ahora está muy preocupada por el milano. Dice que la hierba le asienta mal, y tiene miedo de que no pueda sacarlo adelante; piensa que el milano ha sido creado para comer pescado podrido. El milano tiene que salir adelante con lo que hay. No podemos poner patas arriba todo el sistema para dar satisfacción al milano.”