A lo largo de la historia, los seres humanos hemos ido aprendiendo que necesitamos de los otros para vivir. Cada uno de nosotros es portador de una historia personal que nos distingue de los demás y, al mismo tiempo, las necesidades comunes y la posibilidad de entendernos mutuamente nos igualan.
La vida en sociedad nos ha ido enseñando a los hombres y a las mujeres que la percepción y la satisfacción de las propias necesidades conlleva el reconocimiento de las ajenas, y que podemos ejercer la solidaridad participando activamente en pro de estos objetivos. Además, sabemos que la relación entre pares y la formación de grupos ayudan a encontrar respuestas que permiten satisfacer las necesidades de las personas.
En el marco de la enseñanza de la solidaridad desde la acción, la actividad que desarrollamos a continuación aborda, en primer lugar, la problemática global de las necesidades humanas básicas y, luego, se centra específicamente en una de ellas: la de recreación. Se ha seleccionado este tema atendiendo a la etapa evolutiva que caracteriza a los alumnos que transitan este ciclo. Desde esta perspectiva, la recreación responde a una necesidad que manifiestan los chicos y mediante la cual pueden intervenir comunitariamente aportando su trabajo.
Especialmente durante este ciclo, educar en la solidaridad requiere, más que la reflexión conceptual, el desarrollo de acciones concretas, tanto en el plano de lo personal como de lo grupal, lo escolar y lo comunitario. En este sentido, la metodología propuesta es la del aprendizaje servicio, que permite la integración del servicio comunitario a los contenidos curriculares. Desde esta pedagogía de la enseñanza, los alumnos adquieren una mejor comprensión del contenido académico, aplicando competencias y conocimientos que se orientan en beneficio de la comunidad.
La propuesta apunta a que los alumnos puedan reflexionar y tomar conciencia acerca de sus propias necesidades básicas, reconociendo que -en gran parte- éstas son similares a las necesidades de los otros. Se propone aprovechar la oportunidad para relacionar el concepto de "necesidades básicas" con la idea del "derecho" de todas las personas a tener esas necesidades básicas satisfechas y de reconocer quiénes son aquellas personas que deben velar para que esto así sea. Se propiciará, además, que la reflexión sobre esta temática sensibilice a los niños hacia aquellas acciones solidarias y participativas que, en la comunidad escolar y en la comunidad cercana, es posible realizar personalmente o junto con otras personas.
Sugerimos iniciar la actividad con la lectura del cuento: "Buena gente", del libro El niño envuelto de Elsa Bornemann1. Cuando usted complete la lectura, será interesante recoger las opiniones de los alumnos acerca de la conducta del ratoncito y destacar su manera de resolver las situaciones durante los sucesivos encuentros con los otros personajes del cuento. Usted también podrá resaltar espíritu solidario de todos los personajes en conjunto y subrayar cómo la satisfacción de sus necesidades individuales está al servicio de su participación en un hecho comunitario (el casamiento del protagonista en la plaza del pueblo). A partir de las necesidades expresadas por los personajes del cuento, también le sugerimos trabajar la idea de las necesidades que "todos los seres humanos tenemos": respirar aire limpio, recibir alimento y vestido, tener una vivienda, afecto, protección y recreación. Cuando los chicos hayan concretado este reconocimiento, usted podrá comenzar a reflexionar con ellos sobre quiénes son las personas o las instituciones que pueden contribuir a satisfacer esas necesidades. En este punto, será importante destacar que, junto con el cumplimiento de estos deberes que le compete al Estado, también intervienen otras personas, grupos e instituciones comunitarias (por ejemplo: en relación con los chicos se complementan la escuela, la familia, las organizaciones barriales y los amigos, entre otros actores).
Sería interesante que los chicos detectaran alguna necesidad vital de la comunidad escuela o de la comunidad barrial, especialmente relacionada con la niñez, para que pudieran aportar ideas. Le sugerimos algunas posibilidades que podrían desarrollarse: en relación con la necesidad de recreación, mejorar el uso del patio escolar o de las plazas y otros espacios de uso público; en relación con la protección en la calle, implementar clases de educación vial en la escuela. Como ejemplo, transcribimos una síntesis del proyecto de aprendizaje servicio titulado "Mi placita de ensueños", que fue realizado por el Colegio Domingo F. Sarmiento de la localidad de Achiras, Río Cuarto, Córdoba.
La plaza de la localidad de Achiras era un baldío sin atractivos, solitario y frío. Esta realidad comunitaria fue percibida por los alumnos de Primer grado, quienes, motivados por su docente, comenzaron el trabajo. Se les presentó a los alumnos la posibilidad de dirigirse al intendente de la ciudad, quien fue señalado por los habitantes del lugar como la autoridad responsable. El medio de comunicación elegido fue la correspondencia y, entonces, su realización se constituyó en una actividad planificada de lecto escritura. Los alumnos escribieron cartas al intendente donde le presentaron cuáles eran sus necesidades respecto de la placita: una calesita con música, juegos, flores y bancos para los padres y los abuelos. Las cartitas partieron hacia el Municipio, y fueron el puntapié inicial para una actividad que llevó a los niños hasta la radio local y que, finalmente, concluyó con la participación de toda la comunidad en la formación de canteros y otros trabajos de mejoras para la plaza, durante el Día de la Primavera.
La actividad que se concreta con una salida a la comunidad barrial, junto con todas las acciones que en ella se hayan podido realizar, será un excelente material para reflexionar nuevamente sobre el tema eje pero, esta vez, a la luz de una experiencia concreta. Por otro lado, seguramente esta iniciativa podrá ser el incentivo para otras actividades solidarias que se pueden efectuar desde la escuela.
Será imprescindible que cada maestro contextualice la propuesta de acuerdo con las características socioculturales y geográficas del medio en el cual está inserta su escuela.
Por otra parte, este tipo de actividades favorece la vinculación entre distintas áreas del aprendizaje, tal como se observó en el caso de la "placita", donde claramente aparecen contenidos de Formación Ética y Ciudadana, Ciencias Sociales, Lengua, Ciencias Naturales y Tecnología.
También es importante destacar que, desde este enfoque, pueden llevarse a cabo muchas prácticas habituales en las escuelas (tales como encuentros con representantes de las fuerzas vivas, visitas al barrio, plantación de árboles, cuidado de huertas.) y detectarse necesidades de la comunidad que conduzcan a la realización de proyectos de aprendizaje servicio donde se pongan de relieve la solidaridad y la acción comunitaria.
1. Elsa Bornemann, El niño envuelto, Buenos Aires, Ediciones Orion, 1988.
Si no fuese posible conseguir este cuento, se sugiere que el docente elija otro que por su temática o las
actitudes de sus personajes se adecue para iniciar el tratamiento de este tema con los alumnos.