Conversaciones con Valentín Moreno

Na pi'oxonaqpi

(Compilación de conversaciones con Valentín Moreno: Gladys Ojea Correcciones: Valentín Moreno y Felipe Cerón)

El más poderoso es 'oiquiaxai (el que tiene poder). No todo pi'oxonaq (médico) llega a ser 'oiquiaxai. Puede ser un médico que cuida la salud de todos los hermanos, un pi'oxonaq npel', un médico que ampara, que no daña, porque tiene ese mandato: curar; pero no es 'oiquiaxai.

Los pi'oxonaqpi pueden curar o dañar, pueden salvar vidas o matar. Cuando una persona está enferma va a buscar a un pi'oxonaq para que la cure, es su médico. Estos pi'oxonaqpi se llaman natannaxanaqpi.

Pero hay otros que hacen mal, que causan daño, los conaxanaxaicpi (los que agarran algo ajeno para hacer mal). Los conaxanaxaicpi dañan a otras personas. A la persona dañada se le dice n'onatac. Cuando una persona siente rabia por otra y quiere hacerle una maldad va a buscar a un conaxanaxaic para causarle daño (?aconot, "lo agarra"). El conaxanaxaic es el que inicia el trabajo y no siempre es posible que un pi'oxonaq lo revierta; la persona puede morir. Lo que sí puede hacer un pi'oxonaq es devolverle esa maldad a quien la hizo; es el 'enaxanaxaic (el que devuelve el mal). Los 'enaxanaxaicpi pueden devolver la maldad cuando ñaq qaividalec ("todavía pueden alcanzarlo"). En ese caso, todos se salvan; pero cuando mashi sa qaividalec ("ya es imposible alcanzarlo"), entonces la persona a quien le hicieron el mal y el conaxanaxaic que hizo la maldad mueren. De esta forma se van eliminando los pi'oxonaqpi.

El aspirante a pi'oxonaq

Para ser pi'oxonaq, hay una forma de trabajar. Un hombre, que es el que enseña, está con un grupo de chicos. Los chicos tienen que prestar mucha atención. El hombre les pregunta si se animan a trabajar con él y los chicos, niños o jóvenes, dicen que sí. A partir de ese momento, cuando el hombre habla, los chicos tienen que poner mucha atención. Esto sigue así casi una semana o más de una semana. Los chicos forman rondas, dan vueltas y vueltas, cantan y cada vez se entusiasman más. Entonces, cuando el hombre ve que los chicos están muy animados, va cambiando la conversación hasta que llega el momento en el que los chicos entienden cómo es el camino que van a conocer. Lo último es hacer unos cantos. Finalmente, llega un día en que el hombre dice: "Bueno, mañana tenemos un visitante, mañana a la tarde vamos a tener un visitante. No se asusten y no tengan vergüenza. Saquen toda esa vergüenza y vamos a hacer este trabajo". Entonces se reúnen, se agarran de las manos, forman una ronda grande y comienzan a hamacarse. Se hamacan y se hamacan hasta que viene un viento que los hace temblar. Primero tiembla uno, al rato tiembla el otro, hasta que después están todos como borrachos y empiezan a bailar. El hombre que les está enseñando está en el medio de la ronda.

Los chicos bailan y bailan y, sin darse cuenta, pierden la vergüenza y se largan, uno empieza a bailar por un lado y otro más allá. Después de más de una hora, se van volcando en el suelo y nace el cantito de cada uno, es parecido a un gallo que recién empieza a cantar, no sabe cómo pero canta. El hombre que les enseña les dice: "lárguenlo, lárguenlo" y después sale ese canto ( no'onec). Luego del canto, cuando todo eso termina, se reparten los chiguillaxai. Los chicos se los ponen en las muñecas, en los tobillos, en las rodillas para hacer ruido y se ponen también cintas rojas en la cabeza que hablan del mismo espíritu que está trabajando.

Valentín Moreno Y así, con ese ruido, empiezan a bailar, cada uno con su canto. Al final de todo esto, al otro día traen a una chica, la acuestan y de repente esta chica se desmaya, se queda quietita, parece muerta. (Esta es una prueba para los aspirantes a pi'oxonaq, la chica no tiene que estar realmente enferma, es sólo una voluntaria.) Entonces, después del desmayo, llaman a los chicos que se colocan alrededor de la chica y cantan. Cantando, cantando, llega el momento en que entran en éxtasis y todos ven que esta chica tiene un bicho adentro, no saben qué animal es, pero todos lo ven y cantan. Los chicos, en ronda y cantando, se acercan a la chica y se alejan, se acercan y se alejan, y cuando todo ese trabajo termina, el que les está enseñando, medio separado del grupo, les dice que abran la ronda porque va a salir eso malo que tiene la chica. Los chicos abren camino en donde están las piernas de la chica y un viento fuerte sale de ella y se va hacia el pajonal. La chica se levanta sin saber nada de lo que pasó, le dan un poco de agua y ya está curada. Después de que termina la prueba, se les muestran a los chicos diferentes elementos: una araña, una víbora, una piedra, un cangrejo, madera, sangre... Cada una de estas cosas representa una especialidad y el aspirante a pi'oxonaq tiene que elegir una. Entonces elige, por ejemplo, la madera, la hace rozar un poquito entre sus manos y la madera desaparece, es suya, entró en él y ahora es su nacheta'chec ("algo que recibió", su especialidad). Entonces todo termina y el hombre les dice: "Bueno, este es el trabajo de ustedes". No es un trabajo que se agarra para hacerle mal a otro sino para que la gente esté bien de salud. Pero sólo el pi'oxonaq sabe si va a usar su poder para curar o para hacer daño, ese es su secreto.

El aspirante que no quiere seguir puede renunciar. Para eso, agarra un perrito blanco y lo despedaza en el momento en que está en éxtasis junto con los demás. Entonces se moja los labios con la sangre del perrito. Y ya está afuera.